El conocido arquitecto catalán Oscar Tusquets ha estado presente en la London Art Biennalle celebrada en la capital británica del 29 de marzo al 2 de abril con un cuadro y dos collages procedentes de la exposición “Gran Benidorm” en la Galería Ignacio Lassaletta de Barcelona.
Con este motivo el artista barcelonés ha hecho una serie de declaraciones en diferentes medios de comunicación que han puesto de los nervios a los periodistas defensores de la alta cultura y críticos con la ciudad valenciana.
Dice Tusquets : “A mí me gusta más que Cadaqués o “prefiero Benidorm a Florencia” a lo que Ramon de España en El Periódico de Barcelona contesta que “es imposible encontrar un restaurante en el que el menú valga más de 9 euros”. Por supuesto que ambos ponen un poco de humor cuando hablan o escriben, lo que nos permite a otros ir en serio y recordar a alguno de los grandes valedores del modelo vertical, como el sociólogo ecologista Mario Gaviria, que defendía el modelo cuarenta años antes de que surgieran las urbanizaciones de viviendas unifamiliares anexas a campos de golf y consumidoras insaciables de suelo y agua.
Gaviria en el 2015 inició la propuesta de Benidorm como Patrimonio de la Humanidad a la Unesco tanto en el apartado de bien cultural como en el de bien natural. Y creo que suya es la frase definitoria: “Es la materialización sobre el terreno del Estado del Bienestar”. Y yo me pregunto, ¿ por qué si todos defendemos el estado del bienestar tantos atacan a uno de sus principales éxitos?
Nos recordaba uno de sus mejores discípulos, el recientemente fallecido José Miguel Iribas, que la ciudad que concentra casi la mitad de la renta turística valenciana ocupa tan solo el 1% del territorio y que por cada metro cuadrado utilizado en Benidorm eran necesarios 170 en las zonas costeras de chalés. Para Iribas, al que las autoridades no hicieron caso, con gran coste para el contribuyente, en la zona no habían falta parques de atracciones, puesto que ya lo es la ciudad. Pero quizás la frase más rotunda sea la de Henri Lefebvre, el sociólogo francés maestro de Gaviria: “Benidorm es la ciudad del mundo más habitable de las construidas después de la Segunda Guerra Mundial”.
En estos duros años de crisis Benidorm ha mantenido sus altos niveles de ocupación y su mínima estacionalidad sin dejar de realizar inversiones que siguen mejorando el nivel de muchos de sus hoteles. Me recordaba recientemente un dirigente de una Asociación hotelera que un buen tres estrellas en Benidorm era, más rentable que el Ritz o el Villamagna en Madrid.
Los motivos del éxito de Benidorm parecen claros para quien quiera verlos. Es una ciudad construida desde el inicio con objetivos turísticos. A las condiciones naturales de 12 kilómetros de costa y seis de magníficas playas en el mejor clima del Mediterráneo, hay que sumar las infraestructuras con dos aeropuertos internacionales próximos, una autopista que comunica directamente con Europa y un ferrocarril, que con cómodo transfer permite al gran mercado madrileño llegar a la playa en menos de cuatro horas.
Desde el inicio su posicionamiento fue el de ofrecer a las clases medias europeas, incluida la española, un lugar donde pasar unas vacaciones de sol y playa agradables, seguras y divertidas a lo largo de todo el año por un precio razonable.
Y de ahí no se han movido, mientras los demás daban tumbos sin saber bien lo que querían. Los gobiernos municipales, del color que sean han mantenido al turismo como prioridad absoluta de su gestión. Una eficaz Asociación Hotelera ha sabido defender siempre los intereses del sector y, sobre todo una clientela agradecida y satisfecha, 80% de repetidores y 92% que tienen la intención de regresar, se ocupa de hacer gratuitamente la mejor promoción que existe la del boca a oído.
Ya va siendo hora de que los elitistas de los medios de comunicación dejen de hablar de que hay que cambiar el modelo turístico y empiecen a reconocer que cuando el modelo se transforma y mejora día a día es imbatible. Y por supuesto los menús a 9 euros y las pintas de cerveza a 1.50 forman parte del modelo.