Opinión
Es pronto para llorar por el turismo
Hay que pasar de contar cabezas a contar cabezas en almohadas y centrarnos en el gasto real.
Si los rumores sobre la muerte de Mark Twain eran exagerados los lloros sobre el mal verano turístico también lo son. Una de las principales publicaciones del sector titula que los datos de julio son los peores de los últimos ocho años. La realidad es que el descenso si es el más agudo pero las cifras totales de ese mes son las segundas más altas de la serie, por encima incluso de las de julio de 2016, considerado entonces un mes magnifico.
Las circunstancias externas han sido las peores de los últimos años: un verano europeo caluroso y con mundial de futbol, huelgas en el primer transportista a España, Ryanair, desplome de la moneda de nuestro principal competidor Turquia, caída de la libra y devaluación del rublo y del yuan-reminbi como consecuencia de las sanciones políticas y comerciales impuestas por el Gobierno americano, que también han afectado a Irán provocando una subida del petróleo. En el interior, la tensión política en Cataluña ha llevado a los Ministerios de Asuntos Exteriores de importantes países emisores a emitir comunicados advirtiendo del riesgo. Por el lado contrario la subida del dólar ha abaratado las vacaciones para los que pagan en esa moneda.
Y sin embargo, a pesar de las circunstancias ha sido un buen verano, no tan bueno como el extraordinario del año pasado pero mejor que todos los demás. Frente a una ligera caída en el número total de visitantes, acentuada en el caso de Alemania y también en el de Francia y Gran Bretaña en Julio, en la estancia media y en el factor de ocupación, los datos oficiales nos hablan también de una estabilidad en el gasto total y una mejora en el gasto diario.
Hay una fuerte bajada de franceses-las entradas por carreta han caído un 13% - principalmente a Cataluña, su principal destino. Los descensos de británicos y alemanes han afectado sobre todo a las Islas Canarias y se deben a la decisión de familias de esos países de ir este año a Turquía debido al menor precio, factor decisivo cuando se trata de vacaciones de cuatro personas, en muchos casos de dos semanas. El resto de los mercados se han comportado correctamente con subidas en el caso de los nórdicos y de los que pagan en dólares.
El gasto total, que incluye el viaje, sufre una tenue caída mientras que el medio y el diario suben, en parte porque la duración de la estancia cae casi un 5 %, al tener que dividirse el gasto del viaje entre menos días.
Las pernoctaciones hoteleras bajan muy ligeramente mientras que la ocupación se mantiene estable. Las pernoctaciones no hoteleras caen fuertemente. Las estancias cortas se mantienen mientras que las de más de ocho noches –familias- han caido.
Por primera vez en años han sufrido menos los hoteles que han trabajado con Touroperadores, puesto que en julio, y también en agosto las compañías aéreas aumentaron el precio de los billetes. De hecho ya hay hoteleros que están volviendo a realizar contratos con los touroperadores a tres años con garantías, aunque con precios inferiores.
El principal competidor ha sido Turquía, que tiene casi la mitad de la oferta hotelera de España y que ha tenido plena ocupación en parte de julio y en agosto por lo que no ha podido acoger a toda la demanda. Su clientela coincide con la de España, familias británicas y alemanas, además de las procedentes de Rusia, mercado en el que son más fuertes que nosotros. Egipto y Túnez conjuntamente no representan entre ambos ni una cuarta parte de la oferta española. Están teniendo un buen verano, aunque con problemas en el primer caso, pero sus resultados apenas afectan a los de los destinos españoles.
Para el resto del año, una vez acabadas las vacaciones escolares se prevén resultados similares a los el año pasado, aunque en agosto sea puedan ser negativos. 2018 será un buen año turístico. En el peor de los casos el segundo de la serie, puesto que nos moveremos alrededor de los ochenta millones, cuando hace solo cinco años estábamos en 60.
Los datos de julio nos demuestran una vez más la necesidad de reformar nuestro sistema estadístico. El enorme incremento de la oferta aérea en los últimos años hace que aumente el gasto diario según la encuesta que incluye los gastos de transporte y de las agencias en origen, ocultando la realidad del gasto efectivamente realizado en España que es el que se obtiene a través de los datos de balanza de pagos del Banco de España, que era estable hasta finales de mayo.
Hay que pasar de contar cabezas a contar cabezas en almohadas, como ya están haciendo la mayor parte de los destinos en Estados Unidos y centrarnos en el gasto real.
Descubriríamos así que España no es el segundo país turístico europeo, como admiten nuestras autoridades sino el primero, muy por delante de Francia en ingresos y pernoctaciones y que el primer destino español no es Cataluña sino Baleares.
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