La gran demanda de test PCR que se ha producido en Alemania a causa de la nueva ola de Ómicron está llevando a los laboratorios a una situación insostenible —cabe recordar que todos los positivos en pruebas de antígenos se confirman mediante PCR, ofrecidas gratuitamente por el sistema alemán—.

Ante la posible saturación, el gobierno Federal y los diferentes estados han planteado que las PCR —más fiables— solo se utilizarán para ciertos grupos de población como los ancianos, pacientes de riesgo o el personal sanitario. Esta decisión supondrá que los viajeros tendrán que abonar sus pruebas en centros privados si quieren poder viajar a ciertos destinos muy populares como es el caso de Austria, Dinamarca o Bulgaria, que exigen una PCR para poder acceder incluso aunque se esté vacunado.
 

Copenhague, Dinamarca

Copenhague, Dinamarca

“Los cuellos de botella no pueden frenar el crecimiento del turismo”


Desde la Asociación de Viajes Alemana (DRV) ya han manifestado su preocupación. "La industria de viajes tiene que hacer frente a muchas restricciones debido a la pandemia. Por lo tanto, los políticos deben asegurarse de que la falta de capacidad para realizar pruebas PCR no se convierta en otro obstáculo para viajar", han afirmado en un comunicado.

Asimismo, desde la entidad insisten en que “los cuellos de botella de las pruebas PCR no deben convertirse en un freno para el crecimiento de las agencias de viajes y los operadores turísticos”. Añaden que, si bien en Europa con pocos los países que piden este tipo de test, sí es una prueba necesaria para “muchos países de África, Asia o el Caribe”.

 

 

Tomando medidas


DRV recalca que la nueva política con respecto a las pruebas PCR provocará que los viajeros tengan que concertar una cita en un centro de pruebas privado con suficiente antelación para que puedan presentar los documentos necesarios para el viaje.

Ante ello algunos touroperadores ya han planificado mayores capacidades en centros de prueba privados para sus clientes. No obstante, el coste de las pruebas (cercano a los 150 euros) tendrá que ser asumidos o por dichas empresas o por sus clientes, reduciendo aún más los márgenes o encareciendo las vacaciones, respectivamente.