En pleno siglo XXI ya a nadie sorprende el uso de lentes correctoras para la vista. Se han convertido en un complemento habitual utilizado tanto por estética como, en la mayoría de los casos, por necesidad. La cotidianeidad de ver a los usuarios de gafas con ellas puestas hace que muchas empresas olviden que sus clientes no siempre llevan las lentes al hacer uso de sus productos o servicios. Sucede con muchos hoteles que, por alguna razón, no son capaces de plantearse las diferentes situaciones de sus clientes durante la estancia en el establecimiento. Nos referimos concretamente al momento de darse una ducha, dado que existen muchos hoteles en los que es obligatorio ducharse con gafas si no se quiere confundir el champú con el gel de baño.
Para un huésped con hipermetropía (problemas para ver con claridad los objetos cercanos), astigmatismo (visión borrosa) o presbicia (dificultad para enfocar los objetos cercanos) diferenciar entre gel, champú, loción y demás amenities, se convierte en una auténtica prueba de fuego.
Dado que lo más común es quitarse las gafas para ducharse, el diminuto tamaño de los textos en las etiquetas de los envases, provoca sin duda muchas dificultades a las personas con problemas de visión.
Este es el caso, por ejemplo, de los botes de champú y gel del hotel JW Marriott Mexico City (México). Como se puede observar en las fotografías que acompañan este artículo, la lectura de las etiquetas de los productos de higiene personal resulta complicada. No obstante, es cierto que la diferencia de color entre los envasados puede ser de gran ayuda a la persona que entra en la ducha y los haya previamente memorizado.
Una situación más complicada es la que se produce en el Eurostars Central (Madrid), del Grupo Hotusa. No es sólo que el tamaño de las etiquetas es muy pequeño, sino que champú y gel tienen colores muy similares que pueden llevar a equívoco de los clientes. No es de extrañar que un usuario sin sus lentes, pase auténticos apuros para localizar el cosmético correcto.
A la busca de soluciones
No todo son malos ejemplos, ya que algunas cadenas hoteleras se han propuesto tener en cuenta las necesidades de sus clientes. Este es el caso del hotel AC Cuzco de Madrid, cuyo etiquetado ocupa toda la superficie del envase y facilita la lectura de las personas con problemas visuales. Sin embargo, cabe destacar que la monocromía de todos los envasados no permite diferenciarlos a simple vista.
Pese a que pueda parecer un problema menor, cabe recordar que la falta de visión afecta a gran parte de la población mundial. De hecho, 25 millones de españoles utilizan gafas o lentes de contacto. En un futuro, con la desaparición de recipientes plásticos, que serán sustituidos por dispensadores, el color y el tamaño de la letra seguirán teniendo la misma relevancia para los que no se quieran duchar con gafas.
