Opinión
Aprendizajes y desafíos de un sector en reinvención
Analizando esta “nueva normalidad”, hemos aprendido que la transparencia y la comunicación son esenciales para poder reactivar el sector
A raíz de la pandemia de la covid-19, el mundo se ha sumergido en una crisis económica sin precedentes en la era de la globalización. Los gobiernos de todos los países alrededor del mundo han tenido que modificar dinámicas sociales, cerrar fronteras y establecer cuarentenas. Y, debido a la magnitud de esta pandemia, la incertidumbre, la inseguridad y el miedo que ha originado en las personas, el turismo se ha convertido en unos de los sectores más afectados.
El World Travel & Tourism Council (WTTC) estima que el impacto económico en la industria de viajes y turismo será cinco veces mayor que el de la crisis financiera que se vivió a nivel mundial en 2008. El turismo aportaba un 10,3% del PIB mundial antes de la pandemia, y aunque, es un sector, que por suerte, se recuperará más tarde que pronto, necesitará tiempo y sobre todo un nuevo rumbo liderado por la innovación, la digitalización y el trabajo colaborativo.
Analizando esta “nueva normalidad”, hemos aprendido que hasta que no llegue la ansiada vacuna, la transparencia y la comunicación son esenciales para poder reactivar el sector. Aquellos prestadores de servicios turísticos que llevan tiempo trabajando por abarcar todo el proceso del tourist journey a través del fortalecimiento de sus canales de comunicación, han visto un crecimiento considerable en sus comunidades digitales.
Por otro lado, es seguro que habrá cambios en los detonantes emocionales que impulsan a la gente a viajar. Una hipótesis es que las personas solo viajarán a los lugares que les permitan sentir protección, seguridad y confort. Sin embargo, es indispensable hacer uso de la tecnología para conocer los criterios de los turistas para elegir un destino u otro, qué tipo de alojamiento o qué aerolínea preferirán en función de las nuevas expectativas que puedan tener.
Llaves y registros digitales, así como una asistencia inteligente y personalizada, son herramientas que ya estaban consideradas en el desarrollo futuro de la industria; sin embargo, esta crisis ha acelerado su implementación para adaptar la experiencia de viaje a las nuevas dinámicas sociales. Por tanto, hoy se ha vuelto indispensable echar mano de la innovación tecnológica y la inteligencia artificial.
Asimismo, el sector tiene que hacer frente a nuevos desafíos. El protocolo sanitario, el saber cómo, cuándo y con qué se van a desinfectar los espacios a los que vamos, las mesas y las sillas donde nos sentamos o los utensilios que utilizamos se ha vuelto indispensable para los viajeros, quienes necesitan saber en todo momento que estarán libres de contagio en la mayor medida posible.
Además, para los viajeros es primordial saber de antemano qué tipo de atención médica pudieran llegar a recibir durante su viaje en caso de necesitarla. Se ha hablado de un pasaporte sanitario, mediciones térmicas y formularios sanitarios en terminales, puertos y casetas, pero aún no hay un consenso global al respecto.
A su vez, para poder incentivar el turismo, es necesario ser flexibles. El tener la posibilidad de posponer y cancelar sin penalización puede hacer la diferencia entre reservar o no un viaje. También, se ha vuelto un factor importante la duración del trayecto, el turismo nacional es por lo que más se apuesta ahora mismo, dónde más seguros se sienten: viajes de menos de 4 horas, dentro de su territorio. Por lo que sería recomendable explotar esa oportunidad y llevar a cabo una campaña de promoción del turismo local de una manera diferente, llamativa y segura, para fomentarlo y conseguir que los destinos reconecten con los viajeros generando así una mayor demanda.
Por último, siempre, siempre, siempre, debemos escuchar, sobre todo en estos momentos en los que la constante durante la emergencia sanitaria ha sido la incertidumbre. Estamos viviendo una situación de cambio constante que nos pide estar atentos ante cualquier movimiento y/o sentimiento, ya que las expectativas de los viajeros irán cambiando acorde a ello y lo que ayer les resultaba cómodo y reconfortante puede que mañana no. Por ello, los servicios turísticos, deberán estar dispuestos a cambiar, a readaptarse, y a desarrollar cierta sensibilidad para poder flexibilizar la oferta a la demanda y así satisfacer las necesidades de los clientes.
A la par de los aprendizajes adquiridos y los desafíos a enfrentar, queda claro que no hay más remedio que reinventarse, ya que la forma en la que se gestionaba el turismo hace apenas algunos meses ha caducado. Si se logra un trabajo colaborativo, con certeza, el turismo será una de las actividades económicas que ayudará a los países alrededor del mundo a salir de la crisis financiera en la que los ha sumergido la pandemia.
Javier Rosado es socio y director general de LLorente y Cuenca (LLYC) Región Norte
Anel Hernández, gerente de turismo de LLYC México
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