Leí recientemente en un folleto turístico que los tres pilares de Reino de Aragón eran una catedral, Jaca; un castillo, Loarre; y un panteón, San Juan de la Peña. Los tres están cerca del Pirineo y en la provincia de Huesca. Los esquiadores pasan cerca en su camino a Formigal, Candanchú, Astún o Cerler, pero no son muchos los que se detienen a ver las joyas del románico que hay por la zona.
Tras la invasión musulmana, algunas comunidades cristianas buscaron refugio en las zonas montañosas del norte y conformaron ya desde el S. IX el condado de Aragón, que toma el nombre del río; pequeño territorio tutelado por el Reino de Pamplona, protegido del Imperio Carolingio. Los minúsculos reinos locales fueron unificados por Ramiro I (1035-1063), primer Rey de Aragón. Durante el reinado de su hijo Sancho Ramírez, se levantaron la mayor parte de las construcciones que vamos a visitar y que forman una acumulación de piezas románicas de las más importantes de Europa.
En Jaca, y dentro de la interesante catedral, se encuentra el Museo Diocesano de Arte Románico que fue reabierto en 2010 utilizando las más modernas técnicas museísticas en las que prima la explicación detallada de las piezas. El plato principal lo constituyen las pinturas murales arrancadas tras su descubrimiento en los años 60 y 70 en las Iglesias de la Diócesis. Las de Bagues, de finales del XI, constituyen uno de los conjuntos más amplios e importantes de la pintura románica europea. En el refectorio se puede disfrutar de una selección de pinturas arrancadas de los siglos XI al XVI y en las capillas claustrales, de tallas románicas policromadas y de alguna pieza gótica. Tan maravilloso museo recibe sólo 30.000 visitas al año, muy pocas de extranjeros, a pesar de encontrarse Jaca y San Juan de la Peña en el Camino de Santiago aragonés.
En la misma Jaca, en el convento de las Benedictinas, o Benitas, se encuentra el sarcófago de Sancha, también de finales del XI, el mejor de los sarcófagos románicos de Aragón. Sancha, hija de de Ramiro I y hermana de Sancho Ramírez, es un magnifico personaje que llegó a ser Obispo de Pamplona, tras haber dirigido un Monasterio de regla masculina (San Pedro de Siresa); aunque lo que yo encuentro más grandioso son los nombres de su madre, Ermisenda de Bigorra, y de su esposo, Ermengol de Urgel.
Camino de San Juan de la Peña, Agüero y Riglos, merecen un desvío para ver los majestuosos mallos, peñascos verticales de cerca de 300 metros de altura. También el inacabado templo de Santiago, edificio románico de planta basilical con tres ábsides construidos y tres naves proyectadas; Parece que el asunto le costó, hacia 1070, el cargo y la expulsión del Reino al Abad correspondiente.
San Juan de la Peña fue el Monasterio más importante de Aragón en la Alta Edad Media y en él se encuentra el Panteón Real. El impresionante escenario del enorme peñasco a cuya sombra está construido el templo queda realzado con el elegante claustro románico con capiteles del S XI en los que están representados una variedad de animales fantásticos.
En el mismo pueblo de Santa Cruz de la Seros, se encuentran dos interesantes Iglesias de la misma época: Santa María de la Seros y San Caprasio.
Siguiendo al sur y ya cerca de la llanura de la Hoya de Huesca -que pretendía controlar-, se alza el Castillo de Loarre, construido por Sancho III el Mayor de Navarra entre 1020 y 1035, obra cumbre de las fortificaciones románicas españolas y Monumento Nacional desde 1906. Nunca llegó a tener uso militar al avanzar la Reconquista, pero ha encontrado utilidad como escenario para el cine en series como Juego de Tronos o en películas como ‘Kingdom of Heaven’ (El Reino de los cielos), de Ridley Scott.
La majestuosidad del lugar es muy adecuada para oportunidad fotográfica que los abundantes turistas, y aquí si había extranjeros, no desperdician.
La dureza del clima y del terreno, cercano a la montaña, no es la adecuada para obtener una buena variedad de productos locales; el ternasco- cordero- y las migas son platos típicos. Sin embargo, los vinos son de calidad. Somontano ha sido y es una zona pionera en experimentar con variedades de cepas, en general procedentes de Francia, como Merlot, Chardonnay, o Cabernet, con buenos resultados y a precios más que aceptables.