Independientemente de si eres creyente o no, estarás de acuerdo conmigo en que las religiones son parte fundamental de nuestra historia. Adentrarse en ellas es una gran manera de conocer la cultura local, por eso, el turismo religioso se ha convertido en una de las modalidades de viaje más populares.
¿Qué es el turismo religioso?
En palabras simples, el turismo religioso consiste en visitar a lugares asociados con la religión. Es una modalidad motivada por la fe y la espiritualidad y moviliza a millones de personas cada año (sin incluir el 2020, por supuesto).
Debido a que conocer la religión de un destino nos acerca a su cultura, sus tradiciones y sus costumbres, el turismo religioso se encuentra dentro del gran paraguas del turismo cultural.
Sin embargo, es importante recalcar que no todos los viajeros tienen el mismo grado de interés en temas religiosos:
Recuerda que no es lo mismo ofrecer un producto a un peregrino puro (para quién la religión es fundamental) que para un visitante secular que tiene motivaciones más culturales y de ocio.
¿Qué necesita el turista religioso?
Quien viaja para descubrir lugares asociados a la religión generalmente necesita:
- Paquetes turísticos que les brinden seguridad, tranquilidad y confort. Que incluyan hospedaje, transporte y otras actividades de recreación.
- Vías de acceso y servicios adaptados para visitantes con necesidades especiales. Considerando que un gran número de personas visitan santuarios y participan en peregrinaciones para pedir por su salud.
- Guías locales y especializados, que sepan transmitir su conocimiento y pasión acerca del papel de la religión en la cultura local.
Aspectos a tomar en cuenta para crear una experiencia de turismo religioso
Algunos puntos que los destinos, agencias turísticas o comunidades religiosas deben considerar al momento de crear productos turísticos son:
- Conocer al viajero para crear experiencias que vayan acorde a su grado de interés en la religión.
- Tener presente su edad. En el caso de actividades en espacios naturales, los viajeros jóvenes tienden a buscar actividades que demanden mayor esfuerzo físico, mientras que los viajeros de más edad prefieren que su experiencia sea más espiritual.
- Fomentar la conexión emocional en cada interacción.
- El lugar de procedencia de los viajeros: ¿profesan la misma religión? Si no es así, tener mucho respeto hacia sus creencias.
- No olvidar la importancia de conocer la opinión de los residentes: ¿están de acuerdo en que su espacio sagrado se convierta en un atractivo turístico y en cómo se lo presenta al viajero?
Recordemos que, lamentablemente, hay turistas que no respetan y esto puede convertirse en un calvario para quienes habitan en el territorio.
Si quieres saber más acerca del turismo religioso, no dejes de leer el post del blog de Cocreando Turismo.
*Selene Orellana es consultora de turismo e investigadora. Impulsa el blog cocreandoturismo.com