Opinión
Luis Riu: “Félix Casado ha sido los ojos y las manos de la familia Riu en la distancia”
Hoy quiero reconocer el trabajo de Félix Casado, consejero de la Zona Atlántica, que lleva la friolera de 48 años en la empresa
En la casa hemos tenido dos cosas muy claras desde siempre. La primera es que todos, empezando por la familia Riu, debemos predicar con el ejemplo, y esto aplica a muchos ámbitos de la vida y del trabajo porque se refiere a valores como el esfuerzo, la integridad y el respeto. Y la segunda es que es imprescindible rodearte de un buen equipo, de personas comprometidas que te acompañan y te ayudan a crecer.
Y lo más importante es que, según va creciendo la empresa, estas personas de confianza se convierten en tus ojos y tus manos en la distancia. Son los que han vivido la filosofía de la empresa y velan porque siga transmitiéndose a los trabajadores de todos los rincones del mundo. Sin ellos, a lo mejor RIU sería igual de grande que es hoy, pero sería un poco menos RIU. Y sin duda el máximo exponente de esta figura tiene nombre y apellidos. Hoy quiero reconocer el trabajo de Félix Casado, consejero de la Zona Atlántica, que lleva la friolera de 48 años en la empresa.
Félix Casado y la familia Riu: una relación de confianza que dura casi medio siglo
Félix entró en RIU en 1973 cuando en la empresa había menos de 600 trabajadores. Hoy somos casi 30.000 y a una buena parte de ellos los ha formado él directamente. “Cuando hago la presentación de presupuestos empiezo desde los orígenes. Aprovecho para recordar de dónde venimos, explicar la historia de RIU, para que entiendan hacia dónde vamos, pero sobre todo cómo hay que hacer el camino” cuenta Félix. De hecho, de todas las épocas que ha vivido en la empresa la que recuerda con más cariño son los inicios, cuando se trabajaba mano a mano con toda la familia. Desde Don Juan Riu y Doña María, mis abuelos, hasta yo mismo, que coincidí muy jovencito con él en la recepción del hotel Sofía.
De aquella época recordamos con cariño cómo la llegada de mi madre era la alegría del turno de noche. “La noche se hace muy larga, pero cuando oíamos los tacones de Doña Pilar Güell, y nos llegaba el aroma de su perfume, sabíamos que ya se acercaba el fin”. Mi madre llegaba para organizar el trabajo de las camareras de piso, salidas, entradas, cambios de sábanas… serían las 5.00 o 5.30 de la mañana cuando empezaba a pasar por todos los hoteles.
Félix es un libro vivo de hostelería. Es el que más sabe de Operaciones de la casa, y eso es mucho decir, considerando que todos nos dedicamos al mismo negocio. Ha vivido todas las épocas de esta empresa trabajando desde abajo, desde que empezara como ayudante de recepción, hasta llegar hoy a lo más alto del organigrama. Es un hombre de acción, siempre le verás en primera línea de lo que sea que tiene entre manos: aperturas, cierres, nuevos destinos, nuevos productos, reformas, protocolos… No hay proyecto que se le resista: eso sí, antes le tienes que convencer de que eso que quieres implantar o cambiar realmente tiene que ser así. Una vez le tienes de tu lado, será tu aliado más fiel. Es la persona más disciplinada, meticulosa y eficaz que conozco. Su equipo le sigue allí donde él vaya porque sabe mucho y se ha ganado su respeto a base de no dejarles nunca solos.
Felix Casado es un referente en el desarrollo del grupo RIU en Canarias
Pero sobre todo y ante todo, ha sido el referente en Canarias. Primero llegó al Riu Palmeras, que fue para él un gran salto por varios motivos. Primero porque fue su primer puesto como director de hotel y después porque llegaba desde la Playa de Palma, donde teníamos hoteles más pequeños, casi todos de 3 estrellas y de temporada. Llegó a Gran Canaria en febrero de 1988 con la idea de regresar a Mallorca a los dos años, y ya han pasado 32.
Para él fue un gran reto por muchos motivos. Para empezar, el simple hecho de llegar a la isla ya requirió un acto de valentía porque tenía un miedo terrible a volar. “La primera vez que Don Luis Riu Bertrán me llevó a Canarias para ver el Riu Palmeras tardé tres días en recomponerme. Me puse malo de verdad. Todos fueron a Fuerteventura y de mí tuvo compasión y me dejó quedarme en Gran Canaria recuperándome”, explica Félix todavía hoy sin reírse.
Pero más allá de la anécdota, Félix llegaba a un destino donde el hotel se operaba todo el año y donde se hizo una apuesta por la calidad muy fuerte. Como ejemplo recuerda que en aquel momento “se puso en marcha el anfitroneo, la figura del director mucho más cercano al cliente, el ir mesa por mesa y dedicar mucho más tiempo al cliente. Eso que hoy en RIU es estándar, en aquel momento supuso un cambio fuerte”.
De Córdoba a Mallorca, ejemplo de esfuerzo y superación en el sector hotelero
Félix vivía en Mallorca con su familia. De hecho, él había sido el primero en llegar desde Córdoba y tras él vinieron sus padres y hermanos. Originalmente, venían de Nava de la Asunción en Segovia y muy jovencitos se mudaron a Córdoba. Su padre era piñonero y un año se fue a la feria de Sevilla a vender y de allí enlazó con la de Córdoba y le fue tan bien, que allí se estableció. Se convirtió en una persona muy popular en la ciudad, “Pablito el piñonero” le llamaban. Félix se emociona cuando recuerda aquellos años, “vendía por los mercados, en los toros, en el fútbol… y así ahorró hasta que pudo dar la entrada para un piso al que trasladarnos desde el pueblo con mi madre y dos hermanos. Nos metió a todos en un buen colegio y siguió trabajando muy duro”.
Todos los que le conocen saben que Félix es un gran aficionado a los toros. Las reuniones con él están sembradas de metáforas taurinas, lo que pocos saben es de dónde viene esta afición. “Mi primer trabajo fue de botones en el hotel El Cordobés en 1967. El propietario era El Cordobés, que en aquel momento era el Ronaldo del toro. Era famosísimo. Antes que ir a la mezquita, los fanáticos venían a visitar su hotel que estaba decorado con carteles y trajes de luces. Era un 3 estrellas, pero muy lujoso, para la época, tenía servicios de 5 estrellas. Allí empecé con el oficio, pero pronto me di cuenta de que no había posibilidad de progresar”.
Una carrera que comenzó como botones en el hotel El Cordobés
Siempre con las cosas claras, habló con un cliente del que sabía que tenía hoteles en Mallorca y pactó con él llamarle en primavera para empezar la temporada y así acabó entre nosotros. En aquel entonces se hablaba mucho de gente joven que se iba a la isla a hacer la temporada. Había poco trabajo y venir a Mallorca era una buena oportunidad para muchos jóvenes. De hecho, mi abuelo Juan Riu se iba en invierno a algunos pueblos, sobre todo de Asturias y Jaén, a contratar a gente joven para trabajar. Se sentaba en el bar del pueblo con su cafelito y observando y charlando acababa formando el equipo que necesitaba.
“En 1970 me vine a trabajar al hotel Honderos como ayudante de recepción, que ya era un ascenso frente a la posición de botones que tenía en Córdoba. Llegábamos en barco, nos daban cama y comida porque no había ni vivienda suficiente por la zona, y se ganaba más con las propinas, ya que los sueldos en aquella época eran muy bajos. En el hotel conocí a mi mujer, que era la gobernanta, y desde entonces solo nos separamos unos meses cuando me fui a Gran Canaria”.
La primera oportunidad en RIU, de la mano de Luis Riu padre
Para entrar en RIU, Félix se fue un día al hotel Riu San Francisco, que fue el primer hotel de RIU en Palma, el lugar donde arrancó la historia de la cadena, a hablar con mi padre, Luis Riu Bertrán. Aquí también empezó a trabajar en RIU otro histórico del equipo, Rafael Expósito. En el Riu San Francisco, Félix pidió trabajo, pero no de ayudante de recepción, sino de recepcionista. Mi padre le dijo que le daba trabajo, pero que tenía que empezar desde abajo. Así que, sin ascenso, pero con la promesa de crecer, fue como entró en la cadena. Concretamente, fue en la recepción del Obelisco. “Y todo lo que me dijo Luis Riu fue verdad, que con esfuerzo podía hacer carrera. ¡Lo que no sabía es que iba a ser tan larga!”, bromea Félix.
De aquellos primeros años recuerdo muy bien la recepción del Hotel Obelisco. Mi padre tenía el despacho justo detrás y aparecía a cualquier hora. En aquellos primeros tiempos estábamos todos juntos: los abuelos, mis padres junto a históricos de la casa como el maestro Jaime Palmer, Guillermo Marqués o Antonio Balaguer. “Era un buen trabajar”, dice Félix. “Se vivía todo desde una mentalidad muy diferente. El trabajo llegaba de forma natural y uno lo sacaba sin más. Había mucho compañerismo. Yo hablaba con todos y de todos intentaba aprender”.
Trabajador, serio, ambicioso y un gran formador en RIU: así es Félix Casado
Hay cosas que no cambian y Félix ha sido siempre un hombre serio y muy ordenado. Y eso se nota hasta en el trabajo. Era correcto con el cliente, pero parco en palabras y gestos. Y fuera del trabajo era igual. A él le gustaba estar con su familia, hacer deporte y no era mucho de la fiesta. Igualmente, hicimos un gran equipo entre la gente joven de aquellos años que hoy se han convertido a su vez en históricos de la cadena como Alejandro Sánchez y Pepe Moreno.
El día que aceptó ir a Gran Canaria lo hizo porque sabía que allí estaba el futuro y porque a mi padre ¡no se le podía decir que no! Félix ha sido muy trabajador, pero también ambicioso, porque sin ambición nadie tiene ganas de asumir más y más responsabilidad. “Hubo muchos compañeros que prefirieron quedar en Mallorca donde al menos durante los meses de invierno puedes bajar el ritmo”, cuenta Félix.
En su caso, la mochila se ha ido cargando con los años hasta llegar a tener hoy 35 hoteles a su cargo. “He podido hacerlo porque mi mujer Mari Carmen me acompañó. Ella tuvo que dejar su trabajo y su vida para que yo pudiera aceptar los retos que me iban proponiendo. Sin su apoyo hubiera sido imposible”, cuenta Félix que todavía hoy se ilumina cuando habla de su esposa.
Me acuerdo de un día en el Riu Palmeras que Félix estaba muy mal. Hacía un mes que había llegado desde Mallorca y estaba muy muy triste, echaba mucho de menos a su familia y le dije ‘coge un billete y te presentas de sorpresa para el día del padre’, y así lo hizo. Félix me ha dicho luego que se ha acordado muchas veces de ese día. “Luis Riu me vio mal y me ofreció lo que necesitaba en ese momento. Y por eso he intentado hacer lo mismo cuando he tenido a personas a mi cargo, tener la sensibilidad y flexibilidad necesaria en los momentos que hace falta”, cuenta.
Un ejemplo para las nuevas generaciones de la familia Riu
Félix Casado es todo un ejemplo para las nuevas generaciones que empiezan a asumir ahora puestos de responsabilidad dentro de RIU. Hoy sus dos hijos, que también trabajan en RIU, son conscientes del trabajo que hace su padre y de lo que supuso entonces mudarse a Canarias y hacer esa gran apuesta.
Por suerte, mis hijos Naomi Riu, directora financiera del grupo, y Luis Riu Rodríguez, miembros de la cuarta generación de la familia Riu, han estado a su lado para recibir formación. Han visto al hombre de acción que está al frente de las operaciones de Canarias, Península, Cabo Verde, Marruecos y pronto Senegal y han podido aprender de él. Su carnet de identidad dice que tiene edad de jubilarse. Su actitud y fortaleza dicen lo contrario. El día que lo decida, dejará una buena cantera, pero de momento, nos queda Félix Casado para rato. Y no en la barrera, estará en el centro del ruedo.
*Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Luis Riu, CEO de RIU Hotels & Resorts, y se reproduce con su consentimiento.
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