Hay ocasiones en la vida que nos marcan, y sin duda, la reciente concesión a mi padre, el fundador de Meliá Hotels International, de la Medalla de la Orden del Mérito Duarte, Sanchez y Mella, el más elevado honor que otorga la República Dominicana a personalidades civiles o militares que hayan realizado servicios distinguidos al país, fue una de ellas.
Además de la solemnidad del acto en el Palacio Presidencial, del impresionante elenco de amigos y personalidades del mundo del turismo y la empresa dominicanos, y de la notable representación de un Gobierno, como es el de la República Dominicana, que entiende y cuida al turismo, lo realmente emocionante fue el respeto y afecto que todos nos transmitieron hacia la personalidad y figura de mi padre.
Como glosó el propio Presidente Luis Abinader, antes de imponerle la medalla, mi padre fue un empresario prácticamente autodidacta, que empezando con apenas 21 años y sin apenas recursos consiguió fundar una de las mayores empresas hoteleras del mundo, reconocida además hoy en día como una de las más sostenibles a nivel global. El líder dominicano destacó tres aspectos que mi padre siempre ha defendido con firmeza:
En primer lugar, la capacidad del turismo para hermanar países, superar fronteras e impulsar el bienestar social y económico de los pueblos; desde esta convicción, nuestro fundador se lanzó en 1984 a abrir su primer hotel en Bali, para saltar después al Caribe, creando una multinacional que hoy emplea a más de 45.000 empleados de más de 125 nacionalidades y contribuye al progreso social de los destinos en que se implanta, como refleja el “cash-flow social” de Meliá, que cada año publicamos en nuestro informe anual.
En segundo lugar, quisiera destacar que Abinader resaltó algo que tanto mi padre como yo siempre hemos defendido: la importancia de la colaboración público-privada, y del papel de las empresas en el éxito turístico de los países. Como expresó en su intervención: “Dios nos regaló una naturaleza privilegiada, pero usted, don Gabriel, es parte de todo nuestro éxito”. A este respecto, mi padre quiso también resaltar la excelente gestión desarrollada durante la pandemia por el Presidente y el Ministro de Turismo y gran amigo del sector, David Collado, junto al resto del Gobierno dominicano, manteniendo un apoyo e interlocución constante con el sector turístico, tan duramente golpeado por la crisis, asegurando que “este país, en las competentes manos de su Presidente Luis Abinader, afronta un futuro de prosperidad y desarrollo social y económico sin precedentes”.
Por último, quisiera destacar, del excelente discurso del Presidente, la mención que el mismo realizó a los méritos, el esfuerzo y el sacrificio que siempre guiaron a nuestro fundador, contribuyendo a forjar nuestro presente, y que según sus palabras deben también inspirar nuestro futuro. Para mi padre, promover los valores del esfuerzo, la vocación de servicio, la coherencia y la responsabilidad con la sociedad y con el planeta ha sido siempre una prioridad, y es la esencia del legado que desea dejar a las generaciones futuras de profesionales y amantes del turismo, como recuerda en su Libro de Memorias, “Mi Vida” recientemente publicado.
Quiero aprovechar para agradecer también este gesto de reconocimiento al Presidente Abinader, al Ministro Collado y a todo el Gobierno de la República Dominicana, y felicitarles una vez más por su inquebrantable apoyo al sector turístico, especialmente durante los difíciles tiempos de la pandemia. Hoy me siento doblemente orgulloso, por mi padre, y por contar con su amistad y confianza, que como él reiteró en su discurso de agradecimiento, nunca defraudaremos.
*Gabriel Escarrer Jaume es vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de Meliá Hotels International, así como presidente de Exceltur