Varios representantes de las empresas turísticas canarias han manifestado su deseo de desafección de la 'marca España' porque "da miedo". Francamente, lo que da miedo es este tipo de declaraciones que demuestran que el sector turístico, el que movía el año pasado el 36% del PIB canario carece de una estrategia y servicio de comunicación.
De entrada, parece como si se quisiera hacer una promoción despotricando de España como país 'apestado', cosa que me extraña muchísimo de quienes vienen esas palabras y que, además, confían en el turismo peninsular para salvar en los próximos meses algún segmento de la oferta alojativa. En segundo lugar, el problema no será España, sino las normas que se establezcan hasta que haya una vacuna para este coronavirus, pero incluso así, ya no será nada igual. Las normas y controles durarán mucho tiempo y no dejarán de estar presentes para no volver a sufrir esta catástrofe humana y este fracaso de la cooperación mundial en aspectos de salud.
Pero en relación con la marca canaria, los que han realizado estas declaraciones saben que nuestra marca se promociona desde hace años independientemente de la marca España. Con apoyo de Turespaña desde 2012 y reconocimiento de nuestras peculiaridades: No compartimos productos turísticos en la lejanía (toros, museos, gótico, románico, árabe, celta, flamenco (folclórico), o el AVE. Ni competimos en temporada. Es por ello que nunca una campaña turística española atrajo turismo a Canarias. Sí lo hizo el Centro de Iniciativas y Turismo con la revista 'Isla' (1945-1969) y el conde de la Vega Grande con la revista 'Costa Canaria' (1965-1977). Hasta la creación del Patronato Provincial de Turismo (1975), reconvertido en patronatos insulares. Posteriormente el Gobierno de Canarias asumiría las competencias (1985) y crea para ello las empresas Saturno y posteriormente -hasta la actualidad- Promotur, pero siempre con fondos propios, hasta que comenzó a recibir financiación de programas europeos y, más recientemente, de Turespaña.
O sea que en ese marco se realiza la promoción de un destino que es capaz de ganar premios en ferias y festivales. Sus establecimientos entre los más reconocidos mundialmente. Y unas islas que no tienen parangón en el mundo, como bien se sabe, incluso con el resto de España, por lo que quizás fuera más sensato decir que Canarias podrá y deberá realizar una campaña promocional propia (ya lo hacen algunas empresas e instituciones de las islas), coordinada y con un objetivo común: garantizar la seguridad de su población y de quienes nos visitan.
Incluso en esto de ser destino de salud contra la contaminación de la sociedad industrial, la salud por el clima, la seguridad para las gestantes de Centroeuropa huyendo de la radioactividad de Chernobyl... también nos habíamos adelantado a España, históricamente, como destino de naturaleza, salud y bienestar, desde tiempos inmemoriales, de leyenda...
Lo grave de esta discusión -fuera de lugar y sin sentido- es que se ponga el carro delante de los bueyes. No podemos estar hablando de campañas y de clientes por llegar en un plazo todavía no aclarado sin saber qué medios se impondrán en los aeropuertos y puertos, porque no se trata de que los hoteles y apartamentos se conviertan en bunkers de seguridad e higiene, sino que el acceso a las islas sea suficiente garantía para que el turismo que llegue (gradualmente y sin visos de que vuelva a ser una avalancha) tenga total garantía de vivir sin mascarilla durante unas jornadas en uno de los lugares con el clima más saludable del mundo.
Espero que los empresarios turísticos aprendan de esta experiencia y sean más pedagógicos cuando lancen propuestas a la sociedad.