Han pasado ya 46 años desde que Paquito Fernández Ochoa ganara para España, en Sapporo, la primera y única medalla de oro en una Olimpiadas de Invierno. Sapporo es la capital de la Isla de Okkaido, la más nórdica del Archipiélago japonés y la segunda del país, que cuenta con más de cinco millones de habitantes. Es la zona más despoblada del país.

Aquel año, muchos españoles se enteraron de que en Japón se esquiaba, pero pronto se olvidaron. Recientemente, sin embargo, ha resurgido el interés por el "Japow" o nieve polvo en Japón, por la inauguración de un vuelo directo Madrid-Tokio. Las bajas tarifas, en el invierno, de las diversas compañías que atienden a ciudades como Barcelona o Bilbao, que junto con Madrid es de donde proceden la mayoría de los esquiadores españoles -por 700 euros se puede llegar al aeropuerto de Sapporo, la favorable paridad euro- yen y el largo proceso de deflación de la economía japonesa que ha logrado que el país -con la excepción de la capital-  sea más barato que España.

Hokkaido

Hokkaido

El viaje hasta Okkaido es largo, unas veinticuatro horas, y el frio extremo a pesar de que se encuentra solo en el paralelo 43, el mismo que Bilbao. Las estaciones, hay docenas de ellas en la Isla, son pequeñas y con unos remontes primitivos. Y, sin embargo, aficionados de todo el mundo acuden gustosos a superar esos inconvenientes para gozar de la nieve virgen en cantidades ilimitadas -más de quince metros anuales de media-  de una calidad desconocida en el resto del mundo.

Suscripción

No son lugares para familias o para esquiadores de pista. Hay que equiparse con “arba”, pala y sonda por los riesgos de avalanchas y con pieles de foca y crampones para el esquí de travesía. Es más que recomendable utilizar los servicios de un guía, porque a veces no hay visibilidad. Las  pistas se parecen más a las americanas, una montaña y diferentes descensos, que a las europeas en las que se puede ir a varios valles. Los esquís es mejor alquilarlos localmente. Son anchos y, de una calidad sorprendente y sirven para pista, travesía y descenso en nieve virgen.

La gran estación de Hokkaido es Niseko, una especie de Marbella del Norte; al menos en comparación con las demás, un conjunto de cuatro pequeños pueblos cada uno con su montaña, intercomunicados. A ella acuden muchas familias japonesas para esquiar en pista. Al igual que algunas otras, ofrece esquí nocturno, hasta la 8.30, por lo que está abierta doce horas al día. Los pases cuestan entre 40 y 50 euros.

Estación de Hokkaido. Foto de Turismo de Japón

Estación de Hokkaido. Foto de Turismo de Japón

Para llegar a cualquiera de las estaciones no es necesario pasar puertos de montaña, puesto que están situadas a pocos metros sobre el nivel del mar. Las cumbres son bajas, comparadas con las de otros destinos de nieve, entre 1200 y 1700 metros, con algunas excepciones como el monte Asahi de 2.290, el más alto de la Isla, en el que se encuentra la estación de Asaidake, desde la que se asciende con pieles de foca al volcán. A corta distancia se encuentra Takashidake, en el Parque Nacional de Daistsuma, desde donde se sube en una góndola hasta cerca de la cumbre del volcán, para seguir luego en travesía una media hora hasta las fumarolas que demuestran que las entrañas de la tierra siguen vivas. Esquiar en los volcanes es una experiencia única. En ambos lugares, como en tantos otros, hay algunos hoteles tradicionales japoneses Ryokan que ofrecen alojamiento simple y exquisito, y que disponen de "Onsen", baños locales y comunales de aguas termales calientes.

Furano y Tomasu destacan por sus increíbles fuera pistas entre bosques de abedules, mientras que Tomamu nos demuestra que cada país resuelve de distinta manera sus problemas de medio ambiente, con cuatro torres incongruentes de 40 pisos cada una, que consumen menos espacio que el número equivalente de apartamentos en edificaciones bajas.

Los esquiadores extranjeros ya han descubierto Hokkaido. Los chinos a finales de febrero y comienzos de marzo en su año nuevo, prefieren en general las pistas puesto que, en general, llevan pocos años esquiando y viajan en familia. En enero los australianos y neozelandeses, que aprovechan sus vacaciones de verano, son multitud y durante todo el invierno europeo van en busca de nuevas experiencias blancas.

Esquiadores en Hokkaido

Esquiadores en Hokkaido

Como las posibilidades de bajadas son inmensas, lo normal, fuera de pista, es poder esquiar con tu grupo sin tener que disputar el espacio a otros esquiadores, con una sensación de absoluto silencio. Los remontes solo tienen unas cortas colas al comienzo del día, por lo que se puede esquiar hasta el agotamiento.

Excepto en Nisake, no hay diversión nocturna, pero en todos los pueblos se encuentran restaurantes de comida local de una calidad excepcional para degustar el pescado y el marisco de las frías aguas que rodean la Isla en sushi, sahimi, sabu- sabu o la parrilla acompañados de verduras y arroz, de las sabrosas cervezas locales Sapporo y Asahi y de sake, a buenos precios. A mediodía es fácil encontrar en las bases de las estaciones lugares que ofrecen” Ramen”, la sopa con fideos gordos y verduras, pollo o pescado por unos ocho euros. 

Como diría la guía Michelin: el desvío merece la pena.