Si hay posiblemente algo importante al dar a conocer un destino turístico, es que el mensaje sobre el nombre del lugar, su topónimo, sea claro, pero sobre todo el no generar dudas en los viajeros con nombres que generen confusión a la hora de decidir.

Este es el caso del problema existente en torno al difícil entramado de los topónimos relacionados con Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, La Palma y Palma. Además de su insularidad, todos estos territorios tienen un elemento en común: su fuerte arraigo en los mercados turísticos europeos; sin embargo, la promoción turística nacional, pero también internacional, se torna compleja ante toda esta confusión de topónimos.

Hagamos un repaso: Las Palmas —a secas— es el nombre de la provincia, el territorio, que conforman las islas de Gran Canaria, Lanzarote, La Graciosa y Fuerteventura; por su parte, Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad que ejerce de capital tanto de provincia como de la isla de Gran Canaria. Además, encontramos a la isla de La Palma, que junto a Tenerife, La Gomera y El Hierro conforma la provincia occidental de Canarias: Santa Cruz de Tenerife. En este último caso sí coincide el nombre de la capital de la isla de Tenerife con el de la provincia, Como hemos visto, no es el caso de la provincia de Las Palmas. 

Aeropuerto de La Palma

Para complicar aún más la situación, el aeropuerto de Gran Canaria, anteriormente aeropuerto de Las Palmas, tiene el código IATA (International Air Transport Association) LPA. Dicho de otra manera, para la aviación, Gran Canaria = LPA. Es evidente que estas siglas recuerdan más a Las Palmas que a Gran Canaria, de ahí en gran medida la confusión que se ha ido corrigiendo a base de tesón y trabajo por parte de las administraciones competentes, aunque aún se ve por aquí y por allá algún que otro desliz en este sentido.

Asimismo, un último contendiente por esta denominación surgió procedente del otro archipiélago español, Baleares. Desde el pasado 29 de noviembre de 2016 Palma de Mallorca pasó a denominarse Palma añadiendo un nuevo eslabón a la cadena de confusión. La isla mediterránea optó por la simplificación y la limpieza en la comunicación, denominando a la isla Mallorca y a su capital simplemente Palma. No obstante, Mallorca también contará con los efectos negativos de su código IATA que es PMI, siglas que algún que otro turista ha llegado a interpretar como "Palma de Mallorca Island". De hecho, su aeropuerto, para AENA, actualmente sigue siendo el Aeropuerto de Palma de Mallorca. Precísamente este asunto está en pleno debate de cambio de nombre por el de Aeropuerto Internacional Ramón LLull Palma- Mallorca.

Aeropuerto de Palma

Por todo ello, el Gobierno Canario se ha propuesto estudiar soluciones para evitar confusiones que, según la parlamentaria socialista, María Victoria Hernández, "vienen ocasionando molestias e incluso perjuicios económicos por errores lamentables en el momento de sacar billetes de viaje, que han sido detectados por estudios de mercado y por la empresa pública Promotur”.

El responsable de este estudio será la Consejería de Turismo, puesto que es especialmente a este sector al que le afectan los errores con la toponimia. Una decisión sin duda acertada para continuar con esta “lucha” porque se conozcan correctamente los conceptos por parte tanto de los foráneos, como de los propios españoles.

Algo que requerirá también la implicación de todos los organismos afectados, puesto que en muchas ocasiones desde las propias instituciones se lanzan mensajes contradictorios, utilizando por ejemplo la abreviatura LPA (recordemos, código aéreo para la isla de Gran Canaria) para el portal oficial de turismo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (LPA Visit) o LPA Film Festival para el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, que precisamente se celebra estos días.

Si queremos hacer más efectiva la promoción turística y evitar confusiones por parte de aquellos que quieren visitar tanto Canarias como Baleares, es vital trabajar en una misma dirección para aclararnos nosotros primero, porque de no ser así, ¿cómo pretendemos que lo hagan los turistas?