Esta semana ha estado marcada por una noticia que pese a que podría parecer el anuncio de un simple nuevo servicio prestado por una compañía turística, puede marcar el rumbo que tomarán las grandes empresas durante los años venideros repercutiendo de forma directa en los clientes.
Thomas Cook ha lanzado un servicio bajo el nombre ‘Mi hamaca favorita’ que ofrecerá a los huéspedes la posibilidad de reservar su tumbona sobre un plano digital antes de realizar el viaje. El objetivo, según el touroperador británico, no es otro que garantizarle su puesto favorito en el solarium de 30 hoteles de su portfolio. Seis días antes de iniciar el viaje, los clientes reciben un correo electrónico con un mapa de la situación de las hamacas en el que se les indica su posición respecto a la piscina y los bares, así como la incidencia de la luz solar y las sombras. Sobre este croquis el huésped elige su tumbona, sin tener que madrugar o que pelear por ella.
Hasta aquí parece una gran medida que puede evitar disputas y hacer la estancia más placentera para el viajero, pero esta iniciativa cuenta con un componente controvertido: para poder disfrutar de esta opción se debe abonar una tarifa de 25 euros por toda la estancia (multiplíquese por 2 en caso de parejas, por 3-4 o más en caso de familias y grupos).
Al igual que ocurre con aerolíneas como Ryanair o Vueling, el touroperador asegura que habrá hamacas suficientes para todos los clientes, sin embargo aquellos no dispuestos a abonar esta cantidad, tendrán que aceptar las que vayan quedando disponibles. Además puede llevar a que parejas o incluso familias con niños no dispongan de hamacas juntas, en este último caso complicando la vigilancia de los menores. Esto se traducirá además en un aumento sobre los costes por estancia y España, que ya ha sido criticada por las subidas de precios de sus establecimientos, será el primer país donde se lleve a la práctica.
¿Por el bien de los turistas?
El turista británico es muy sensible a los incrementos de precio. Este ha sido un mantra muy repetido durante los últimos dos años por los principales touroperadores que traen turistas a España, incluído Thomas Cook.
Esta cantinela comenzó a utilizarse cuando el ‘Brexit’ triunfó y la devaluación de la libra respecto al euro hizo que el cambio no beneficiase a los turistas anglosajones, que han optado por reducir gastos. Posteriormente, se esgrimió cuando el gobierno de Baleares decidió aplicar aumentos al Impuesto del Turismo Sostenible, conocido familiarmente como ‘Ecotasa’. Pero el eslogan acerca de "la sensibilidad a los precios por parte del turista" ha sido especialmente utilizado contra los hoteleros españoles que han aprovechado la debacle de los destinos competidores, para aumentar sus tarifas.
De hecho, la propia Thomas Cook ha sido una de las empresas más críticas con la política de precios de los hoteles hispanos. Desde el touroperador se afirmó que los establecimientos españoles han aprovechado la coyuntura para subir los precios hasta un 10%, y por ello, han recomendado de forma reiterada a sus clientes que viajen a Turquía y Egipto en lugar de España para que sus vacaciones fuesen más baratas.
Es decir, desde los TT.OO. se insistía en que subidas del 10% (según el INE en 2017 los precios en España subieron un 6,4%, registrando Baleares la subida más alta con un 8,6%) no son asumibles por los huéspedes. Tampoco eran asumibles los 2 euros diarios de la ecotasa. Pero, eso sí, ahora sí cree el touroperador que los clientes son capaces de pagar 25 euros por la ‘tasa tumbona’.
El primer supuesto
Desde el touroperador británico, defienden que este era un cambio solicitado por los turistas y que evitará imágenes bochornosas como las que se viralizaron el pasado verano, cuando los huéspedes de numerosos hoteles en España corrían en estampida por hacerse con un lugar. Con esta teoría coincide el portal de venta de viajes Holiday Hypermarket (perteneciente al Grupo TUI) que realizó una encuesta entre 1.500 británicos de la que se extrajo que 1 de cada 5 se sentía preocupado por conseguir su hamaca favorita durante las vacaciones.
Sin embargo, este argumento queda desmontado por el hecho de que hay que pagar por el servicio. ¿No podría Thomas Cook haber ofrecido este mismo sistema de elección de sitio en el solárium de forma gratuita? Es más, ¿no podría haberse convertido en un incentivo para la reserva anticipada de tal modo que los que antes compren sus vacaciones tuviesen acceso a los mejores lugares?
Al fin y al cabo, del cobro de la ‘tasa tumbona’ se deduce que el objetivo principal no era responder a una necesidad del cliente, sino encontrar una nueva vía de ingresos. ¡Y vaya si la han encontrado!
La verdad oculta
Volviendo a la comparativa con las líneas aéreas, Ryanair ya ha indicado el camino a seguir para incrementar los ingresos de cualquier empresa de servicios: cobrar todos y cada uno de los servicios complementarios. Para la aerolínea ‘low cost’ irlandesa la venta de comida a bordo, los cargos por facturación, el cobro por embarque prioritario, la venta de 'rasca y ganas', etc. suponen el 65% de sus ingresos; y eso sin tener en cuenta el impacto de los nuevos cambios en su política de asignación de asientos y en la de equipajes de mano.
La anterior encuesta citada realizada por Holyday Hypermarket arrojaba otro dato revelador: 1 de cada 4 británicos está dispuesto a pagar un cargo adicional con tal de tener asegurada su tumbona. Ateniéndonos a estos datos, si un 25% del total de 17.675.367 británicos que visitaron España en 2016 pagase por la hamaca, se generarían unos ingresos de aproximadamente 110,5 millones de euros. Un suculento botín del que Thomas Cook quiere su parte, más si se tiene en cuenta que sus ingresos en España cayeron un 42,6% en 2017 (hasta situarse en los 118,2 millones de euros).
Así, sólo queda preguntarse qué ocurrirá si esta medida se estandariza. ¿Qué otros servicios que consideramos 'commodities' pueden pasar a convertirse de pago en hoteles? Veamos, pues opciones no faltan: la televisión, que en muchos casos sigue siendo de pago; los 'amenities' de aseo; reservar la mesa en el comedor del restaurante; cobros por hacer check-in fuera de un horario establecido… ¿Y en otros servicios turísticos? ¿Se podrá reservar previo pago el asiento en el autobus de traslado al hotel? ¿Se cobrará por utilizar los baños del aeropuerto como sí sucede en algunos paises?
La veda está abierta, habrá que ver si los turistas están dispuestos a pagarlo. No obstante, ya no sirve llorar porque los propietarios de los hoteles aumenten las tarifas por cama o porque Baleares exija más dinero con su ecotasa para la preservación del entorno. Con las "bendiciones" de los touroperadores, ahora todo vale.