Opinión
FITUR y el optimismo en la era del fracaso mutuo
Es necesario que las empresas presenten un alto grado de legitimidad y credibilidad, cualidades carentes en algunas grandes compañías
Las empresas son el escalón representativo entre la sociedad y los empleados. Estas reflejan las diversas aspiraciones de una sociedad heterogénea, pero también modelan la estructura social, económica y cultural de un país, a través de la cultura empresarial, filosofía de empresa y las políticas internas y externas que desarrollan. Por ello, es necesario que las empresas presenten un alto grado de legitimidad y credibilidad, cualidades carentes en algunas grandes compañías.
La falta de identificación y conexión de los empleados con estas organizaciones ha resultado, en un alto porcentaje de los casos, en una sociedad laboral sometida y marginada social y económicamente, que a su vez propicia una alta rotación de personal y vulnerable frente a medidas clientelares, abusivas y centradas únicamente en buscar beneficio. Todo esto da cabida a la presencia de falta de profesionales y candidatos sin formación, ni experiencia, ya que los buenos van desapareciendo con el tiempo, en busca constante del lugar ideal.
Es así como podemos ver, en algunas redes sociales, cómo aplaudimos ciertos posts (la gran mayoría con acierto) que critican la falta de valores y cultura empresarial o liderazgo, especialmente de grandes compañías (no hace falta nombrarlas para entender de quién se habla en el sector turístico, por ejemplo), que generan debates agrios y donde mucha gente se ve identificada. A la vez que estos expresan sus repulsas con comentarios o vivencias propias de estar trabajando para auténticos villanos, bien sean sus jefes directos o la propia filosofía de la empresa. Y, por otro lado, aplaudimos otros posts del CEO o director general de turno, que representan a esas compañías a las que, un día antes, criticábamos con aquel acertado comentario de falta de liderazgo de los jefes, tiranías y ambientes tóxicos vividos en carne propia.
Esta carencia de criterio en determinados casos que son capaces de levantar el pulgar en ambas situaciones para no manchar su imagen frente a los unos y los otros, parece en realidad una falta de coherencia por ambos lados porque unos critican que son quienes lo padecen y otros reclaman que son quienes actúan de acuerdo a la ideología que no profesan y pretenden deslindarse de caudillismos y la personalización del poder, y, por sobre todo, aunque no se practique lo correcto quieren ser reconocidos como el medio de representación de los intereses de ese sector laboral que tanto los critica año tras año, sin que cambie nada.
En definitiva, se le da mucha importancia a las ideologías que gritamos a cuatro vientos y a las convicciones, pero muy poca cuando, por inercia y dependiendo de quién escriba, levantamos el pulgar intentando tapar lo que expresábamos ayer. Parece que FITUR lo arregla todo.
*Víctor Rocha López es Corporate Chef F&B Culinary trainer. Autor del libro El humo que todo lo quema.
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