Hace poco más de dos años, cuando el conflicto en Ucrania comenzaba a intensificarse, escribí sobre la incertidumbre que planeaba sobre el sector turístico. La situación internacional sigue siendo compleja. Los conflictos bélicos se suceden en diferentes puntos del globo, y la tensión geopolítica parece haberse convertido en la nueva normalidad. A la guerra de Rusia y Ucrania no se le ve el fin, y el conflicto entre Israel y Gaza ha incorporado a Irán y a Líbano.
Sin embargo, paradójicamente, España en general y Canarias en particular sigue batiendo récords de llegada de turistas, especialmente británicos y alemanes. ¿Cómo es posible?
Es cierto que la guerra en Ucrania ha tenido un impacto en el turismo, especialmente en destinos con una fuerte dependencia del mercado ruso. Pero en España hemos sido capaces de adaptarnos y llenar esos huecos con turismo británico y alemán.
¿Por qué seguimos viajando y buscando vacaciones en un mundo marcado por la incertidumbre y los conflictos?
Creo que la respuesta es compleja y multifactorial. Por un lado, la pandemia del COVID-19 ha generado en muchas personas un deseo de viajar y disfrutar de la vida, de recuperar el tiempo perdido. Por otro lado, Canarias sigue siendo un destino turístico muy atractivo, con un clima envidiable, una gran variedad de paisajes y una oferta turística muy completa, destacando que nuestro entorno genera completa seguridad a sus visitantes.
Sin embargo, también enfrentamos importantes desafíos internos: la crisis de la vivienda y la llegada masiva de migrantes son problemas complejos que requieren soluciones urgentes y consensuadas. Estos problemas están dando excusas a pequeños grupos que intentan sembrar la discordia y generar un clima de rechazo hacia el turismo. Pero estoy convencido de que la inmensa mayoría de los canarios somos conscientes de la importancia de esta actividad económica para nuestro archipiélago: el 40% del empleo en Canarias, directa o indirectamente, lo genera el turismo.
A pesar de no verse el fin a estos conflictos internacionales, las previsiones son que seguiremos viajando y disfrutando de nuestras vacaciones. ¿Por qué seguimos viajando y además nos sentimos tranquilos? Sin un estudio que respalde la conclusión, basándome únicamente en charlas de cafetería con amigos y turistas, la sensación que tenemos es que esos conflictos, además de lejanos, son estancos y nada tienen que ver con nosotros. Adicionalmente, nos sentimos protegidos por ser miembros de la ONU y especialmente de la OTAN: “No habría país loco que se atreviese a tocar a un miembro de la OTAN”, me comenta un turista británico. Y, sobre todo, tenemos ganas de vivir. El confinamiento cambió nuestras prioridades en la vida. Vivimos más en carpe diem.
Mi principal deseo, el principal deseo de la gran mayoría de la población, es que se terminen los conflictos y podamos disfrutar de la paz mundial. Pero, mientras eso llega, qué suerte que vivimos en Canarias.
*José Ángel Vázquez Romero es director del Hotel H10 Timanfaya Palace (Lanzarote), director del área de Alojamientos Turísticos del Colegio Profesional de Turismo y miembro del claustro en el MBA Turismo del Instituto Canario de Turismo