El Año Nuevo Chino trae consigo la mayor oleada de migración de turistas del mundo. Durante esta celebración, del 28 de enero al 22 de febrero, los chinos realizarán 3.000 millones de viajes (+2,2% que en 2016), según el Ministerio de Transporte del país asiático. No obstante, sólo 6 millones viajarán al extranjero a lo largo de esa festividad.
Muchas compañías turísticas internacionales han aprovechado la oportunidad para felicitar a través de las redes sociales estas fechas y hacer un guiño a sus potenciales clientes asiáticos. ¿Merece una cantidad tan “pequeña” de desplazamientos al extranjero tantas atenciones o es otro el objetivo de estas empresas? ¿Por qué se brinda pleitesía a las tradiciones chinas y no a las de otros colectivos como, por ejemplo, a los nativos americanos?
La respuesta a estas preguntas se puede encontrar justamente en las mareantes cifras del mercado interior del país: las empresas quieren introducir sus marcas y familiarizar a una cantidad ingente de clientes potenciales que están mejorando su nivel adquisitivo y que tienen ganas de viajar. Este es el caso de compañías de cruceros como TUI Cruises, que ya cuenta con itinerarios específicos para clientes asiáticos; aerolíneas como Air Europa, British Airways o Iberia, que están apostando por nuevas rutas que unen China con Europa o bancos de camas como Hotelbeds, que pueden expandirse en el gigante asiático.
Todo el mundo quiere su trozo de pastel, la guerra ha comenzado. Tal es el interés que suscita, que compañías como la ya mencionada British Airways ya ofrecen a sus pasajeros té verde, palillos y pantuflas en sus vuelos desde y hacia China y Hong Kong para que se sientan más cómodos.
A la eterna caza del turista chino
Las buenas cifras de movimientos de turistas chinos no se limitan a las celebraciones de Año Nuevo. La Administración Nacional de Turismo de China (ANTCh) prevé que más de 600 millones de turistas viajarán al extranjero en los próximos cinco años. Es hora de estrechar relaciones y echarle un pulso a las empresas y países competidores.
Las compañías españolas también se suman a esta lucha conscientes de la importancia de los visitantes del gigante asiático aunque captarlos es una asignatura pendiente. De los 116,6 millones de turistas chinos que se desplazaron a naciones extranjeras en 2016, solo un 0,3% optó por España, algo que destacó en septiembre durante el I Foro de Turismo España-China, José Manuel Chicot, uno de sus organizadores: "España es quizá el segundo receptor de turistas del mundo, pero el 25º destino para los viajeros chinos. Hay una diferencia tremenda que no se corresponde al potencial que tenemos". El visitante chino deja en nuestro país una media de 1.000 euros por compras por lo que se posiciona como un viajero estrella ahora que la nación busca incrementar su turismo de calidad.
La previsión se ha convertido en realidad. El mundo del turismo se rinde ante un mercado interior inmenso y a unos turistas que vienen con ganas de gastar durante sus vacaciones. Las tradiciones chinas ya están aquí y parece que han llegado para quedarse.