Opinión
¿Por qué no arrancan las ventas en turismo en Argentina?
Argentina se prepara para abrir la temporada turística y aún no ha alcanzado los muy moderados objetivos de reservas y ventas propuestos
Se acerca el verano en el hemisferio Sur y la Argentina se prepara para abrir la temporada turística. Si bien los empresarios del sector reconocen que están teniendo consultas y algunas ventas, aún no han alcanzado los muy moderados objetivos propuestos. A continuación analizaremos algunos elementos que podrían servir para encontrar las respuestas.
Luego de 8 meses de pandemia, el panorama en el sector turístico es realmente complicado. Las imágenes de las playas llenas durante el verano del hemisferio Norte ofrecen algo de esperanza para volver a hacer funcionar la maquinaria turística. Esperanza que también es apuntalada por el denominado programa “Previaje”, lanzado por el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, en el que se bonifica con el 50% adicional a las compras de viajes para 2021.
No obstante, prácticamente un mes después de lanzado el programa, las ventas parecerían no despegar. Incluso sorprendió el bajo rendimiento que tuvo el rubro turismo la semana pasada, cuando se realizó el evento de descuentos para compras electrónicas denominado “Cyber Monday”. En dicho evento, la categoría “Pasajes y turismo” se ubicó en el 8vo lugar entre los rubros de mayor facturación. Muy lejos del 3er lugar alcanzado en el “Hot Sale”, un evento de similares características, del mes de julio.
Esto nos indicaría que, independientemente de si las personas tienen la voluntad de hacer un viaje, hoy no estarían pensando en comprar. ¿Por qué sucede esto? Las hipótesis son diversas.
Una de ellas alude a que el programa Pre viaje está teniendo muy poca difusión. Entonces, la gente no está comprando porque no sabe de su existencia. Sin embargo, no podemos decir lo mismo acerca del “Cyber Monday”. Desde la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) anunciaron que fueron 3,5 millones de usuarios únicos quienes accedieron a la página del evento para ver ofertas y realizar compras.
Otra de las hipótesis tiene que ver con la falta de información respecto a cuáles serán las pautas y los requisitos que los turistas deberán cumplir para poder vacacionar en los distintos lugares de la Argentina o el exterior. Esta falta de información, en parte, tendría que ver con que no hay un criterio unificado por parte de las provincias y municipios del país respecto a las condiciones en que recibirán a los turistas. En este sentido, algunas provincias solicitarán la realización y/o presentación de certificados que acrediten COVID-19 negativo, otras solicitarán a los turistas que tramiten un permiso específico directamente con la provincia y también habrá algunas que tomarán como válido el permiso de circulación que se tramita a través de la aplicación Cuidar.
Las organizaciones gremiales que representan a los empresarios del turismo han puesto el foco en que esta situación es una de las principales causales por las cuales no crecen las ventas. Siguiendo esta premisa es que demandan al Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación la necesidad de coordinar e instrumentar una estandarización de los protocolos que rija en todo el territorio nacional. Lo cual parece sencillo de enunciar pero muy difícil, e incluso improcedente en algunos casos, cuando se indaga en las particularidades de cada territorio.
Esto no puede traducirse en un argumento para invalidar la necesidad que urge al sector turístico de unificar ciertos criterios. Urgencia que se fundamenta en la necesidad de trabajar después de 8 meses, e incluso de las mismas personas de poder tomarse un descanso (y que gozan de los medios económicos para hacerlo) después de un año tan complicado para todos y todas. No obstante, sí es argumento para considerar las limitaciones que esta idea conlleva. Limitaciones que se fundamentan en la necesidad de los residentes de cada destino de sentirse seguros y protegidos.
Cada provincia y cada ciudad tiene una idiosincrasia singular, que es diferente a las demás. Por lo cual, es comprensible que sus gobernantes entiendan que deben tomar decisiones distintas a las de otras latitudes. Sin embargo, además de esta cuestión subjetiva, existe otra que es objetiva y cuantificable, la cual es que la pandemia no terminó ni cedió en la Argentina. Más aún, las situaciones epidemiológicas varían de ciudad a ciudad.
¿No es razonable que se tomen medidas diferentes ante situaciones epidemiológicas diversas? En caso de proceder con la estandarización de los protocolos, ¿debería ser en base a criterios estrictos, para proteger a los distritos más golpeados? ¿o debería ser flexible para, a pesar de todo, fomentar el turismo?
Independientemente de la existencia de una falta de coordinación entre nación y las distintas jurisdicciones, ¿este mapa no podría ser una de las explicaciones a la pregunta de por qué no arrancan las ventas?
Llegado a este punto, podríamos preguntarnos, ¿Cómo hicieron muchos de los países europeos para tener una temporada de verano en medio de este contexto? Veamos el caso de España.
La curva epidémica de la pandemia en España muestra que, al 23 de mayo, cuando el presidente Sánchez anunció que a partir del 1ro de julio se abrirían las fronteras para el turismo, el país llevaba prácticamente 1 mes con un número de casos muy bajo. Luego, al momento de la apertura efectiva, eran más de 2 meses en que la curva de casos se mantenía en niveles que no superaban los 300 casos diarios. Casualmente, la curva comienza a incrementarse nuevamente a partir de los primeros días de julio. ¿Esto quiere decir que el turismo fue el responsable? No lo sabemos, habría que incluir otras variables, pero coincide con su reapertura.
Por otro lado, el éxito de la temporada turística en España no fue tal. Las imágenes de las playas colmadas de turistas fueron reales, pero con la foto no alcanza, es necesario ver la película completa.
En este sentido, si comparamos el arribo de turistas extranjeros en 2019 frente a 2020, en los meses que van de julio a septiembre, descubriremos que hubo una caída de casi el 80%.
Los resultados del turismo interno arrojan mejores resultados, con una contracción superior al 40%, analizando los mismos períodos. Considerando las restricciones de capacidad que imponen los protocolos sanitarios, 40% no parece ser una cifra a desestimar.
Sin embargo, la realidad que le toca vivir a la Argentina en la previa de la temporada, como mencionamos, es muy distinta a lo que sucedió en España. Porque cuando en la Argentina se anunció que, en gran parte de las provincias, el 1 de diciembre se abriría la temporada turística, nos encontrábamos en el pico de casos. Actualmente, a menos de 1 mes de esa apertura, los casos aunque mermaron levemente, siguen siendo muy elevados y con saturación del sistema sanitario en algunos distritos.
A la situación epidemiológica, se le suma la variable económica. En los 8 meses que lleva la pandemia, el turismo no ha sido el único sector afectado. En el resto de la economía también ha habido despidos, suspensiones y congelamiento de salarios. Todo ello pinta un cuadro de situación de gran incertidumbre al momento de decidir realizar una compra que no es esencial.
Incertidumbre que es agravada por los presagios catastróficos anunciados en los medios masivos de comunicación del país. Sin ir más lejos, durante el mes de octubre, mes en que se lanzó el programa Pre viaje, el tipo de cambio del dólar informal tuvo una crecida muy significativa, generando cierta expectativa de devaluación. En este contexto, los principales medios de comunicación del país vaticinaban minuto a minuto que, como consecuencia de la brecha existente entre el dólar oficial y el informal, el país estaba al borde de la debacle económica, cosa que no sucedió.
En el mismo sentido, las suspicacias sembradas por los mismos medios respecto del acuerdo del gobierno argentino con el de la Federación Rusa acerca de la provisión de 25 millones de dosis de la vacuna Sputnik-V, arrojan mayor incertidumbre sobre el futuro e indefectiblemente el sector turístico se ve afectado.
¿Por qué siempre creemos que los problemas del sector turístico son responsabilidad del mal funcionamiento del Estado y no consideramos las responsabilidades y accionares de otros actores?
Finalmente, a la hora de encontrar las razones que nos permitan entender por qué no arrancan las ventas en turismo, las supuestas faltas de coordinación entre las jurisdicciones del país quedan en un lugar pequeño cuando consideramos la situación económica inducida por la pandemia, las noticias y formas en que son comunicadas por los medios masivos y la situación epidemiológica actual.
*Artículo publicado originalmente en Medium por Julián Cherkasky Rappa, licenciado en Turismo (UNSAM) y actualmente cursando el máster en Políticas Públicas para el Desarrollo con Inclusión Social (FLACSO).
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