Durante los últimos días, ha surgido el debate sobre la actuación ante el veto de los mercados emisores, en concreto si la estrategia turística de abrir corredores aéreos seguros debe ser conjunta y en bloque o, por contra, sería mejor adoptar estrategias independientes por islas, en vistas de que las cifras de contagios varían bastante entre las islas. En este post apunto tres razones a favor de mantener la unidad de la estrategia turística, acorde a la unidad de la promoción de la marca Islas Canarias:
1. Ratios independientes podrían perjudicar a las islas menores
Nuestros principales mercados emisores evalúan nuestras cifras de contagios por región, habiéndose sumado recientemente también Reino Unido, con lo que ya se separa el indicador de contagios regional del indicador nacional, lo cual es positivo. Estos indicadores varían según los mercados: mientras en Alemania la línea roja estaría en 50 contagios por 100.000 habitantes en los últimos siete días, para Reino Unido el límite son 20 contagios acumulados en siete días.
Si se fragmentara el indicador canario en siete indicadores (uno por isla), en el caso de que los Institutos de estos países emisores que siguen los datos lo permitan (que podría ser posible), ello tendría el efecto económico positivo de que al menos algunas islas podrían volver a la actividad turística mientras otras se recuperan, pero también conllevaría un peligro para las islas menores:
- Por un lado, al tener menos población, el número de contagios diarios no podría superar cifras bajas (por ejemplo, en Fuerteventura 8,5 casos diarios según el indicador alemán o 4 según el inglés), cifras que con un sólo brote se pueden superar.
- Por otro lado, una vez reiniciada la actividad turística, las islas pequeñas serían susceptibles a tener un indicador más alto que las grandes, pues el volumen de su población flotante (turistas diarios) es proporcionalmente mucho mayor al volumen de la población residente que en las dos islas grandes (Gran Canaria y Tenerife) y el indicador de contagios solo divide entre la población residente. Por ejemplo: Gran Canaria, con una población de 865.000 habitantes, recibió el año pasado 4,2M de turistas, mientras que Fuerteventura con 120.000 habitantes recibió 3M; ello supone en Gran Canaria, aproximadamente, una población flotante del 11% de su población residente, mientras que en Fuerteventura la población flotante es algo mayor del 50% de su población residente.
Por tanto, en las islas más pequeñas podrían producirse constantes altibajos en el indicador de contagios, acompañadas de las consiguientes aperturas/cierres con todos los costes que conllevan, aparte de la confusión que podrían causar estas fluctuaciones en el turista al reservar.
¿Y si se fragmenta por provincias, en vez de por islas?
La situación cambiaría bastante: de 7 indicadores sólo pasaríamos a 2, a la vez que se formarían dos bloques de poco más de 1M de habitantes, por lo que perdería peso el efecto distorsionador de la población flotante. En situaciones donde los casos estén claramente más concentrados en una provincia podría ser lógico permitir la apertura previa de esa provincia mientras la otra se recupera, que es justamente el caso actual sanitario de la provincia de Las Palmas (143 contagios por 100.000h en 7días) comparada con la de S.C. de Tenerife (27 casos por 100.000h en 7días). Una apertura previa de un bloque de islas, aunque solo fuese con un mes de antelación, podría suponer muchos ingresos económicos que de lo contrario se perderían. Sin embargo, con ello nos situamos ante el siguiente dilema:
2. ¿Tests PCR a los viajeros entre las islas?
La circulación diaria de trabajadores (comerciales, proveedores, etc.) entre las islas es muy alta. Si bien una isla se suele ver como una 'fortaleza individual', esa frontera marítima para los canarios a veces es imperceptible por las fenomenales conexiones por avión y barco. En caso de individualizar la estrategia turística por isla con corredores aéreos seguros e individuales, posiblemente también habría que considerar el hacer tests a los viajeros que se trasladan de una isla a otra, premisa fundamental para mantener ese destino 'seguro', justo lo que aún no hemos conseguido para los viajeros de la Península y del Extranjero (hoy estaríamos en otra situación si esos tests se habrían implantado en mayo, tal como pedía el Gobierno de Canarias).
Si ya la implantación de dichos tests para las llegadas exteriores del Archipiélago está costando mucho implantarlo, ¿le queremos añadir a ello otros tests internos para trabajadores que, en ocasiones, se desplazan varias veces a la semana de una isla a otra? ¿No es mejor concentrarse en implantar tests a todo viajero que llegue de fuera del Archipiélago y convertir así a Canarias en una 'gran fortaleza'?
3. ¿Fragmentación de la estrategia turística conjunta?
La situación no solo es reversible a corto plazo, sino que puede cambiar rápidamente de manera que las islas con pocos contagios pasen a ser las primeras y viceversa, por lo que podría resultar desproporcional actuar fragmentando la estrategia turística conjunta y, posiblemente, la promoción conjunta de la marca Islas Canarias. Muy débil debe ser la unidad interna del archipiélago para que al primer problema serio que surja, además reversible a corto plazo, cada uno pretenda ir por su cuenta y alejarse de la marca conjunta que durante tanto tiempo ha competido contra marcas de países completos.
En definitiva, no es el momento para una división en la estrategia turística, sino de centrarse en los tres ejes de la seguridad turística en este periodo pre-vacuna: tests PCR en origen/destino a los viajeros de la Península y Extranjero, responsabilidad ciudadana en el cumplimiento de las pautas sanitarias y protocolos estrictos de prevención.
*Artículo publicado originalmente en Antonio Garzón, sitio web del autor, que es fundador y gerente de Nutrihotel (nutrihotel.com).