La Semana Europea de la Movilidad se celebra cada año, entre el 16 y el 22 de septiembre. La edición de 2018 se cerró el pasado 23 de septiembre, implicando a más de cuatrocientos municipios españoles.

Al pensar en “moverse sosteniblemente” es probable que nos venga a la cabeza el recuerdo de la bicicleta que guardamos en el trastero desde hace años. No es de extrañar, ya que las virtudes de desplazarse en bicicleta son ampliamente conocidas: es un medio de transporte barato, ecológico y saludable; el aumento de su uso en una ciudad mejora la accesibilidad y disminuye el tráfico motorizado, los atascos y la polución, dando lugar a un ambiente más habitable y humano y a una sociedad más abierta. Por si esto fuera poco, pedalear es bueno para la salud. ¡Todo son ventajas!

Para contagiar el amor por las bicis que caracteriza a su país de origen, la empresa danesa CopenhagenizeDesign Co. elabora bianualmente un índice que valora qué localidades son más amigables para el uso de la bici a partir de parámetros como las infraestructuras ciclistas, el apoyo de las Administraciones, los sistemas de bicis públicas o la brecha de género entre los ciclistas (Bicycle Friendly Cities Index). El primer puesto lo ocupa, naturalmente, Copenhague, seguida de dos ciudades holandesas que también cuentan con una larga tradición de empleo de la bicicleta: Utrecht y Ámsterdam. En cuarto lugar, se encuentra Estrasburgo, una de las ciudades líderes en movilidad sostenible en Europa.

Buscando ciudades españolas en el ranking, encontramos a Barcelona en el puesto once, con 184 kilómetros de carriles bici y vías ciclables. Sevilla ocupa el decimocuarto lugar; la ciudad andaluza fue pionera a nivel mundial en la implantación de una red de carriles bici, en 2010 ya tenía 120 km de carriles bici.

La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria ha cogido carrerilla para ocupar un lugar en el ranking de ciudades con movilidad sostenible; en abril de 2018, la ciudad implantó un sistema de bicis públicas, la Sítycleta.

En sus primeros 6 meses de vida, el servicio ha alcanzado los 100.000 usos, con casi 400.000 kilómetros recorridos y una reducción de más de 80.000 kilogramos de CO2. Este sistema de bike sharing público cuenta actualmente con 375 smartbikes, 2 bicicletas para personas con movilidad reducida y cerca de 40 estaciones operativas, 2 de ellas inteligentes. Además, en breve el servicio contará con 20 bicicletas eléctricas, que se sumarán a la flota de bicis para dar cobertura a la zona alta de la capital grancanaria.

Las Palmas de G.C. ha apostado fuerte por la movilidad sostenible. Buena parte de este éxito se ha debido a la colaboración con NextBike, un socio tecnológico especializado en bicicletas urbanas con gran experiencia internacional, y a la creación de una marca atractiva y con gancho para el servicio de bicis públicas.

La empresa que desarrolló el branding, Silk Marketing, concibió una marca para potenciar la imagen de la bici como medio de transporte saludable, divertido y cosmopolita. La Sítycleta es fresca y dinámica; contagia alegría y energía. El nombre nace del juego de palabras “Sity” (City) y “Cleta” (Bicicleta): la bici de la ciudad. Incorpora un “sí” positivo: sí a la ciudad, sí al ciudadano, sí a la bicicleta. También hace un guiño al seseo canario y se pronuncia tal y como se escribe. La combinación de colores se inspira en la propia ciudad: el azul de la bandera canaria, del mar Atlántico, de la ciudad rodeada por el mar; el amarillo representativo de las islas, del sol, de la arena, de las playas capitalinas. El espíritu de esta marca representa los objetivos de la ciudad como destino turístico: Las Palmas de G.C. tiene uno de los mejores climas del mundo y aspira a liderar el ranking de las ciudades internacionales con mejor calidad de vida. La Sítycleta es una bici pública para una sociedad abierta, activa y participativa.

Con todo esto, las urbes españolas tienen un largo camino por recorrer para potenciar el ciclismo hasta el nivel danés. En Copenhage, el 62% de los ciudadanos usa la bicicleta para desplazamientos diarios. Queda mucho por hacer para alcanzar esta cifra, pero los resultados valen la pena. Las bicis transforman las ciudades para poder vivirlas mejor y disfrutarlas más como ciudadano y como visitante. 

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