El mar, sobre todo cuando los temporales provocan que grandes olas lleguen a la costa, constituye un atractivo tanto para los residentes como para los turistas, que se acercan hasta las playas y paseos marítimos para disfrutar del espectáculo. 

Sin embargo, más allá de su atractivo, estos fenómenos suponen un peligro para aquellas personas, que con el ansia de sacarse la foto perfecta, se acercan demasiado al agua y ponen su vida en peligro. 

Esto es lo que ha pasado en la localidad tinerfeña de Bajamar, en San Cristóbal de La Laguna, donde una turista se expuso a la bravura del mar en un paseo con el único objetivo de sacarse la instantánea perfecta de sus vacaciones. Aunque no fue la única que se acercó al lugar, el resto de curiosos congregados en la zona se mantuvo a mayor distancia. 

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Este comportamiento es bastante común cada vez que se activan las alertas por oleaje en las zonas costeras españolas. Las tragedias, evitables en estos casos, no solo se cobran la vida de los imprudentes, sino que ponen en riesgo la integridad de los trabajadores de los servicios de rescate, que deben acudir para prestar asistencia.