El que una oferta culinaria, sea considerada un placer,
"Un deleite para los sentidos"
(No solo para el gusto) es cuestión de elección:
Ante tanta información, variadas fusiones gastronómicas y la capacidad de consumir en la misma empresa o fuera de ella con las opciones de ‘para llevar’ o ‘recoger’, la posibilidad de que la carta ofrecida no genere o pierda interés y en consecuencia las ventas deseadas, es más que probable.
Primero la elección sobre qué ofertar...
- ¿Para quiénes es destinada la oferta? Quién es nuestro público, qué preferiría, qué le asombrará.
- Oferta variada y "con chispa":
- Que logre intrigar, sorprender, apetecer, sugerir.
Después, teniendo en cuenta que de muchos factores dependerá el éxito o la consideración de que es una oferta más, tendremos que pensar la elección idónea de:
- Manjar base. Producto, calidad.
- Guarniciones / Acompañamiento / Maridaje.
- Receta.
- Presentación. Emplatado, trinchado.
- El entorno, la sala, el servicio, la Atención al Cliente. (En el caso de que esa oferta sea para llevar o recoger: envases, complementos, evolución y comportamiento del producto y receta y elaboración en el traslado)
- El Marketing, la comercialización, la comunicación, lenguaje verbal y actitudes.
- Ofertas innovadoras o clásicas y cuáles.
Y por último y no menos importante:
Constancia, la capacidad de reflexión, análisis, propósito continuo de esfuerzo y mejora.
Por todo esto, y por la crisis del sector turístico y hostelero provocada principalmente por el Covid-19, mientras los clientes, que obviamente han bajado su nivel de consumo buscan y eligen las mejores opciones, para evitar decepciones, las empresas se ponen las pilas y realizan sus estudios de mercado y análisis correspondientes para mejorar su cuota de mercado y ser los elegidos.
El cambio es, no solo deseable, es necesario, e igualmente es posible lograr deleitarse.
*Luis Martínez Moreno es Asesor/Consultor, cliente incógnito y profesor de hostelería.