Opinión

Perder la temporada de verano sería una completa calamidad

Nos marcamos una fecha clave para la reactivación turística: el 15 de junio. No más tarde.

Hace ya algo más de dos meses que palabras como pandemia y confinamiento se han convertido en recurrentes en las conversaciones de todos nosotros. Términos que jamás hubiéramos querido pronunciar con tanta frecuencia y tras los cuales se parapeta una crisis sanitaria y económica que la mayoría de las voces coinciden en adjetivar como sin precedentes.

A la tragedia humana de la pérdida de 28.000 vidas, con todo el dolor que esa cifra encierra, se suma la depresión económica inherente a la paralización de la actividad productiva. Ahora que, afortunadamente, hemos doblegado la curva de la epidemia, y aunque el virus no se haya erradicado por completo –eso tardará, al menos hasta que se descubra una vacuna-, comprendemos que es preciso no dilatar más la reactivación económica. Porque no hay economía sin sanidad, pero tampoco sanidad sin economía, y por ello es estrictamente necesario desarrollar un plan de acción que permita que las dos progresen en paralelo, buscando un equilibrio entre ambas que nos permita salir adelante.

El sector turístico ha tenido meridianamente clara la prioridad en estos meses: la salud. Y la sigue teniendo igual de presente. Por esa razón, la reactivación de la economía en general y del Sector en particular tiene como premisa el riguroso cumplimiento de los 21 protocolos higiénico-sanitarios establecidos. Diseñados en colaboración con el sector turístico, bajo la coordinación del Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) y adaptados a las particularidades de cada uno de sus subsectores. El sector turístico se ha involucrado desde el primer momento y está comprometido a las máximas garantías sanitarias para la tranquilidad y confianza de sus trabajadores y clientes. 

Hotel Meliá Palma Bay, uno de los hoteles medicalizados durante la pandemia

Desde la Mesa del Turismo estamos obligados a llamar la atención sobre la situación crítica en la que se encuentra este sector y reclamar que se le atienda de una vez por todas. Estimamos que las pérdidas acumuladas hasta finales de mayo alcanzarán los 40.000 millones de euros. La cifra se doblará, superando los 80.000 millones de euros a la altura del mes de agosto si no se reactiva el turismo de forma inmediata. Y podría situarse por encima de los 120.000 millones de euros a finales de año de no recuperarse la actividad totalmente. Esto equivaldría a estrangular una actividad que aporta más de 155.000 millones de euros al PIB nacional -el 12,5%- y que genera 2,7 millones de puestos de trabajo –el 14% del empleo del país-. Sin olvidar que el turismo es también responsable de una contribución a la balanza fiscal de 24.000 millones de euros y que el saldo de la balanza de pagos por turismo asciende a los 46.000 millones. No entramos en el impacto indirecto porque el perjuicio en cascada que recaería en otras actividades económicas sería, simplemente, devastador.

El Gobierno de Pedro Sánchez está en la obligación de apoyar sin fisuras al turismo, como se ha hecho también en otros países. Tenemos el ejemplo de Francia, que ha inyectado 18.000 millones de euros al sector turístico; o de Italia, que no solo ha ofrecido a las empresas turísticas incentivos fiscales, sino que ha movilizado un fondo de 5.000 millones de euros en bonos vacacionales para su población –fondo, por cierto, rápidamente agotado como prueba del deseo y la disposición de la gente por volver a viajar en cuanto se les permita-. También Alemania ha comprendido que debe reactivar el turismo y apuesta por establecer corredores sanitarios aéreos para que sus ciudadanos viajen a otros países este verano, mientras que a nivel interno fomenta el turismo doméstico con la fórmula de los vales.
 

Terraza en las calles de Córdoba

 

Sería un error absurdo obviar qué se está haciendo en estos países. Por todo ello, la Mesa del Turismo hace un llamamiento al Gobierno y al conjunto del sector –trabajadores, profesionales y empresarios- para reiniciar la actividad turística cuanto antes, ya que perder la temporada de verano sería una completa calamidad. Nos marcamos una fecha clave: el 15 de junio. No más tarde.

A mediados de junio el sector turístico español debe tener la posibilidad de activarse, dando las máximas posibilidades a sus ciudadanos para retomar los viajes y a todos los turistas extranjeros de disfrutar nuevamente de sus vacaciones en España, como están acostumbrados a hacerlo. Lo hemos dicho antes e insistimos: con todas las garantías sanitarias que estamos en perfectas condiciones de ofrecer, debemos volver a la actividad sin más dilación. 
 

Desde la Mesa del Turismo piden que se aplique un IVA reducido

En lugar de embarcarse en una nefasta derogación de la reforma laboral, que solo acarreará más cierres y despidos, el Gobierno haría bien en enfocarse en recuperar el pulso económico cuanto antes. Asimismo, esta reactivación debe acompañarse de medidas que la sustenten, lo que exige decisiones políticas urgentes. El sector turístico ha sido de los más golpeados en esta crisis y requiere un apoyo suplementario para minimizar la pérdida de tejido empresarial y de puestos de trabajo. La Mesa del Turismo entiende que hay 6 medidas que deberían adoptarse para reiniciar el turismo:

  1. En el ámbito laboral, una nueva prórroga de los ERTE. El Gobierno –acertadamente- ya los ha desvinculado del estado de alarma y los ha alargado hasta finales de junio, pero esto resulta aún insuficiente para resolver la problemática de miles de empresas turísticas. Es preciso que los ERTE se alarguen hasta final de año. De lo contrario, nos veremos obligados a afrontar graves problemas sociales derivados de que muchas empresas no podrán reabrir.
  2. En el ámbito financiero, revisión de facilidades en los créditos del ICO. Hay que tener en cuenta que muchos de los créditos concedidos vencerán entre marzo y abril del año que viene, pero muchas empresas no tendrán posibilidad de amortizarlos porque habrán visto mermada drásticamente su facturación. Las condiciones de estos créditos ICO tienen que tener en cuenta la realidad económica o las empresas no podrán hacer uso de ellos.
  3. En el ámbito fiscal, una tasa de IVA reducido del 7%. Aplicar una tasa del IVA reducido del 7% a todo el sector turístico ayudaría a mantener la competitividad de España. Países como Francia han recurrido a esta medida en el pasado para afrontar crisis de gravedad, llegando a bajar este impuesto directo hasta el 5%. Además, el impacto en las arcas públicas de una bajada del IVA turístico se vería compensado por el efecto multiplicador del turismo. Se sabe que por cada euro gastado en productos turísticos se generan 1,96 euros más en otros sectores de la economía española.
  4. Eliminar las tasas turísticas. Derogación de todas las tasas especiales, pues son medidas muy inadecuadas en las circunstancias presentes. Su suspensión ejercería, sin duda, un efecto positivo en la activación de la demanda.
  5. Restaurar la movilidad. Es absolutamente imprescindible fomentar la movilidad interna, reabrir las fronteras y facilitar la conectividad aérea. Solo así el sector turístico podrá volver a funcionar. La propia Unión Europea ha instado a sus Estados miembro a que reabran las fronteras a la mayor brevedad para que se reanuden los viajes. Italia ya ha anunciado que se abrirá el 3 de junio. España no puede retrasar esta decisión.
  6. Un plan de comunicación. Turespaña debe destinar los recursos suficientes a la puesta en marcha de un gran plan de comunicación. Urge trasladar un mensaje claro a los turistas extranjeros, que España es segura y que son bienvenidos. Como destino turístico, nuestro país se ha granjeado a lo largo de los años la confianza de millones de turistas que saben, por propia experiencia, de la calidad de su sistema sanitario. Debemos recordárselo y, sobre todo, reiterarles que son absolutamente bienvenidos.

EL TURISMO ES UNA “EMPRESA” DE LA QUE SOMOS ACCIONISTAS TODOS LOS ESPAÑOLES; una empresa que siempre nos ha devuelto con creces lo que hemos invertido en ella y que ha contribuido a la más pronta superación de otras crisis que hemos vencido, ganándose con méritos el apelativo de motor económico.

No le abandonemos ahora a su suerte.

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