Suecia se ha olvidado del Flygskam, el famoso miedo a volar que impulsó a la industria de aviación europea a implementar medidas más sostenibles. El Gobierno ha anunciado que eliminará por completo el impuesto que aplicaba desde 2018 sobre todos los vuelos que despegan y aterrizan en el país. La medida puede disparar la capacidad aérea desde el país escandinavo, beneficiando a algunos de sus destinos vacacionales favoritos, como es el caso de España.
La medida, que forma parte de un programa de reformas, busca impulsar el tráfico aéreo desde Suecia y, por tanto, mejorar la accesibilidad en el país, tal y como ha defendido Linda Lindberg, líder del grupo político Demócratas Suecos. Y es que, durante el último lustro, las aerolíneas suecas habían perdido competitividad con respecto a sus rivales europeas.
"Hoy presentamos inversiones históricamente importantes con el objetivo de fortalecer Suecia y mejorar las condiciones tanto para los empresarios como para los particulares. Parte de esto es la eliminación del injusto y perjudicial impuesto a la aviación", ha declarado Lindberg.
La decisión gubernamental ha sido recibida con entusiasmo por Swedavia, gestora de los diez principales aeropuertos del país. Su presidente y director ejecutivo, Jonas Abrahamsson, ha enfatizado que el impuesto —entre 5,5 y 36,5 euros por pasajero dependiendo de la duración del vuelo— obstaculizaba la disponibilidad, la competitividad y el crecimiento de los vuelos suecos. Por su parte, grupos ecologistas como la Sociedad Sueca para la Conservación de la Naturaleza lamentan que el país está abandonando su política climática.
En 2023, visitaron España 1,7 millones de turistas suecos, lo que representó el 2,0% del total de turistas recibidos, realizando un gasto estimado de 2,4 millardos de euros (2,8% del total). Los gastos medios por persona y día ascendieron a 1.428 y 157 euros, respectivamente, mientras que la estancia media se situó en 9,1 noches.