El Estadio de la Luz, en Lisboa (Portugal), vivió en 2015 uno de los arranques de partidos de fútbol más insólitos y espectaculares de todos los tiempos. Lo hizo de la mano de Emirates, más concretamente de su tripulación de cabina, que calentó los motores del partido como si de un viaje en avión se tratase.
En esta ocasión, los auxiliares de vuelo no señalizaron las salidas de emergencia y tampoco informaron sobre cómo abrocharse el cinturón de seguridad o colocarse la mascarilla de oxígeno. Sin embargo, solicitaron la atención de todos los aficionados del club de fútbol Benfica.
“Este estadio tiene 32 puertas, 65 millones de fans y dos porterías”, narraba una voz en off mientras que los tripulantes de cabina realizaban señas. “El partido durará 90 minutos, con una pausa de 15, cuando el marcador marque el minuto 45”, proseguía el relato informativo sobre el viaje que es un partido de fútbol.
A su vez, los auxiliares instaron a los espectadores a que animaran lo máximo posible a su equipo, por lo que rogaron que guardaran sus dispositivos móviles. Al mismo tiempo, otorgaron instrucciones sobre cómo utilizar la bufanda durante el partido: “Coloca la bufanda sobre tus hombros en señal de ‘benfiquismo’ y mantenla cerca de ti. En caso de gol, ponla sobre tu cabeza y respira con normalidad”, indicaba la voz en off mientras que los asistentes atendían gratamente sorprendidos la situación.
Y es que, puede que un partido de fútbol guarde más similitudes con los viajes de lo que a priori parece. Al final, en el fútbol como en el viaje, lo más importante no es ganar ni llegar al destino, sino disfrutar del camino y del juego, mientras dure.