En el mundo vertiginoso de la industria hotelera, donde el tiempo es oro y las demandas son cada vez más exigentes, con frecuencia nos encontramos atrapados en la vorágine del día a día y es fácil perder de vista lo que realmente importa: la búsqueda constante de la excelencia.

¿Alguna vez te has preguntado si estás dando siempre lo mejor de ti?

En nuestra industria, donde la excelencia y la atención al detalle son fundamentales, hacer lo mejor que podemos marcará la diferencia entre una experiencia memorable y una olvidable. No conformarse con lo bueno cuando podemos ofrecer lo excepcional puede marcar la diferencia entre un cliente satisfecho y un cliente enamorado de nuestra marca.

La excelencia no es un acto, es un HÁBITO. En nuestra búsqueda de la perfección, cada detalle cuenta. La magia de la hospitalidad reside en la capacidad de hacer sentir a cada huésped único y especial.

A menudo, nos enfrentamos a desafíos que pueden tentarnos a no esforzarnos al máximo. Tal vez estemos cansados, tal vez nos excusamos en que no nos pagan lo suficiente (¡ojo con esa postura!), o tal vez simplemente nos dejemos llevar por la rutina. Pero, ¿realmente queremos conformarnos con la mediocridad?

Hacer lo mejor que podemos no es solo una actividad, es una MENTALIDAD que impregna cada acción que tomamos. En el corazón de la hospitalidad, cada detalle importa y cada esfuerzo extra se traduce en una experiencia más gratificante para nuestros huéspedes y para nosotros mismos.

Algunos beneficios de hacer lo mejor que podemos son evidentes: lograr la satisfacción personal, potenciar nuestro crecimiento y reforzar la autoestima. Pero también hay recompensas menos tangibles, pero igualmente importantes, como la sensación de cumplimiento y la ausencia de arrepentimiento. No solo se trata de cumplir con nuestras responsabilidades laborales, sino también de SUPERARNOS a nosotros mismos día a día.

Si bien hacer algo a medias puede parecer fácil, bajar tus estándares personales puede resultarte contraproducente. Antes de que te des cuenta, tu cuerpo se debilita, tu mente se vuelve obsoleta y comienzas a aceptar la mediocridad como un estándar razonable. Es más, si no lo intentas, nunca realizarás tus sueños, aunque tengas todo el potencial del mundo.

Pregúntate qué te impide hacer un esfuerzo adicional. Si te pidiera que corrieras cinco kilómetros, dirías probablemente que no puedes hacerlo. Pero si te pidiera que corrieras lo más lejos que pudieras y agregaras un poco más de distancia cada día, estoy seguro de que dirías que es factible. Esa misma mentalidad se aplica a la mayoría de las áreas de tu vida. Cada esfuerzo extra que hagas cada día marcará una gran diferencia en el futuro, porque es un proceso de construcción acumulativo. La clave está en convertirlo en un hábito.

“Si logras mejorar un 1% todos los días durante un año, serás 37 veces mejor al final del mismo” James Clear – Hábitos Atómicos

Así que la próxima vez que te encuentres enfrentando un desafío o tentado a conformarte con la mediocridad, recuerda que cada esfuerzo extra que hagas acumula un valor inmenso a lo largo del tiempo.

Ya hemos explorado juntos la importancia de dar siempre lo mejor, de hacer las cosas de la mejor manera posible, y hemos recordado el impacto profundo que puede tener ese esfuerzo extra en la experiencia del cliente y en el éxito de nuestro negocio.

Ahora es el momento de convertir estas reflexiones en acción. Los aliento a llevar este compromiso hacia la excelencia en cada paso que den, en cada interacción que tengan con sus colegas y con sus huéspedes. Demostremos al mundo que la hospitalidad no es solo un servicio, sino una pasión, un compromiso con la perfección.

Así que, queridos colegas, pongamos manos a la obra. Elevemos el estándar de nuestra industria, inspiremos a otros con nuestro ejemplo y creemos juntos un futuro donde la excelencia sea la norma, no la excepción.

¡A dar lo mejor de nosotros en cada momento!

 

*Julián Grano es consultor en Hospitalidad & Hotelería y gerente general de Cassa Lepage Art Hotel Buenos Aires (Argentina).