El Archipiélago Canario ha contado con Paradores Nacionales en todas las islas (salvo La Graciosa), si bien en la actualidad Lanzarote y Fuerteventura carecen de este tipo de instalaciones, La Palma tiene uno en El Zumacal que sustituye al que había en la capital palmera, y el de Tejeda, el primero en construirse gracias a los fondos del Cabildo, padeció el cierre durante más de una década y fue reabierto en 2009 tras una reforma (que también financió en parte el Cabildo) que fue muy criticada por eliminar la 'huella' del artista Néstor Martín-Fernández de la Torre que tuvo en sus inicios.
La historia de estas instalaciones arranca con el de Tejeda, construido inicialmente como albergue de montaña, pero con un diseño original obra del artista grancanario que haría de la Cruz de Tejeda un referente en este tipo de establecimientos. La Guerra Civil y la Guerra Mundial produciría un parón en la actividad turística, si bien el Mando Económico de Canarias (creado por Decreto el 5 de agosto de 1941) tuvo en el Capitán General Francisco García Escámez e Iniesta una sensibilidad y visión de la actividad turística bastante acertada, hacia la que apuntó la dirección de la economía en una situación de aislamiento y carestía en se encontraban las Islas Canarias durante dicho periodo. El Mando Económico impulsó el turismo en la época mediante la promoción de hoteles o paradores, en los que se imponía una estética que se ha denominado como estilo 'neocanario' o 'historicismo regionalista' con la financiación de los impuestos especiales aplicados a los productos importados que llegaban a las islas. La recuperación del Hotel Santa Catalina y el Mencey son dos de sus actuaciones destacadas.
No obstante, estos hoteles no pudieron formar parte de la red de Paradores porque se ubicaban en la ciudad, por lo que no cumplía con los requisitos establecidos en aquella época. Sin embargo, tras la iniciativa del Cabildo grancanario en Tejeda, el Mando Económico llevó a cabo la adquisición del solar donde se edificaría el parador de Santa Cruz de La Palma y el de Puerto Cabras. Posteriormente, la Dirección General de Turismo realizaría los paradores de Arrecife en Lanzarote y el de las Cañadas del Teide en Tenerife. Los paradores de Santa Cruz de La Palma, Arrecife y Puerto Cabras (hoy Puerto del Rosario) fueron proyectados en el estilo de la arquitectura tradicional canaria, por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado.
La historia de estos establecimientos es singular e irregular y hay que tener en cuenta que en su momento cubrían una oferta de alojamientos inexistente en las islas no capitalinas, mientras en las islas de Gran Canaria y Tenerife se realizaron en zonas de cumbre donde no existían hoteles, pensiones o viviendas para el turismo. Con el desarrollo turístico, los paradores perdieron competitividad hasta su cierre, como fue el caso de los de Puerto del Rosario y Arrecife.
Paradores en Canarias:
- Tejeda. 1936. Abrió como hostería en 1945 y cerró en 1996 hasta su reapertura en 2009. Se debió al arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre y su hermano el pintor Néstor. Se denominó en los planos originales como refugio, realizado con un lenguaje regionalista.
- Teide. 1960. Realizado por Jesús Valverde Viñas por la Dirección General de Turismo, vinculado al viejo concepto de refugio de montaña, ubicado a los pies del Teide a 2200 metros de altitud con un paisaje espectacular. La parcela fue cedida por el Ayuntamiento al Estado y afectada al Ministerio de Turismo con destino a la construcción del parador con cargo al Ministerio.
- La Palma. el primer establecimiento fue promovido en el periodo de la II Guerra Mundial por el Mando Económico de Canarias en la década de los cincuenta, encargado a José Enrique Marrero Regalado. La reforma se encargó a Miguel Martín-Fernández de la Torre con proyecto redactado en 1962 que establecía 14 habitaciones por planta con baño propio. Las obras concluyeron en 1966 y ya en 1971 se proponía por la comisión de Turismo del Cabildo construir un gran hotel insular o parador con 400 ó 500 plazas. Su ampliación era imposible y se propuso construir un nuevo establecimiento. El arquitecto Juan Palazuelo se desplazó a la isla para seleccionar el emplazamiento. Los terrenos elegidos estaban situados en El Zumacal (Breña Baja), que fueron cedidos gratuitamente por el Cabildo Insular. El proyecto fue asignado al arquitecto Jesús Valverde, que integraba como pieza principal una torre militar característica de la construcción canaria, réplica de la Torre del Conde de La Gomera. El parador de Santa Cruz de la Palma quedaría transformado en una 'posada nacional', establecimiento análogo a los antiguos albergues al ser su categoría de tres estrellas. Contaba con 36 habitaciones repartidas en dos plantas, que aunaba la arquitectura popular canaria con sus balconadas de madera superpuestas a un edificio moderno convencional construido entre medianeras en el centro histórico de la capital.
- Lanzarote. En 1946 se aprueba la construcción del Parador-Club Náutico de Turismo de Arrecife. La Dirección General de Turismo encargó el proyecto a Marrero Regalado y se adjudicó a la empresa Elejabeitia SA de Madrid. Su presupuesto ascendía a 712.357,63 pesetas. Fue inaugurado el 1 de junio de 1950. Contaba con 14 habitaciones para huéspedes, 3 para el servicio y una para el administrador, complementadas con 3 cuartos de baño. Parte de la decoración y mobiliario fue realizado por el señor Márquez. El propio Marrero Regalado también concibió la decoración. La ornamentación mural se encargó a César Manrique. En la fachada, Marrero añade a la estética neocanaria elementos del patrimonio insular como son las espirales que imitan a las de la iglesia de San Francisco de Teguise y las típicas grandes chimeneas de esta población. Este será el primer edificio que con fines turísticos se levante en Lanzarote. Sus expectativas pronto son cubiertas y en 1953 ya se decide ampliarlo. En 1956 se llevará a cabo tal ampliación. Se añadirán 24 habitaciones. En sólo veinte años el edificio vio truncadas sus expectactivas al considerársele inadecuado dentro de las directrices de la modernización. Se había decidido demolerlo porque el Ayuntamiento destinaría su solar para otros fines. Al mismo tiempo, se idea un nuevo edificio frente al castillo de San Gabriel, donde estaba la fábrica de hielo Betancort y Coll. El proyecto fue encargado al arquitecto de la Dirección General, Juan Palazuelo. Este último proyecto no llegó a culminar, como tampoco la demolición del Parador, que aún hoy existe convertido en edificio de usos múltiples (UNED, Oficina Insular de Turismo, Consejería de Turismo, Biblioteca Municipal, sede de numerosos colectivos y asociaciones, etc). En el Catálogo de Patrimonio del Plan General de Ordenación Urbana de Arrecife sólo se le permitía obras de restauración y conservación. Desde que se aprobó el PGOU, la conservación del edificio deja mucho que desear.
- Fuerteventura. el 23 de septiembre de 1968 fue inaugurado por el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, obra del arquitecto Juan Palazuelo de la Peña, cuyo proyecto integraba lo popular con lo moderno en un edificio modular que se extendía horizontalmente y que adoptaba lo vernáculo en la torreta que destacaba en altura y en detalles como las balconadas o terrazas que miraban al mar. El edificio tuvo un coste de 38 millones de pesetas y se encontraba a dos kilómetros de la capital insular, sobre la extensa y solitaria Playa Blanca. El Cabildo Insular, propietario del establecimiento, cerró el mismo en 2013. Este año fue reabierto como hotel escuela a cargo de una empresa privada.
- El Hierro. Último parador que se construyó en las islas (1976) en Las Playas, promovido por el Ministerio de Información y Turismo, aunque inaugurado con la Secretaría de Estado de Turismo en el periodo democrático. Esta obra siguió la vieja influencia de realizar la arquitectura de los paradores canarios con el sentido del periodo autárquico, en el que lo popular cobraba influencia sobre lo moderno o racionalista. Estilo mimético, que ocupa un amplio espacio junto al mar (con problemas por inundaciones en varias ocasiones), en uno de los lugares más solitarios de la isla, entre el gran risco de Las Playas y el mar.
- La Gomera: 1972 obra del arquitecto Juan Palazuelo de la Peña, promovido por el Ministerio de Información y Turismo, con el estilo regional canario muy marcado, gracias a un arquitecto que le gustaba empaparse de lo histórico o regional antes de comenzar a proyectar. Asimismo, tenía una obsesión por hacer uso de materiales viejos para que la apariencia vetusta fuera lo más real posible. Palazuelo era un arquitecto preocupado por la historia y el valor arquitectónico y artístico de los inmuebles. La planta de este parador era alargada y combinaba el tipo canario de casa patio con los pabellones alargados destinados a habitaciones, que conectaban con un modelo más moderno de arquitectura. Se trata de una construcción de no más de dos plantas y perfectamente integrada en su entorno, en la que el diseño del jardín como prolongación del entorno natural del lugar se convertía en el gran protagonista.