En artículos anteriores, ya he dado mi opinión sobre los cambios de generación que nos preceden, pero en este espacio, quiero matizar las consecuencias de lo que viene en pocos años bajo mi humilde punto de vista.
Los que somos viejos en esto, hacemos un análisis continuo, quizás erróneo, de lo que debería ser el hacer diario de esta nueva generación, incomprendida para unos y maleducada para otros. Lo que está claro es que no podemos hacer una comparación válida con nuestros inicios porque nosotros, los de finales de los 60 y primeros de los 70, vivíamos unas circunstancias totalmente distintas a las de hoy y basadas en la coletilla que nuestros padres y abuelos, nos dejaron ver de como percibir la vida.
Hoy en día todo se basa en las modas, no hay una estabilidad que marque las pautas a seguir más que lo que se oye y lo que se deja que impregne tu forma de ser, lo que debería ser tu identidad y dependiendo de lo que nos vendan, seremos de uno u otro bando.
Actualmente, los principios están basados en lo que hagan los demás, los valores los marcan otros, hemos perdido la identidad, que, para muchos, no es más que lo que su célula o ID dice. No hay más que ver como las masas se mueven políticamente por lo que oyen o dictan las personas más cercanas a ellos, sin ni siquiera ser capaces de tener una conversación coherente sobre ese tema de más de 30 segundos. No conocen los estatutos, ni la filosofía del partido político que defienden a muerte, pero es lo que marca el momento. Como eso todo, todo se mueve a golpe de lo que se oye y esa lectura mueve conciencias hasta perturbarlas sin ton, ni son.
Hemos dejado de leer… ¿Cuántos libros te has leído en el último año? Y, ¿en los últimos 5 años?... Hemos dejado la cultura para dar paso al TikTok, que marca la pauta de lo que es el tic tac del reloj, que no cesa en continuar y sin parar. Nada ni nadie para el tic tac del tiempo, el tiempo que estamos perdiendo para encaminar una generación que debe dar continuidad a la coherencia en el sector servicio y en la sociedad en general.
No somos capaces de dedicarle 1 hora al día a una lectura que te ayude a ver bajo tu punto de vista cualquier situación del pasado y/o interpretar el futuro por ti mismo. Y, somos capaces de perder 3 horas al día enganchados a una red social donde las filosofías en ellas, son tan dispares, que no van a hacer más que perturbar más si cabe, lo que debería ser tu propia identidad.
En las dos últimas décadas hemos pasado de la generación de “Hierro” a la generación de los “NiNis” (ni estudian, ni trabajan), la generación de “Cristal” y en la actualidad la del “TikTok”.
No somos conscientes o no lo queremos ver… Aquellos quienes tenemos una responsabilidad sobre la media en cuanto a nuestra profesión se refiere, que también tenemos una responsabilidad social de educar en base a los valores y principios que, poco a poco, las modas se llevan y que nunca debieron desaparecer. Los principios y valores es lo único que te otorga como ser humano, el privilegio de la libertad de actuar sobre ti mismo y sobre los demás por un mundo mejor.
Los principios y valores son los que mueven y cambian el rumbo de las empresas y, por lo tanto, tienen que ser parte del proceso y objetivo que queramos conseguir a corto, medio y largo plazo.
Prejuzgar a la gente o a tus colaboradores, por llevar un determinado apellido, por tener exceso de peso, pasar de los 50 o ser su primer empleo, no disponer de experiencia, por su forma de caminar o por una mala contestación, no es motivo de señalamiento y si así es, estamos peor de lo que pensaba. Debemos dar un voto de confianza siempre, no todas las personas son iguales, no todos pasamos por las mismas circunstancias de la vida, no todos reaccionamos igual ante el estrés o ante una situación complicada. No puede ser que todos los que no se amolden a un determinado proceso sean malos, quizás es hora también de empezar a evaluar el porqué de las cosas en este sentido.
Como siempre digo, ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos, es una cuestión de percepción y adaptación de los unos a los otros y los otros a los unos.
En definitiva, estamos cerca del “BOOM” o del “UFF” del estallido definitivo donde ya no haya marcha atrás o del suspiro que indique; menos mal que reaccionamos a tiempo. TIC, TAC, TIC, TAC…
*Víctor Rocha Cocinero/Articulista/Conferenciante/Defensor De Lo Correcto/Apasionado del sector Servicio y el Turismo. Autor del libro “el Humo que todo lo quema” (Gastronomía y turismo)