Rafael Expósito visitó Mallorca en febrero de este año. Cuando nos vimos y recordamos algunos de nuestros mejores momentos juntos, no teníamos ni idea de que ya teníamos prácticamente encima la gravísima crisis sanitaria y económica que ha causado el Covid-19. Una vez más, estos momentos de dificultad me han servido para apreciar el gran equipo que tenemos en RIU. Una persona capaz y de confianza tiene un valor incalculable. Y sin duda, Rafael es una de ellas. Por eso hoy le quiero dedicar este post, para que sirva de pequeño homenaje y reconocimiento.
Una vida entera. La trayectoria de Rafael Expósito en la cadena empezó en marzo de 1971, hace 49 años. Entró siendo un chaval, tenía tan solo 14 años cuando llegó a Mallorca, y hoy es nuestro máximo responsable en México, el mayor de nuestros destinos internacionales con 20 hoteles y más de 10.000 empleados.
Pero no solo es trabajo. Rafa y yo hemos compartido también mucha vida. Cuando un profesional del sector hotelero sale de casa, de su entorno, los compañeros se convierten en más que amigos. Es una segunda familia. Y eso es lo que nos ha pasado a Rafa y a mí, primero en Canarias y luego en Punta Cana. Juntos hemos vivido los grandes hitos de esta casa, hemos compartido sudor y tensión, pero también muchas risas.
Riu San Francisco: punto de partida para una carrera profesional de 45 años
Cuando nos conocimos, la diferencia de edad era marcada. Yo tenía 10 años y correteaba por el hotel Riu San Francisco cuando él entró a trabajar por primera vez. Hoy, esos cuatro años no son nada. Él llegó a Mallorca siguiendo a su padre y hermana que salieron de su Jaén natal buscando una oportunidad de trabajo. Quién nos iba a decir entonces que un día llegaría a ser el empleado más antiguo de RIU Hotels.
Desde finales de los ’60, salían trenes de las zonas rurales de Andalucía que iban llenos de personas en busca de trabajo a ciudades de Suiza y Alemania o quizá algo más cerca, a Barcelona. El padre de Rafael optó por Mallorca porque tenía aquí una prima que le aseguró que en verano había trabajo para todos.
“Aquí vino mi padre en 1970 con mi hermana mayor y para el año siguiente, también me trajo a mi. El plan era trabajar de marzo a octubre en el hotel y luego ir a hacer la temporada de recogida de la aceituna de vuelta en casa. Pero una vez que pasé aquí el primer verano, ya no quise volver. Tuve que ir a pedir permiso a mi madre en persona, y con su bendición, y una petición a Don Luis Riu Bertrán, para que “cuidara del niño”, me instalé aquí para nunca volver a Jaén más que de visita”. Así recuerda Rafa sus inicios en esta última visita, de las pocas que hace a las oficinas centrales de RIU en Palma.
Empezó fregando platos en el Riu San Francisco, y fue pasando por casi todos los hoteles de la Playa de Palma mientras subía de categoría: de subcamarero, a camarero, 2º maitre… y así, poco a poco y con trabajo fue subiendo mientras, sin saberlo, era testigo de los grandes hitos que han marcado la historia de RIU.
De Canarias a Punta Cana, grandes éxitos del equipo Luis Riu + Rafael Expósito
“Recuerdo que la apertura del Riu Bravo marcó un antes y un después porque fue el primer hotel de 4 estrellas. Fue un paso importante porque poco después fuimos a Canarias y allí dimos un salto en calidad con la apertura del Riu Palmeras y Riu Papayas que fue seguido poco después por la apertura del hotel Riu Palace Maspalomas. Fue un gran reto sacar adelante aquel primer hotel de la categoría Riu Palace, demostrar que con nuestra experiencia éramos capaces de dar un nuevo salto hacia arriba”, recuerda Rafael, que en aquel entonces ya llevaba 18 años en la casa.
Pero la época que los dos recordamos con más cariño es la de Punta Cana. Las cosas, para que salgan bien, hay que trabajarlas, pero también gozarlas. Y en Dominicana es cuando más hemos gozado. “Es que aquello no era trabajar, ¡era inventar!” completa Rafa. “Por ejemplo, en el Riu Taino, primero de Dominicana, abrimos el piano bar con la carta de snacks que traíamos del Riu Palmeras en Canarias. Aquello fue un error. No era lo que el cliente buscaba en el Caribe. Yo propuse abrir un restaurante de pescados y mariscos. Y Luis dijo que sí, muy bien, pero lo montas con lo que tienes y si funciona, ya veremos. Hicimos una parrilla con un bidón, pedimos prestada una barca para presentar el pescado fresco… abrimos con pocos medios y mucha imaginación y a la hora ya lo habíamos vendido todo. Claro, al poco, ya pudimos poner un restaurante en condiciones”.
Una relación basada en la confianza
Allí es donde se forjó la relación de confianza que nos une. Nos conocemos muy bien y si no nos entendemos con una mirada, entonces recurrimos a una experiencia pasada. ¿Qué hacemos, como aquella vez, con este o aquel caso? Sí, perfecto. Ya nos hemos entendido. Ese nivel de confianza es muy difícil de conseguir. Se da con muy pocas personas en la vida y es a base de muchas experiencias.
Y no porque Rafael Expósito tenga un carácter fácil con el que todo fluye sin obstáculos. No. Que tiene su miga. Si algo no le parece, no te preocupes, que lo dice. Pero tiene la posición como para eso.
“Hombre, es que hay que tener carácter para tirar del carro. Si el alcalde no lleva el mando, el pueblo pierde el norte”, se defiende. De hecho, recuerdo una anécdota positiva que surge precisamente de un momento de tensión. En aquellos primeros años en Punta Cana el dinero era justo y cada peseta había que justificarla. Rafael cuestionó algunas cosas de la nueva discoteca que acabábamos de hacer y yo con la presión que estaba recibiendo, me enfadé bastante. “Ya era tarde y Luis Riu me pidió un plan de amortización para las 7.00 am del día siguiente. A menos 10 ya me estaba esperando en la escalera, y yo lo tenía bajo el brazo. Presenté un plan para recuperar la inversión de 45 millones de pesetas en 5 años, y la realidad fue que la rentabilizamos en 2. Allí, de nuevo, no era trabajar, era inventar: trajimos a las mejores bandas, la fiesta se hizo famosa y venían todos los hoteleros de la zona, también sus clientes, las marcas de ron patrocinaban los eventos… fue un éxito rotundo”.
Rafael Expósito, una trayectoria llena de grandes proyectos junto a la familia Riu
En Dominicana fue jefe de Compras y de Alimentos y Bebidas y durante esa época, además de haber estado en la apertura del primer hotel internacional, el Riu Taino, estuvo para abrir nuestro primer hotel Todo Incluido, el Riu Merengue de Puerto Plata, dos momentos que han marcado también la historia de RIU.
Durante un tiempo regresó a Palma como directivo en el departamento de F&B para finalmente ir de vuelta a Caribe. En México recaló cuando el destino estaba creciendo y necesitábamos una persona de confianza. Aunque en un principio tenía también la responsabilidad de Miami, Cuba y Jamaica. Cuando el volumen de habitaciones hizo necesaria la dedicación única, Alejandro Sánchez quedó a la cabeza del Caribe de habla inglesa, mientras Rafael se centraba en México.
Nueva York, la guinda del pastel
“Pero la vida me reservaba otra sorpresa. ¿Tienes ropa de invierno? Me preguntó un día Fernando García, Consejero Directivo máximo responsable de Operaciones en América. Así es como me nombraron delegado en Nueva York, a cargo de la apertura del primer Hotel en la ciudad. Aquello fue muy duro, pasamos muchos nervios, pero ha sido una guinda al pastel de mi trayectoria”. Quién le iba a decir a Rafael, cuando era un niño en los olivares de Jaén, que acabaría al frente de tal responsabilidad en medio mundo y finalmente en la emblemática ciudad de Nueva York.
Rafael Expósito: “En el trabajo hay que estar siempre en movimiento”
Hoy siente un gran orgullo de haber sido protagonista en todos estos proyectos ambiciosos, “¡que además han sido todos un éxito!” apunta. “Nunca me ha faltado el trabajo, pero tampoco nunca me ha sobrado. Luis Riu Güell siempre me ha apoyado y yo he dado el 100%. Hay que disfrutar lo que uno hace y, como empezamos a decir en Dominicana, en el trabajo hay que estar siempre en movimiento, friendo y comiendo, que es como está más rico”, ríe Expósito. “En esta casa hay oportunidades para los que somos trabajadores y desde mi posición sigo apostando siempre por el talento interno, porque el esfuerzo y la valía se premian con una buena carrera”, dice algo más serio.
Ha trabajado con todas las generaciones de la familia Riu y de todos ellos se ha ganado el respeto y el cariño. No me gusta sacar este tema, pero algún día llegará su jubilación. “Hombre, yo a veces pienso, ¿y qué voy a hacer yo en mi casa, parado? Pero siento que después de tantas horas, tantos viajes y tanta dedicación, le debo a mi mujer, a mi hija y nietos, y también a las amistades, que les dedique mi tiempo”. Eso dice Rafa, así que aunque sea solo de momento y por poco tiempo, esa pregunta queda sin respuesta concreta y tendremos la suerte de seguir contando con él. Algo que agradezco mucho, especialmente ahora que luchamos por salir de esta crisis sin precedentes.