Estas dos próximas semanas, se celebra la primera cumbre empresarial post-Covid dirigida y organizada por la CEOE, donde el mayor plantel de empresas españolas y sus máximos dirigentes plantearán los diferentes desafíos, escenarios, oportunidades y debilidades que se nos presentan en las próximas semanas, meses y años.
Ayer, la cumbre la presentaron su presidente Antonio Garamendi, como no podía ser de otra forma, junto con dos ejecutivos o empresarios de lujo que avalan con el éxito de sus empresas el nivel de la cumbre: Pablo Isla, como presidente de Inditex, y Juan Roig, presidente de Mercadona. Este último impulsor, en los últimos años, de la CEOE; algo que, imagino, todos los que nos dedicamos al turismo habremos notado, sino véase la gestión de los ERTEs para el sector turístico y hostelero como muestra de ello. Obviando esta última apreciación —mensaje a navegantes que leen estas líneas—, es un pedazo de empresario y todo un ejemplo de gestión de la efectividad superlativa, por lo cual, máximo respeto.
Acto seguido de la intervención de Isla y Roig, tocó el turno del sector financiero con Ana Botín representando al Santander y otros máximos representantes del sector en España. Posteriormente, energía y sostenibilidad con José Manuel Entrecanales representando a Acciona y el resto de jugadores multinacionales del país.
Hoy martes, la cumbre sigue con turismo con José Luis Yzuel, de Hostelería de España, representando a todos los restauradores y hosteleros del país. Hombre práctico y locuaz dónde los haya. Maño, franco y claro, de esos que hacen bueno el refrán de “al pan, pan y al vino, vino”. Juan José Hidalgo, de Globalia; un mito, la leyenda del sueño español, un self made del que sólo con su instinto podríamos hacer la tesis de lo que nos espera o deberemos hacer en los próximos años. Simón Pedro Barceló, inteligente, brillante y único representante balear, con el permiso de Hidalgo, que siempre se ha sentido de la tierra y tiene la legitimidad y el respeto de toda la parroquia local. Les siguen Antonio Catalán de AC by Marriot muy activo, veraz y reivindicativo en esta crisis del Covid, aprovechando cada ocasión para dar la cara y exponer los problemas del sector. Acaba el panel con Francisco López, del Grupo Lopesan, multinacional hotelera arraigada en Canarias representando, también, las peculiaridades de nuestro otro archipiélago en España.
La cumbre sigue con seguros, transporte, industria, automóvil, agroalimentario, infraestructuras, construcción y promoción inmobiliaria, servicios, RSC, cultura y deporte, comercio, sanidad, asesoramiento y estrategia, innovación y digitalización, educación y formación. Después de los representantes de emprendedores y autónomos y pymes, la cumbre concluirá con las confederaciones empresariales de las comunidades autónomas, con un prólogo anterior en geopolítica por los dos ex-ministros: Javier Solana y Josep Piqué, para que haya uno de cada color y todos representados y contentos.
No olvidemos que estas dos semanas de intensa actividad de diálogo empresarial, tormentas de ideas, gráficas de la verdad, estadísticas para preocuparse, pronósticos del mercado y números en rojo, son de carácter puramente económico, pero regirán nuestras vidas y nuestros comportamientos como sociedad e individuos los próximos años o tal vez décadas.
Tanto para lo bueno como para lo malo, estamos juntos en esta, la diferencia en el resultado será que estemos dispuestos a sacrificar, a ser mejores, a levantarnos como país, a querer cambiar, a reformularnos todas las reglas, a entender que competimos contra el mundo y no contra nosotros.
Y es que está claro, cristalino, blanco y en botella, que esta reconstrucción no tiene colores políticos; por lo cual, huyamos de discursos que nos quieren enfrentar o separar, huyamos de partidismos, y derechas, centros e izquierdas. El dinero es temeroso y le gusta la estabilidad, la seguridad jurídica y discursos moderados. Los empresarios somos apolíticos, tenemos y queremos tener clientes de todos los colores, razas, religiones, sexos y vivimos en un ecosistema duro donde si no eres buen gestor no sobrevives. Da igual de qué color eres, de piel o político. Los apolíticos sabemos ahorrar, sacrificarnos, reinvertir, ser eficientes, efectivos, productivos y también muchas veces nos toca perder.
Ahora son momentos de regar y cuidar la economía y no de exprimir y demonizar al sector, a la industria, a la economía de nuestro país de la cual dependemos todos, también los políticos.
Está demostrado que la injerencia política en lo económico no ayuda a levantar países, la sobrelegislación por una mala redacción inicial, la sobredimensionada administración que conlleva la justificación de una burocracia espesa, repetitiva, analógica, no es buena para nuestros relojes ni bolsillos. Necesitamos liberar los tiempos, dejar fluir la iniciativa, crear empresas, sueños, ideas y en la educación de los más jóvenes, en silencio y con efectividad.
El coste de oportunidad se basa en sacar la mayor rentabilidad de los recursos limitados y es aquello a lo que renunciamos cuando tomamos una decisión económica. Para la sociedad española la decisión a tomar, y el consecuente coste de oportunidad, será que sus políticos no atiendan a las conclusiones de esta cumbre. En fin, escuchemos con atención estas dos semanas a los que se juegan la piel de sus empresas, a los que saben perder en esta crisis y mantienen, no obstante, siempre al país, a su clase política y a sus grandes gentes.
Artículo originalmente publicado por mallorcadiario.com
Juan Miguel Ferrer es CEO de Palma Beach, asociación creada en 2016 por un grupo de empresarios de Playa de Palma con el fin de regenerar y reposicionar el destino mallorquín.