Opinión
Los males del turismo de montaña en España
Técnicos, empresarios y administraciones deben buscar una nueva fórmula menos dependiente de la nieve que permita que el turismo de montaña brille
Mes de diciembre 2018 en el Pirineo Aragonés, la nieve, ese manto níveo que debería cubrir las montañas para goce y disfrute de los turistas, principalmente familias españolas con hijos y gente joven, se resiste en caer.
No llega para el Puente de la Inmaculada ni tampoco para Navidad, las pistas de esquí se ven obligadas a retrasar la fecha de apertura pese a los cañones de nieve artificial que no son productivos porque se enfrentan a temperaturas demasiado altas, las previsiones de reservas en alojamientos turísticos se resienten por las cancelaciones, los presupuestos marcados por las empresas obviamente no se cumplirán ante una situación que por desgracia se viene repitiendo periódicamente.
Esto no solamente supone una pérdida para el empresario, que ve el periodo de la temporada blanca recortado, sino una pérdida para el trabajador, que ve como se retrasa su incorporación a un puesto de trabajo de temporada que, queramos o no, finaliza una vez concluida la Semana Santa. A partir de entonces no importa ya la nieve que haya, el turista español apunta hacia la costa y el mar.
Sin la llegada de la nieve en el mes de diciembre son muchas las personas que deciden posponer su estancia en los Pirineos. Mientras la tendencia climática se dirige hacia una subida de temperaturas y a una disminución de los mantos blancos, buena parte del sector turístico de montaña ha apostado desde hace años por la reducción de costes en materia prima, reducción en la calidad de los productos, reducción de gasto en mantenimiento y conservación, la apertura tardía y el cierre temprano de establecimientos de temporada, la reducción en la inversión, la reducción del personal y la disminución de los periodos de contratación de los trabajadores del sector que ven su trabajo en el entorno rural cada vez más complejo.
Como los márgenes de beneficio se han visto reducidos, las estructuras departamentales se han recortado o directamente se han suprimido, hoteles sin jefes de departamento o sin directores/as, directores/as ejerciendo de gobernante/as, maîtres, encargados/as de mantenimiento y jefes/as de cocina, todo ello genera momentos de enorme tensión por la falta de personal cualificado al cuál se le exige, pero no se le forma.
Una deficiente estructura genera bajas laborales en plena temporada por sobrecargas de trabajo, falta de días de descanso, falta de conciliación familiar, cansancio, estrés y agotamiento del personal. Estas bajas son muy difíciles de cubrir porque el personal en la montaña es escaso en plena temporada cuando hay demanda.
Todo ello genera una oferta menos competitiva donde el servicio y la calidad se van deteriorando. Los clientes y sus familias, que han puesto toda su ilusión en pasar unos días inolvidables en la nieve, acaban sufriendo la masificación de un turismo concentrado en los meses de enero y febrero: colas, servicios lentos, personal desmotivado, escaso y poco cualificado son a menudo motivo de quejas y reclamaciones en un sector turístico que debería hacer una reflexión de cara al futuro y plantearse nuevos modelos para conseguir atraer más turismo al medio rural al margen de la nieve, ofreciendo una oferta más diversificada, mayor especialización, mayor formación del personal y una mejor calidad para satisfacción de todos los clientes.
Desde las diferentes partes involucradas se debería potenciar más y dar mayor visibilidad a destacadas iniciativas como la potenciación del comercio de proximidad (www.acomseja.com), el Camino de Santiago (www.jacajacobea.com), el turismo cultural de montaña (www.monasteriosanjuandelapeña.com), el arte románico (www.huescalamagia.es), el turismo ornitológico (www.birdingpirineos.com), las rutas turísticas en bicicleta de montaña (www.bikefriendly.es), las prácticas deportivas como el senderismo, la escalada, las carreras de montaña, la gastronomía, el hockey hielo (www.clubhielojaca.com), el patinaje sobre hielo, el curling y el esquí sobre hierba entre otros muchos.
Por el momento, roguemos para que este año 2019 la nieve cubra de blanco nuestras montañas a principios de diciembre.
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