Marketing
Banksy, la subversión llevada a los hoteles
El artista callejero británico aterriza en la hotelería apostando por un destino complicado
Es una de las grandes figuras internacionales de la cultura pop de las últimas décadas, sus obras se han llegado a subastar por 1,8 millones de euros, ha “expuesto” en los museos más afamados del mundo, ha estado nominado a un Oscar y ahora, tras revolucionar e inquietar al mundo del arte se lanza a por la industria hotelera. ¿De quién se trata?
Pese a las especulaciones, nadie sabe quién es, sólo se le conoce por el seudónimo Banksy, la firma que utiliza para sus obras de arte callejero. Célebre e infame a partes iguales, este grafitero comenzó a ‘exhibir’ sus creaciones en las calles de Bristol (la que se cree su ciudad natal) y Londres, desquiciando a las autoridades británicas con sus actos de vandalismo.
Su trayectoria se ha caracterizado desde los comienzos por su humor ácido, su provocación y su carácter subversivo. Tras destacar en el panorama urbano de Reino Unido, la fama internacional le llegó en 2005, donde puso sus miras en el muro construido por Israel que delimita los asentamientos palestinos. Sus nueve pinturas sobre esta construcción declarada ilegal por la ONU se convirtieron en iconos para los contrarios a las políticas del estado hebreo, destacando la playa tropical a través del agujero o la niña que intenta saltar la valla utilizando globos.
Ahora y tras once años en los que ha tenido tiempo para buscarle las cosquillas a Disney, denunciar la crisis migratoria de Calais y abrir su propio parque de atracciones en Reino Unido, el carismático y misterioso artista británico ha vuelto a Palestina, poniendo sus ojos en la industria hotelera, aunque, eso sí, a su manera.
El hotel con las peores vistas
El destino escogido para abrir su primer hotel es Belén, en la región de Cisjordania (Palestina) y a tan sólo 9 kilómetros de Jerusalén. No obstante, se aleja del turismo religioso que caracteriza a la zona y que suele ser la principal motivación de los turistas que la visitan, para apostar por el arte subversivo y la denuncia social.
Con ‘The Walledoff’ (un juego de palabras que hace referencia al Hotel Waldorf) ponen el foco sobre el ya mencionado muro de Cisjordania. Y es que como Banksy y su equipo de colaboradores han destacado en su campaña promocional, las estancias cuentan con “las peores vistas del mundo”.
El establecimiento, que abrió las reservas a través de su página web el pasado 11 de marzo, cuenta con nueve habitaciones (que van desde los 60 a los 265 dólares la noche) y una suite presidencial (cuyo coste es de 965 dólares por noche), todas ellas equipadas con wifi, frigorífico, radio y aire acondicionado. Cada una de estos habitáculos está especialmente decorados por el propio grafitero de Bristol y artistas como Sami Musa y Dominique Petrin.
Ante las dudas que puede generar este nuevo proyecto, desde su página web aseguran que “es un art-hotel genuino con instalaciones sanitarias totalmente funcionales y con aparcamiento limitado”. Además, reseñan que estará operado por la comunidad local durante lo que resta de 2017, aunque si su aceptación es mayor se plantean la posibilidad de mantenerlo abierto de forma permanente.
Asimismo, dejan claro que es un lugar al que todos los visitantes son bienvenidos: “Es una instalación de ocio totalmente independiente, creada y financiada por Banksy. No está alineado con ningún movimiento político o grupo de presión. El objetivo es contar la historia del muro desde todos los lados y dar a los visitantes la oportunidad de descubrirlo por sí mismos”.
El hotel cuenta a su vez con un museo y una galería de arte con exposiciones que pueden ser visitados incluso por aquellos que no se hospedan en él. Además, las habitaciones también albergan valiosas obras de arte con las que los clientes convivirán, por lo que deberán pagar una fianza de 1.000 dólares y serán sometidos a un chequeo antes de abandonar el hotel para comprobar que no se ha robado ninguna de las piezas.
El turismo en Cisjordania
Pese a que podría parecer un enclave extraño para erigir un establecimiento de estas características, lo cierto es que Cisjordania contaba con 109 hoteles en 2014, según datos de la Oficina Central de Estadísticas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Además, tras una caída en picado en 2001, el número de turistas que ha llegado a la región ha crecido de forma consistente durante los últimos años hasta alcanzar la cifra de 610. 347 turistas internacionales en 2014.
No obstante se trata de una industria en fase de desarrollo, los datos de ocupación hotelera están estacionalizados en la época de Navidad, registrándose un índice de ocupación media anual muy escueta con un 25,2%.
Estos datos adquieren una dimensión mayor si se tiene en cuenta que la zona está marcada por una imagen internacional de inseguridad y que ciudades como Belén están amuralladas y controladas por pasos de control que impiden el libre tránsito de habitantes y limitan los intercambios comerciales.
El sector hotelero, de restauración, comercios y tiendas de recuerdos da empleo al 20,8% de la población de Cisjordania. Estas cifras se disparan en el caso de Belén, donde se encuentran enclaves de peregrinación como la Basílica de la Natividad, para los cristianos, o la Tumba de Raquel, para los judíos.
Esta nueva iniciativa de promocionar el destino a través del arte más moderno y rompedor, podría suponer el impulso definitivo para que un destino con una situación geopolítica muy delicada pueda afianzarse en el mercado internacional.
Los detractores
No todo son buenas nuevas para esta región con el foco mediático internacional puesto sobre ello, ya que este movimiento de arte-denuncia no ha sido visto con buenos ojos por todos. Según una serie de entrevistas recopiladas por el diario 'The Independent', algunos negocios locales que ya hacían negocio de la anterior visita de Banksy consideran que este nuevo hotel puede perjudicarles, este es el caso de la familia Anastas que ofrece reservas a su 'Banksy Guest House' a través del portal Booking.
Más críticos se muestran algunos artistas locales como Muhannad Al Azzeh que pese a admitir que “la idea de un hotel que acoja obras artísticas es interesante” considera que no es bueno que Banksy haga negocio de ello. Además, critica en sí la intención artística del grupo que ha desarrollado el proyecto indicando que pintar a soldados israelíes y civiles palestinos luchando con almohadas trivializa el conflicto de la región.
Por su parte, Ayed Arafah, otro artista nativo admite que gracias a Banksy mucha gente visita Belén “para ver el muro y la ciudad”, pero que “todas las personas que vienen a tomar fotos de las pinturas y los grafitis” la han convertido “en Disneyland” haciendo a los locales sentirse “como viviendo en un zoológico”.
El parque más aburrido del mundo
Aún no se sabe si esta nueva aventura del artista callejero británico triunfará, sin embargo, su anterior propuesta de gran escala sí lo hizo. En 2015 decidió convertir un centro acuático abandonado de Weston-super-Mare, al sur de Bristol, en el parque de atracciones menos divertido del mundo.
Este recinto, a imagen y semejanza de los de Disney desde un prisma macabro, contaba con atracciones como una patera llena de inmigrantes o una versión del accidente de Lady Di caracterizada como Cenicienta. ¿El resultado? Más de 150.000 visitantes (una media de 4.000 diarios) y un impacto económico aproximado en la ciudad 27 millones de euros. Tras cinco semanas en activo, el grafitero decidió convertirlo en un refugio para migrantes.
Parece que todo lo que toca este irreverente creador con un sentido del humor muy negro se convierte en un éxito de masas que atrae a miles de personas y que acapara la atención de los medios de comunicación. Siguiendo esta estela de éxito, ¿supondrá la apertura del ‘The Walledoff’ el comienzo de una nueva cadena hotelera?