Cabo Verde comienza a despuntar en el negocio turístico, según destaca el Círculo de Empresarios de Gran Canaria.. El número de visitantes que acuden al archipiélago casi se ha multiplicado por siete desde que comenzó el siglo y creció más de un 8% en 2018. No constituye una potencia internacional como Canarias (765.000 turistas en 2018 frente a los 15,9 millones de Canarias) u otros competidores internacionales como Turquía (38,9 millones de turistas extranjeros, un 20% más que en 2017). Su forma de hacer las cosas, sin embargo, hace vaticinar sólidos crecimientos en los próximos años.
Los cinco destinos más demandados, por orden de preferencia, de los turistas europeos para disfrutar de las vacaciones de Pascua son, por este orden, España, Grecia, Egipto, Turquía y Cabo Verde, según el Atlas de turismo de TUI, que publica regularmente el grupo turístico para mostrar los enclaves favoritos de los viajeros europeos. Nada mal para un enclave de poco más de 563.000 habitantes, ¿no?
Las inversiones en el país llevan una década a un ritmo cada vez más alto. Riu Hotels estrenó a finales de 2018 su quinto hotel en Cabo Verde, diez años después de la inauguración de su primer establecimiento. Meliá Hotels International suma cuatro establecimientos en la isla y pretende alcanzar los ocho a medio plazo.
Y no solo es la planta alojativa de calidad casi a estrenar: las autoridades han sabido sacar partido a sus playas con la introducción de locales de lujo, mientras que en Canarias los chiringuitos planeados (a años luz de los planteados en el archipiélago vecino) languidecen en las naves. Es momento, por ello, de reclamar a las Administraciones la mayor de las excelencias en las infraestructuras: calles de lujo, carreteras sin atascos y cómodas, jardines, parques, aparcamientos, señalización, actividades culturales, cuidado del entorno, entretenimientos, carriles bici, divulgación y promoción de nuestra naturaleza.
Permitir la inversión y facilitar las cosas a los empresarios constituye, una vez más, la clave.