Esta semana la arrancamos con el siguiente titular: ‘Los turistas están detrás de una de cada tres infracciones en espacios protegidos’. Lo primero que pensé, como seguramente muchas personas, es que las otras dos infracciones las provocan entonces los residentes, que se supone que somos los primeros interesados en cuidar nuestro territorio. Pero claro, culparnos a quienes residimos en Canarias, que votamos, no queda bien en boca de nuestros dirigentes públicos, que ahora parecen preocupados por el descontento social tras décadas de inacción en Tenerife, una isla que sobrepasa la obsolescencia y la saturación en muchas de sus infraestructuras, que tiene un déficit enorme de vivienda, que cuenta con sus principales vías de comunicación colapsadas, que permite que el 40% de la canalización del agua se desperdicie por unas viejas infraestructuras, que tiene un transporte público deficitario… Pero no, la culpa es del turista.

Este tipo de informaciones, desde mi punto de vista, lo único que provocan es fobia al turista y fobia a las empresas de la cadena de valor del turismo que día a día se esfuerzan. Y en todo este debate social en torno al modelo económico y turístico de Canarias, que desencadenó el descontento manifestado el pasado 20 de abril, algunos representantes públicos han decidido cargar las tintas contra los turistas y contra el turismo. Me sorprende y entristece ver cómo tiramos piedras contra nuestro propio tejado, en vez de identificar aquellos puntos en que flaqueamos para reforzarlos.

Nuestros visitantes, en términos generales, son respetuosos con el medio y aquellos que no lo sean, como dije antes, deben ser igualmente sancionados. Se sanciona la conducta, no la nacionalidad. ¿Que algunos visitantes del Parque Nacional del Teide, sean de la nacionalidad que sean, se llevan piedras de ese espacio natural?, ¿que algunas personas circulan con vehículos de carácter recreativo por pistas forestales no autorizadas?, ¿que hay quienes queman rastrojos sin autorización en época de peligro alto de incendio forestal? No lo permitamos. ¿Cómo? Incrementemos la vigilancia, formemos a más profesionales en la protección de nuestros espacios; eduquemos en respeto medioambiental; sancionemos a quienes incumplan las normas, sean británicos, alemanes o de cualquier municipio de Canarias.

Porque si nos vamos a esos datos absolutos publicados esta semana, de las 400 denuncias registradas en Tenerife por infracciones en espacios protegidos en este primer semestre del año, según datos del propio Cabildo, 141 se han interpuesto a turistas; las otras son cometidas por residentes, entiendo. Me pregunto también si esas infracciones son muchas, son pocas, con qué podemos compararlas… ¿El Cabildo aporta datos de años anteriores? ¿Somos más o menos cívicos con nuestro entorno?

El sector empresarial hotelero al que represento no es ajeno a ese malestar, lo hemos dicho en reiteradas ocasiones; somos conscientes de que cualquier actividad económica no es inocua, el turismo tampoco lo es. Como también hemos dicho que no estamos sordos, que hemos escuchado las proclamas de ese 20 de abril, algunas de las cuales compartimos.

Pero sabemos que este ambiente, que no es exclusivo de Canarias, no se soluciona si no nos sentamos todos a participar en un debate constructivo. Por nuestra parte, y en la medida de nuestras competencias, hemos puesto en marcha un proceso de diálogo, un espacio multidisciplinar en el que los agentes de diferentes sectores podamos hablar de forma abierta sobre los retos y oportunidades de la actividad turística en Canarias para impulsar iniciativas prácticas en beneficio de la sociedad y del sector. Lo estamos haciendo mediante reuniones de trabajo con diversas asociaciones empresariales y colectivos sociales relevantes para identificar áreas conjuntas que permitan el aporte de mejoras desde el sector turístico y realizar una integración positiva con la sociedad canaria y el entorno natural.

Seamos responsables, corrijamos las disfunciones, pero no culpemos de todos los males de nuestra sociedad al turista, ni al turismo, del que en Canarias, ya lo sabemos, vive más del 40% de la población. No creo que sea tan difícil de entender. Desde luego, no resolveremos nada echando más leña al fuego para que en lugar de dialogar y analizar se grite y victimice a quienes, al igual que la mayoría de nosotros, trabaja un año para poder disfrutar de un merecido período de vacaciones. ¿O acaso nosotros no somos también turistas dentro y fuera de Canarias cuando estamos en período vacacional? ¿Nos gustaría ser increpados y señalados por los residentes de los lugares que visitamos? No hagamos aquello que no nos gusta que nos hagan. Es fácil de entender y de aplicar.

 

*Jorge Marichal es presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) y de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel).