El denominado turismo naranja o creativo es una tendencia que toma cada vez más fuerza en el mercado. La apuesta que se está haciendo por las experiencias desde los gigantes turísticos como TUI o Airbnb encaja a la perfección con un esta propuesta que tiene como pilares la cultura, la creatividad y la identidad del destino receptor.
Tal y como quedó reflejado en el programa Bungalow103 de Capital Radio, hacer sentir al turista como un local a la vez que se ejercita la creatividad es parte de una nueva oferta turística que cada vez tiene más adeptos. En este contexto, la figura del mentor o artesano juega un papel fundamental. “A través de mi proyecto ofrezco experiencias con tintes naturales que están directamente ligados con el lugar en el que nos encontramos. Ofrezco una manera emocionante de aprender”, afirma Urlike Güse, artesana tejedora, fundadora de Ulitasloom y de Islas Púrpuras, proyecto de vacaciones activas y creativas en el ámbito textil.
A la hora de desarrollar un negocio enfocado en la oferta de experiencias naranjas, un denominador común de los emprendedores dedicados a este segmento, suele ser el amor hacia una actividad específica. En muchas ocasiones, lo que comienza como un hobby, se profesionaliza y acaba convirtiéndose en un negocio turístico. “Necesitaba un cambio en mi vida. La tejeduría creció mucho. Al final llegó el momento en el que dejé mi trabajo habitual y empecé a vivir de la artesanía, pero vivir solo de la artesanía es una misión complicada. Crear mi empresa para transmitir mi conocimiento y lo que es mi pasión, es una consecuencia lógica” cuenta Urlike Güse.
El concepto de turismo naranja surgió en Sudamérica y goza de muy buenas perspectivas a nivel mundial. Según asegura Rafael Mesa, consultor y profesor de marketing turístico de la IMF Business School de Madrid, está en crecimiento constante: "El concepto surge como una idea que nace de un estudio que hizo el actual presidente de Colombia, Iván Duque. Hizo un estudio sobre economía naranja y detectó que las industrias culturales y creativas eran un generador de riqueza mucho más importante que otras actividades económicas. Trasladando eso al turismo, en los últimos años hemos detectado que todo lo que está alrededor de las industrias culturales y creativas generan un fenómeno de atracción para vivir experiencias turísticas”.
La economía naranja detectó que hay un volumen enorme de negocio desarrollándose de manera no articulada en todo lo relacionado con lo que se conoce como las ICC (Industrias Culturales y Creativas). Éstas engloban música, arte, diseño, fotografía, entre otras disciplinas, y están generando a nivel mundial un enorme volumen de negocio porque cada vez hay más demanda de participación y ganas de vivir la experiencia de la cultura creativa.
Por su similitud e interrelación muchas veces se confunden los conceptos de turismo naranja o creativo con turismo cultural, pero el factor diferencial es que el turista viva una experiencia activa. “Es cierto que ahora se está denominando turismo naranja a todo lo que tenga elementos culturales, pero no necesariamente es un turismo cultural. Es un turismo participativo. Tiene que ver, sobre todo, con la participación activa del turista en el proceso cultural. El turismo naranja es participación, no es contemplativo”, aclara Mesa.
El turismo naranja o creativo también es un instrumento útil para paliar la masificación turística. Para contrarrestar esta excesiva afluencia, el turismo naranja ofrece espacios íntimos en los que el turista puede evitar las masificaciones. “Intenta encontrar una alternativa al turismo masivo contemplativo. Hay comunidades y países que están fomentando este tipo de turimo porque tienen un buen desarrollo de actividades culturales, artesanas o creativas y atraen a grupos pequeños”, explica el consultor y profesor de marketing turístico de la IMF Business School de Madrid.
El auge de esta actividad hizo que en 2010 naciera Creative Tourism Network para dar respuesta a un nuevo perfil de viajero que llegaba a la ciudad de Barcelona, no solo para visitar los monumentos, sino que también quería conocer a la gente creativa de la ciudad. “Este nuevo perfil nos llevó a crear una plataforma y nos dimos cuenta que era una tendencia internacional que se podía utilizar en casi cualquier destino del planeta. Por ello en el 2010 creamos esta red internacional para poder compartir buenas prácticas entre destinos; para posicionarlos y darles visibilidad; y para que estos viajeros creativos tuvieran unas garantías de calidad”, apunta Caroline Couret, fundadora y directora de la citada empresa.
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