El problema no es la mortalidad del virus sino su extrema facilidad para contagiarse.
En España, solo por edad, el 25% de la población es de alto riesgo frente al coronavirus, lo cual significa que en caso de contagio una persona de ese grupo de edad lo más probable es que requiera tratamiento en una UCI. Estamos hablando de unos 13.000.000 de personas.
Por eso la propagación del virus es un factor crucial. Por eso hay que contener como sea los contagios. Por eso en Italia acaban de cerrar la entrada y salida de once provincias. Por eso en Singapur, desde el dos de enero, un par de días después de declararse la epidemia en Wuhan (China), se establecieron controles de temperatura corporal en los aeropuertos. Por eso en Nueva York han decretado el estado de emergencia al haberse pasado de 49 a 76 pacientes con el virus en solo 24 horas.
Porque la tasa de contagio es exponencial, tiene una progresión geométrica. Una vez que se tiene la enfermedad, esa persona produce bastantes más contagios que los que generaría si tuviese la gripe. Y todos sabemos por experiencia propia lo contagiosa que es la gripe.
Así pues, ya lo sabes: 2+2. O más bien 2X2. Como te enseñaron cuando tenías siete años.