Aunque esta idea pueda parecer poco convencional, lleva años siendo implementada por algunos operadores de viajes, y cada vez son más los que se suman a esta tendencia.

El origen de esta práctica radica en la necesidad de reducir el coste de alojamiento para quienes viajan solos y no disponen de los recursos económicos suficientes para asumir el precio de una habitación individual en un circuito turístico, lo que supondría pagar más del 50% del coste total del viaje.

Un ejemplo claro es el IMSERSO, que ha adoptado esta modalidad durante años. Otros actores que han seguido sus pasos son la mayorista Mundiplan y la start-up gallega Twoller, esta última especializada en la comercialización de habitaciones de hotel, permitiendo a los usuarios compartir alojamiento con personas previamente seleccionadas que presentan afinidad entre sí.

En resumen, se trata de una alternativa dirigida a un perfil de cliente que desea seguir viajando, a pesar de la disminución de su capacidad económica, asumiendo el riesgo de no saber con quién compartirá su estancia.

Como en muchos aspectos de la vida, esta experiencia puede resultar favorable o no, y solo el tiempo dirá si este nuevo modelo de viaje será bien recibido por los clientes españoles.

 

*Ricardo Zapata García es Técnico y especialista en Turismo