Por todos es conocido que la industria turística está viviendo el mayor revés de su historia. Se trata de uno de los sectores más afectados y uno de los que contribuye con un 13% al PIB de España gracias a la fusión de dos líneas de negocio muy diferenciadas: turismo vacacional y turismo de negocios. Tanto el segmento vacacional como el turismo de negocios, también conocido como MICE (Meetings, Incentives, Congresses and Exhibitions), cuentan con las agencias de viajes y de eventos corporativos como canales de comercialización y distribución de la oferta. Los proveedores de alojamiento, restauración, turoperadores y aerolíneas ponen sus productos y servicios a disposición de las agencias de viajes y de eventos para potenciar sus ventas. Hasta aquí parece muy sencillo de comprender. Sin embargo, el papel de las agencias siempre ha estado cuestionado y, hasta incluso, ha visto como se le ejecutaban maniobras de competencia desleal por los mismos proveedores.
La lucha incansable de la agencia de viajes por ponerse en valor dentro de la cadena turística podría tener los días contados, y es que aquellos que la consideraban como un “puro intermediario”, hoy ven en la agencia un actor relevante en el sector. La crisis del Covid no sólo ha traído incertidumbre al tejido turístico sino que, como aspecto positivo, ha dotado a la agencia de un valor incalculable. Las agencias de viajes y de eventos fueron las primeras que recibieron el aluvión de cancelaciones tanto de viajes personales como de congresos y reuniones empresariales. Sus equipos de profesionales, con información de antemano —por el hecho de pertenecer a asociaciones del sector, Convention Bureaus y ser miembros de distintas entidades profesionales— supieron de inmediato cómo proceder. Rápidamente, gestionaron las cancelaciones, hicieron prospección de nuevas opciones y estuvieron en todo momento en conversaciones con el cliente para ofrecerle alternativas satisfactorias. Cancelar un congreso farmacéutico, una reunión profesional o el mismísimo Mobile World Congress, de la noche a la mañana, puede convertirse en una pesadilla si no está gestionada por un equipo de profesionales que sepan proceder en cuestión de reembolsos, anulaciones, que tengan una gran relación con los proveedores y que dispongan de conocimientos legales.
Las agencias son conocidas por la figura del agente de viajes, pero sin duda es un término muy genérico al que se hace referencia desde el más profundo desconocimiento, ya que se trata de expertos en distintas disciplinas que se han formado durante años para dar un servicio profesionalizado y exquisito a sus clientes, tanto del ámbito privado como del empresarial. Estos tienen un amplio conocimiento de la movilidad, del transporte, de los eventos corporativos, establecen grandes relaciones de confianza con los proveedores, apuestan por el canal de marketing para potenciar su oferta de productos y ofrecen unas garantías de seguridad y regulación a nivel legal muy altas.
Sin duda, en un momento en que la incertidumbre se ha colado en cada minuto de nuestras vidas, clientes, proveedores y toda la sociedad en general han puesto de nuevo en valor al eslabón olvidado de la cadena turística. Las agencias de viajes y de eventos corporativos volverán tras la época pos-covid más fuertes que nunca, para posicionarse como una alternativa fiable y que ofrece las máximas garantías. Gracias a ellas será posible no sólo recuperar de nuevo el turismo de ocio, sino también impulsar la recuperación global debido al reinicio del turismo de negocios.
Alicia Valero Carrera es especialista en Marketing digital turístico y PR Specialist.