El PreViaje, impulsado por el Gobierno de Argentina, es un programa de preventa turística que fue pensado para incentivar las reservas, y el pago anticipado de las mismas, en un contexto de severa incertidumbre política, económica y sanitaria. Dada esta situación, su primera edición resultó un éxito y permitió que la primera temporada turística de la historia en medio de una pandemia alcance números muy positivos. Esto motivó a replicar el programa para la previa de la actual temporada e incluso proponer perpetuarlo a través de la inclusión en un proyecto de ley sobre incentivos al turismo.
Dadas estas circunstancias, nos permitiremos analizar algunas variables para comparar el desempeño de ambas ediciones y pensar algunas reflexiones para considerar en la discusión del proyecto de ley anunciado.
Contexto 2020: clave del éxito del programa
El punto determinante que limitaba las expectativas de la actividad turística en el 2020 era el incremento sostenido de casos y las restricciones a la circulación que se imponían como consecuencia de ello. A principios de julio de 2020, cuando el Ministro comenzó a hacer alguna mención acerca de lo que estaban pensando para este programa, la Argentina se encontraba inmersa en la denominada “primera ola” de la pandemia, con un promedio de 5 mil casos diarios. Pocos si se los observa en perspectiva, pero en ese momento implicaba superar el pico de casos día tras día.
Al momento de lanzar el programa, el 8 de octubre de 2020, los casos promedio diarios eran de 13 mil y tan solo 10 días después, cuando la mayoría de las provincias anunciaban la reapertura del turismo para el 1 de diciembre, el país alcanzaba el pico de la primera ola (18 mil casos diarios).
El siguiente mapa describe la situación epidemiológica del país al momento de anunciarse el PreViaje en 2020 y la reapertura turística del país.
Además de la problemática sanitaria, el contexto político y económico también se presentaba muy delicado. El día siguiente al anuncio de lanzamiento del PreViaje, el título principal de la tapa del diario Clarín fue “El dólar blue llegó a $158 y la brecha con el oficial es la más alta en tres décadas”. Adicionalmente, otro de los títulos de la misma tapa destacaba “Hubo 485 muertos, otro récord desde el inicio de la pandemia”.
Otros medios de comunicación con amplia llegada a la población también pintaban el clima que se vivía. Entre los muchos artículos publicados, podemos destacar el siguiente: “Qué pasó en la economía argentina las veces que la brecha cambiaria superó el 100 por ciento”, en la cual se auguran los peores cataclismos económicos para el futuro cercano.
¿Quién puede pensar en realizar la inversión que implica reservar las vacaciones para una familia ante tal panorama?
La generosa oferta del PreViaje llegó de manera oportuna para garantizar a los empresarios del sector turístico que el Gobierno Nacional estaba decidido a sostener la realización de la temporada turística 2020/2021.
Contexto 2021: vacunación, levantamiento de restricciones y recuperación económica
Al momento de presentarse oficialmente la edición para la temporada 2021/2022, se promediaban 10.000 casos diarios, aunque cayendo de forma sostenida y acelerada. Un mes antes, el 14 de julio, se habían reportado 15.500 casos y un mes después del anuncio, el 14 de septiembre, se reportaron 2.500.
Esta ostensible caída en los nuevos contagios estaba directamente relacionada con el plan de vacunación, el cual avanzaba a paso firme y había logrado que, para el día del anuncio, casi el 60% de la población ya había sido vacunada con al menos 1 dosis y más de la mitad de la población con factores de riesgo habían recibido el esquema completo.
En sintonía con estos resultados, una semana antes del anuncio del PreViaje, el presidente Alberto Fernández había anunciado un plan de “aperturas sostenidas y progresivas”, entre las que se encontraba la habilitación de los viajes grupales.
En cuanto al contexto económico, el clima también era bien distinto a 2020. Mientras que al salir al ruedo el Previaje en 2020 el FMI auguraba una caída de la economía del país cercana al 12%, las previsiones del mismo organismo para este año son de un crecimiento en torno al 7,5%.
Este contexto también se podía constatar en el flujo turístico. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la cantidad de turistas que viajaron por el país el mismo fin de semana que se presentó el programa fue superior a los valores previos a la pandemia.
A pesar del contexto sanitario y de las restricciones que aún seguían vigentes, se verificaba una pulsión hacia los viajes en ciertos sectores de la sociedad que daban como resultado un flujo turístico superior al año 2019, el cual ya había demostrado un incremento por encima de los resultados de 2017 y 2018.
No obstante, el siguiente fin de semana largo, el cual se dio en medio de reaperturas y levantamiento de restricciones, correspondiente al feriado del 12 de octubre (Día del Respeto a la Diversidad Cultural) demostró el potencial que la actividad tiene para esta temporada, con un incremento en el flujo de 56% por encima del año 2019.
Cabe destacar que el saldo de las compras con PreViaje recién se podían aprovechar a partir de noviembre, por lo tanto el programa no influyó en ninguno de los dos fines de semana citados.
Contexto 2020 vs. 2021
Si repasamos las coyunturas en las cuales se gestaron ambas ediciones, podríamos decir casi sin dudarlo que la primera edición era muy necesaria, aunque tal vez no desde su impacto en la economía, sino en términos simbólicos. El mensaje era: “el Estado apostando fuerte y despejando dudas para que la temporada de verano se realice”. Esa apuesta fue muy valiosa y alcanzó excelentes resultados si consideramos las limitaciones del momento.
Ahora bien, el contexto en 2021 es bien diferente. La situación epidemiológica y económica demostraba una tendencia exactamente opuesta a la del año anterior. El sector de la sociedad que suele viajar estaba decidida a hacerlo y lo demostró en distintos momentos del año. Además de que la situación cambiaria y la incertidumbre sobre protocolos y reglamentaciones de los diferentes países limita considerablemente los viajes al exterior y empuja más aún la preferencia por los destinos nacionales.
En este punto, cabría preguntarse acerca de la necesidad de que sea replicado el PreViaje, prácticamente con las mismas características, ante contextos tan diferentes. La respuesta sería que esa necesidad se fundamenta en asegurarle a los prestadores turísticos las reservas, y su respectivo pago, para que puedan poner en funcionamiento a la maquinaria turística que, por diversas circunstancias se encontraba con dificultades (reapertura de establecimientos, consolidación de deudas, tareas de mantenimiento aplazadas, campañas de promoción).
Analizando el programa
De acuerdo a lo anterior, tal vez no deberíamos preguntarnos si se necesitaba replicar la experiencia de la primera edición, sino si debería haber adoptado otro carácter. Para eso analizaremos, en base a la información disponible, algunos elementos que nos permiten corrernos del exitismo manifestado por el Ministro de Turismo y Deportes de la Nación, el cual manifestó que el PreViaje “(f)ue la política pública más importante de la historia del turismo”.
En medio del presente análisis, cabe realizar una mención acerca de esa afirmación, la cual no se comprende en el marco de un gobierno que se identifica como Nacional y Popular. Las palabras no son inocentes y menos aún cuando las emite la máxima autoridad de la gestión turística del país. Decir que un programa que regala dinero a un sector muy reducido de la población (lo veremos a continuación) es la política más importante de la historia del turismo en la Argentina no sólo que es falso, sino que sienta un precedente en términos conceptuales acerca de qué es una buena política de Estado en términos turísticos.
¿Quiénes están siendo los beneficiarios del PreViaje?
Para comenzar, corresponde señalar por qué se menciona que el programa es para un sector minúsculo de la población. Según el sitio web del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, al 23 de noviembre, los beneficiarios de este programa fueron 2.300.000, de los cuales 225.000 lo hicieron a través de PAMI, es decir, con un 70% de crédito sobre sus gastos. Estas cifras representan el 5% y el 0,5% de la población respectivamente.
Adicionalmente, la cartera de turismo publica la infografía que se comparte a continuación en la cual se presenta un llamativo mapa del país en el que se señala la participación en la facturación de diferentes provincias.
El calificativo de llamativo refiere a que, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires se encuentra en el puesto 8 entre las más elegidas; pero, según el mapa, tiene 0% de participación en la facturación. Lo mismo sucede con la localidad de Merlo, en San Luis, y con las capitales de Tucumán y Jujuy.
También llama la atención que dentro del ranking no se encuentra ninguna localidad de la tercera provincia en cantidad de llegadas de turistas internos como lo es Entre Ríos. En el mismo sentido, vemos en este listado localidades como Cariló o Mar de las Pampas, las cuales sumadas no superan las plazas hoteleras de la ciudad de Colón, principal centro turístico de la provincia de Entre Ríos.
En el mismo sentido, dentro de los 10 destinos más elegidos, 8 se encuentran lejos de los principales centros emisores de turistas. Es decir que se necesita de una inversión en la compra de pasajes o de combustible que no muchos argentinos/as se pueden permitir hoy en día.
Estos elementos nos permiten inferir el perfil de los turistas que están aprovechado el programa.
En cierta medida, las condiciones mínimas para acceder al beneficio ofrecen un filtro inicial para una buena parte de la población, dado que se debe realizar compras por un mínimo de $10.000 para reclamar el 50% de crédito. Es decir, el equivalente a los montos otorgados durante la pandemia a las familias más vulnerables a través del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).
¿Hasta qué punto el PreViaje dinamiza la economía?
Está claro que el PreViaje es muy necesario para garantizarle a los privados la preventa de la temporada. Pero si los beneficiarios forman parte de un grupo de la sociedad que ya iba a viajar y ya contaba con los recursos para hacerlo ¿realmente se está inyectando dinero en la economía? ¿o se está transfiriendo recursos hacia los sectores acomodados de la sociedad? Quien reservó un hotel en Cariló, ¿no lo hubiera hecho de no ser por el PreViaje?
Para arrojar claridad sobre estos asuntos y permitir un debate sincero de cara a la discusión en el Congreso Nacional del proyecto de ley en el que se propone perpetuar a este programa, resulta fundamental que se publiquen las estadísticas acerca de la composición de los beneficiarios del programa.
En el mismo sentido, e indagando sobre los beneficiarios del programa desde el lado de la oferta, sería importante conocer las características de las empresas que acapararon mayor facturación. El Ministerio publicó datos muy generales al respecto: 46% agencias de viajes, 36% alojamientos y 12% transporte aéreo.
Ahora bien, resulta crucial identificar qué porcentaje de la facturación de las agencias representó a compras realizadas a PyMEs y qué porcentaje a las grandes empresas que remiten utilidades al exterior y operan en contra del gobierno cuando se toman medidas para proteger las reservas del Banco Central. Lo mismo con los alojamientos, cuánto representaron las compras a hotelería de alta gama y cuánto al resto.
¿Cómo mejorar el PreViaje?
Fechas de validez
En tiempos de normalidad, las personas suelen reservar sus viajes con anticipación para no quedarse sin lugar en el avión, en el hotel o sin auto en caso de que alquilen. Entonces, ¿tiene sentido fomentar las reservas en temporada alta?
Ni a los prestadores ni a los destinos les sirve tener 100% de ocupación en febrero, con una saturación de todos los servicios y espacios de la localidad, y 20% en marzo. Por esta razón, el PreViaje podría ofrecer un impacto mucho más positivo si sólo es válido en temporada media y baja.
Precios cuidados
Como cada temporada de verano, siempre existen quejas acerca de las subas de precio por parte de los prestadores. ¿El Estado no podría solicitar, como condición a los prestadores que se inscriban al programa, que presenten su lista de precios para la temporada?
En el caso que el PreViaje se perpetúe a través de una ley, podría hacerse un seguimiento sobre la evolución de los precios año a año. A su vez, aquellos prestadores inscriptos servirían de casos testigo y puntos de referencia para establecer los valores del sector.
Beneficiarios
Una política eficiente debería financiar a quien de verdad lo necesita, a quien de otra manera no se iría de viaje. ¿Puede afirmarse que eso está siendo así en esta edición?
Es evidente que en muchos casos es muy difícil de determinar quién sí y quién no. Sin embargo, así como se estableció un mayor beneficio para los jubilados de PAMI, podrían incorporarse variables que restrinja a quien no lo necesita y posibilite a quien sí.
Por otro lado, respecto a los beneficiarios desde la oferta, es bien sabido los importantes niveles de informalidad que existen en el sector. La mayoría de estos son micro y pequeños emprendimientos a los que no les da la estructura para afrontar los diversos compromisos fiscales. Un programa de la magnitud del PreViaje podría ser una gran oportunidad para motivar su regularización.
¿Era por abajo?
Corresponde preguntarse si en una Argentina con 40% de pobres caben los subsidios para quienes están más cerca de la cúspide de la pirámide. Por otro lado, si el Estado Nacional decidió apoyar tan firmemente a la actividad turística, en lugar de apostar a la teoría del derrame, apostase por un programa dirigido a los sectores más vulnerables, podría tener un triple impacto:
Económico
La falta de capacidad de ahorro de estos sectores, la ausencia de cadenas internacionales (que remiten utilidades al exterior) en los prestadores de servicios turísticos contratados y la diversidad de destinos elegidos por los mismos permitiría que el 100% de los recursos sean inyectados en la economía y permanezcan dentro del país de forma federal.
Salud
Se le podría ofrecer la oportunidad de tener vacaciones y un descanso real a aquellas personas que lo tienen negado. El derecho a las vacaciones pagas fue otorgado a los trabajadores en el año 1945, en épocas de pleno empleo. Actualmente, debido a los elevados porcentajes de desocupación e informalidad laboral, las vacaciones volvieron a ser un privilegio de unos pocos, que además son beneficiados con el PreViaje.
Autoestima
Todo trabajador necesita de buena salud y autoestima para ser productivo. Así como los gurús de la productividad se lo recomiendan a los oficinistas para evitar el estrés, Arturo Jauretche se lo recomendaba a los gobernantes “Los pueblos deprimidos no vencen (…). Nada grande se puede hacer con la tristeza”.
¿Y si es por arriba?
Reflexionando acerca de cuál puede ser el beneficio para el país de subsidiar a las personas que tienen los recursos y la decisión de viajar, se puede pensar en la problemática recurrente, desde el año 2012 en la Argentina, del déficit en la balanza turística.
Entendiendo que la mayoría de las personas no cuentan con días de vacaciones ilimitados, la posibilidad de pagar sus viajes dentro de la Argentina en 12 cuotas sin interés y con un crédito del 50% podría ofrecer una resistencia considerable para equilibrar la balanza y que los/as argentinos/as prefieran aprovechar sus días de vacaciones dentro del país.
La fuga de dólares por turismo es mucho más nocivo para el desarrollo de la economía nacional que tener que emitir los pesos que eventualmente demandaría el programa.
Para finalizar
El PreViaje, destacan los funcionarios, tiene la virtud de demandar un costo fiscal bajo en función de la magnitud de los recursos invertidos. Sin embargo, el impacto que una política de estas características podría impulsar, no sólo debe medirse por su costo intrínseco, sino por el efecto que genera en el resto de la economía. Si se está subsidiando a quienes ya tenían decidido viajar, en una época del año de alta demanda, el Estado no estaría inyectando recursos adicionales en la economía, sino que estaría generando un ahorro en aquellas personas que aprovecharon los beneficios de la política.
La magnitud de la inversión que está realizando el Estado Nacional para reactivar y potenciar el desarrollo del turismo dentro del país, sumado a las intenciones de perpetuar el programa significan una excelente noticia para el sector. Sin embargo, como se observó, la continuidad del programa tal como funciona en la actualidad tendrá como principal efecto profundizar las desigualdades estructurales del país.
De cara a la discusión sobre el proyecto de ley de incentivos para el turismo, las máximas autoridades del sector, tanto público como privado, como también los legisladores nacionales, tendrán en sus manos la posibilidad de torcer el destino para construir una política más justa, inclusiva y que permita un mejor desarrollo de la actividad. Ojalá que así sea.
*Artículo publicado originalmente en Medium por Julián Cherkasky Rappa, licenciado en Turismo (UNSAM) y actualmente cursando el máster en Políticas Públicas para el Desarrollo con Inclusión Social (FLACSO).