En un mundo hiperconectado, los hoteles que prohíben el uso de móviles ofrecen una alternativa audaz: un espacio para desconectar de la tecnología y reconectar con el presente. Estas iniciativas, aunque no exentas de debate, plantean un refugio necesario frente a la creciente dependencia digital que afecta tanto las relaciones familiares como el bienestar personal.

Los beneficios son evidentes. La desconexión fomenta la interacción cara a cara, refuerza los lazos familiares y permite redescubrir actividades simples, como juegos de mesa, caminatas o conversaciones sinceras. Además, estos entornos ayudan a reducir el estrés, mejorar la concentración y promover un descanso profundo, alejándonos del bombardeo constante de notificaciones y redes sociales.

Sin embargo, esta propuesta también genera cuestionamientos. En una era de trabajo remoto y urgencias digitales, muchas personas no pueden permitirse una desconexión total. Por otro lado, no todas las familias perciben la tecnología como un problema; para algunas, los móviles son una herramienta de conexión o aprendizaje compartido.

Más allá de estas limitaciones, la existencia de estos hoteles invita a reflexionar sobre el equilibrio entre tecnología y vida personal. Quizás la clave no sea prohibir los móviles, sino promover un uso más consciente de ellos. En última instancia, estas experiencias nos recuerdan que la conexión más valiosa no depende del Wifi, sino de nuestra capacidad para estar presentes con quienes nos rodean.

En este mundo digitalizado, la desconexión puede ser el verdadero lujo.

En España, algunos hoteles han implementado políticas para limitar o prohibir el uso de dispositivos móviles, promoviendo una desconexión digital entre sus huéspedes. 

Estos hoteles buscan proporcionar a sus huéspedes una experiencia de relajación y desconexión, alejados de las constantes interrupciones de la vida digital.

¿Y tú? ¿Te animarías a dar el paso?


*Ricardo Zapata García es Técnico y especialista en Turismo