La aviación comercial ha evolucionado hacia la eficiencia. En el modelo low cost, cada minuto cuenta: abordajes acelerados, tiempos mínimos en tierra, cambios de avión en rotaciones cortas y un servicio optimizado para cumplir itinerarios ajustados. Pero, en esta dinámica de rapidez, surge una pregunta clave: ¿se le está dando el tiempo suficiente a lo realmente esencial?
La seguridad no es una tarea que deba medirse con cronómetro. No debería tener un tiempo estimado ni limitado. Verificar los equipos de emergencia, realizar chequeos operacionales y asegurar que cada procedimiento se cumpla correctamente no es negociable. La presión del tiempo no debe llevarnos a minimizar detalles que podrían hacer la diferencia en una situación crítica.
Como tripulantes de cabina, vivimos este reto a diario. El ritmo acelerado exige máxima concentración, precisión en cada tarea y un compromiso inquebrantable con la seguridad, sin importar la presión operativa. Hacerlo rápido nunca debe estar por encima de hacerlo bien.
La aviación es un engranaje donde todos—tripulaciones, aerolíneas y reguladores—debemos velar por un balance adecuado entre eficiencia y seguridad. La optimización de tiempos es clave, sí, pero la seguridad no tiene atajos ni debería estar sujeta a tiempos medidos.
¿Qué opinas sobre este desafío en la aviación actual?
*Diego Ríos es ingeniero industrial y administrativo, así como tripulante de cabina e instructor especializado en operaciones aeronáuticas.