La activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa el pasado martes 28 de marzo de 2017 ya ha desencadenado una avalancha geopolítica que comenzó con la carta de la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, dirigida al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk y cuya primera oleada ha cogido de lleno al estado español.
Tras la crisis de las lechugas de Murcia, por la que algunos tabloides británicos culparon a los españoles, y más concretamente a los murcianos, de la escasez de vegetales que afectó a Reino Unido el pasado febrero, llega tan manida pugna por el Peñón de Gibraltar.
Guerra anglo-española 2.0
Emulando los enfrentamientos bélicos entre la España de Felipe II e Isabel I de Inglaterra entre los años 1585-1604 o la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), los británicos se han levantado mediáticamente en armas. Desde que Bruselas incluyó en el borrador del documento de negociación una cláusula en la que indica que “cualquier movimiento o decisión sobre el futuro político de Gibraltar deberá contar con el respaldo y aprobación de España, que tendrá derecho a veto en las negociaciones para un pacto entre la colonia y Londres”, diferentes figuras británicas han puesto el grito en el cielo, aludiendo incluso a medidas militares.
Lord Michael Howard, antiguo líder del Partido Conservador británico, dio el pistoletazo de salida el pasado domingo en Sky News, donde aseveró que Theresa May estaría dispuesta a iniciar un conflicto armado para defender Gibraltar, aludiendo a la intervención sobre las Malvinas bajo el gobierno de Margaret Thatcher. A su vez, esta hipótesis fue reforzada por Michael Fallon, ministro de Defensa, que declaró ese mismo día que defenderían la colonia "hasta las últimas consecuencias".
La cosa no ha quedado sólo en eso, ya que desde la Royal Navy están aprovechando para reivindicar su importancia y pedir más inversión por parte del Gobierno de la City. El ex comandante Christopher John Parry, en declaraciones a The Telegraph, destacó que podrían “paralizar España en el medio plazo” y que contarían con el apoyo de los Estados Unidos. También añadió que "si el Gobierno quiere hablar a lo grande sobre Gibraltar o de cualquier otro lugar, tienen que invertir adecuadamente en la capacidad militar para respaldar esto".
La puntilla la puso Kelvin MacKenzie, director de ‘The Sun’ durante la época en la que fue su director de 1981 a 1994, "follaburros". Pero quizás no sea este apelativo el aspecto más destacado de su alegato contra España, si no los consejos que ofrece para luchar: "Diremos a los 12 millones de ingleses que viajan a España cada año que no se tomen la molestia, que hemos negado el espacio aéreo a todos los vuelos españoles”.
Por el momento, el ministro de Exteriores español, Alfonso Dastis ha llamado a la calma asegurando que “alguien en Reino Unido está perdiendo los nervios con Gibraltar". Y ha tenido que ser la propia May quien ha intentado frenar la escalada de acusaciones respondiendo con una carcajada ante las posibilidades de una guerra contra España: “Lo que estamos haciendo con todos los países de la Unión Europea es sentarnos y hablar con ellos”.
¿A quién beneficia?
Pese a que las bases no sean sólidas, el debate sí que es real y es necesario plantearse quiénes son los grupos o entidades que se benefician de este tipo de disputas dialécticas.
- El debate sobre Gibraltar es una de las cortinas de humo más efectivas de los últimos años, una forma muy acertada de distraer la atención de la opinión pública de otros aspectos a tratar durante las negociaciones del Brexit. En este caso, el ganador es probablemente el Gobierno Británico.
- Como se ha podido comprobar en la enumeración de los principales actores que han avivado el debate, el papel de los sectores conservadores y de los que buscan un mayor apoyo económico para el ejército han visto en esta disputa una gran oportunidad. Aunque es osado hablar de guerra entre dos países miembros de OTAN.
- Los medios de comunicación de ambos países también ganan y que el objetivo de lograr más clics se ve facilitado por titulares que hacen referencia al orgullo patrio o a la alarma inminente.
- Incluir a Gibraltar en la ecuación, otorga a la Unión Europea un punto fuerte en la negociación del ‘Brexit’.
- En el ámbito turístico, las llamadas al boicot sobre el turismo español, pueden beneficiar a destinos competidores que no están pasando por sus mejores momentos. Una acción coordinada desde Reino Unido- principal mercado emisor- podría herir a un sector que actualmente está viviendo un momento dulce.
- En consecuencia a la hipótesis anterior, esta inestabilidad diplomática con respecto a España también beneficia a Touroperadores, que pueden encontrar un nuevo argumento para intentar negociar a la baja unos precios de hotel que se han disparado en los destinos vacacionales ibéricos.
Un poco de calma
Más allá del panorama tenso que están esbozando tanto los diplomáticos como los medios de comunicación, la realidad de la relación entre ambos países es mucho menos tensa desde la perspectiva de flujos de personas. Dos claros ejemplos son los programas universitarios de movilidad y el turismo.
Los datos de la Comisión Europea respecto a Erasmus del curso 2014-2015 indican que de los 36.842 españoles que viajaron al exterior para estudiar o hacer prácticas, 4.381 escogieron a Reino Unido, imponiéndose como primera opción a Alemania (4.081) y Francia (3.864). Esta aceptación flujo también funciona a la inversa ya que las islas británicas fueron el cuarto emisor con 3.299 del total de 42.537 estudiantes que viajaron a España en este mismo período, sólo siendo superados por italianos (9.029), franceses (7.042) y alemanes (6.564).
En el sector de los viajes, España es, sin duda, el destino favorito de los sajones: en 2016 recibió a 17.840.292 (un 12,44% más que en 2015) lo que supone el 23,6% del total de turistas que visitaron el país. De hecho, aventajan al mercado francés y alemán en casi seis millones de visitantes, según los datos que arroja la encuesta de movimientos turísticos en fronteras (Frontur) elaborado por el Instituto Nacional de Estadística.
Por su parte, los españoles también se sienten atraídos por el encanto de la tierra de Shakespeare, siendo España el quinto mercado emisor con 2.196.605 turistas en 2015, sólo aventajados por Francia, EE.UU., Alemania e Irlanda, según revelan los datos de la Agencia Nacional de Turismo VisitBritain.
Las previsiones de ambos países, uno ante la ausencia de competidores y otro gracias a un tipo de cambio favorable entre la libra y el euro para los europeos, son aún más positivas para el actual 2017.
La parte más bromista
De todo este guirigay montado alrededor de españoles y británicos, la parte más positiva es el sentido del humor del que han hecho gala periodistas, celebrities y ciudadanos de ambos bandos.
Ian Dust, periodista autor del libro 'Brexit: ¿Qué demonios pasa ahora?', ha hecho alarde del famoso humor británico con un tuit en el que algunos han querido ver algo más: "Ahora que vamos a ir a la guerra con España puedo decir lo que siempre he pensado sobre su sobrevalorada comida. Las patatas bravas son simplemente patatas fritas con ketchup. No engañan a nadie.”
That patatas bravas thing is just chips and ketchup. They're not fooling anyone.
— Ian Dunt (@IanDunt) 2 de abril de 2017
Por su parte, el medio satírico ‘El Mundo Today’ ha ofrecido a los británicos a Murcia en lugar de Gibraltar. Una guerra, sin duda, mucho más divertida.