¿Es algo bueno simplemente por ser caro? Seguro que muchos de los que me están leyendo ahora mismo dirían que sí, pues lo caro siempre lo unimos a lo bueno.

Si lo trasladamos al mundo del turismo, te puedo asegurar que no siempre lo caro es bueno.

También podríamos entrar en cómo define cada persona qué es bueno o malo, pero esto lo dejaremos para otro momento…

En el turismo, hay destinos, hoteles, restaurantes y experiencias que, aun siendo caras, no son buenas, pues —creo que todo el mundo estará de acuerdo— lo que da el precio al producto final son las personas y no en todos estos servicios hay personas que aporten ese valor diferencial para que sea bueno y caro a la vez.

  • Un destino en el que sus habitantes no sean acogedores, simpáticos, agradecidos, por muy caro que sea, no es un destino bueno.
  • Un hotel, por muchas estrellas que tenga, por muchas lámparas de cristal, muchos restaurantes… si no tiene un personal que sonría cada mañana a los clientes, que salude a todos los huéspedes que se encuentre en su camino o que dé un servicio en consonancia a lo que el cliente busca; por muy caro que sea, no es un hotel bueno.
  • Un restaurante donde el personal no sepa asesorar al cliente a la hora de pedir la comida o no atienda con una sonrisa y pregunte si le ha gustado lo que ha tomado; por muy caro que sea, no es un restaurante bueno.
  • Y así podría seguir escribiendo miles de ejemplos en el mundo del turismo.

Como conclusión podría decir: no elijas nunca un destino, un hotel, un restaurante o una experiencia por el precio, elígelo por el servicio que da su personal, que es el que realmente pone el precio al destino y al producto.

 

*Ricardo Zapata García es Técnico y especialista en Turismo