La aerolínea francesa Air France, integrada en el grupo SkyTeam, mantuvo la pasada semana una reunión con los grandes touroperadores franceses, que reclaman un aumento de vuelos entre Francia y China.
Actualmente, las conexiones entre el país vecino y China se limitan a un vuelo semanal París-Pekín y dos semanales París-Shanghái; cifras consideradas del todo insuficientes y que, según los profesionales galos del sector, no ayudan a recuperar las cifras de turistas chinos, que han pasado de 2,2 millones de visitantes en 2019 a poco más de 200.000 en 2022.
China ha supuesto en la última década el mayor emisor de turistas con destino Francia; sin embargo, los efectos del COVID-19 trajeron consigo una precipitada reducción de estas cifras a causa de la cancelación de vuelos y de las exigentes medidas sanitarias impuestas por el gobierno francés para los viajeros provenientes del gigante asiático, que se mantuvieron hasta febrero de este año. Actualmente, los directivos de Air France observan con preocupación un aumento de los costes de vuelos a China a causa de las restricciones de espacio aéreo sobre Rusia y Ucrania, que provocan un desvío de hasta 3 horas más por trayecto, con los consiguientes sobrecostes en carburante y tripulación que eliminan toda posibilidad de rentabilidad en estas rutas.
Con todo, Air France ha tratado de apaciguar a los touroperadores anunciando para este verano un aumento progresivo que podría llegar a 14 vuelos semanales, añadiéndose otros 24 para compañías chinas ya autorizados por la Dirección francesa de Aviación Civil. Nada que ver con las 32 frecuencias que operaba Air France y las 63 efectuadas por diferentes compañías chinas en 2019.
Este debate tiene como trasfondo la competencia feroz de las aerolíneas chinas, considerada por muchos actores del sector como desleal, ya que pueden permitirse el hecho de operar las rutas soportando pérdidas que asume el propio estado chino. Por el momento, la única solución de las autoridades y de la propia Air France se centra en la restricción de vuelos, a semejanza de otros países en situación similar como EE.UU. (20 frecuencias semanales). No obstante, se hace necesaria una solución de amplio espectro político que pueda satisfacer a todas las partes, antes de que el peso de lo que está en juego, económicamente hablando, provoque un daño mayor.