Mi nombre es Desireé Herrera, y soy estudiante del doble grado de Economía y Relaciones Internacionales. Tengo 21 años y aunque durante mi vida he podido visitar algunos países, recuerdo con especial cariño mi visita al país peruano.
El pasado junio tuve la oportunidad de viajar a Lima para competir en el Campeonato Mundial de Debate en Español (CMUDE), y sin duda, se ha convertido en una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Y es así por varios motivos.
El primero sería cuán sorprendente me resultó la ciudad, y no solo por su legado histórico, sino por la variedad de actividades que ofrecía. Pude lanzarme por las dunas del desierto de Ica y bañarme en el Pacífico con los leones marinos. Me sentí rápidamente en casa por la cercanía, simpatía y atención de sus gentes, siempre dispuestos a darte algún consejo o hablarte de su pasado histórico, por muy difícil que hubiera resultado. Pero desde luego, lo mejor que me dio poder ir hasta Perú a una competición de este tipo, fue la cantidad de personas provenientes de distintos países, en su mayoría, latinoamericanos que pude conocer. Las culturas, con sus respectivas comidas, alcoholes y músicas; sus acentos y dialectos; el distinto entendimiento de una misma actividad que nos unía.
Me di cuenta de que viajar te da eso, la oportunidad de descubrir olores que ni esperabas que existieran, de conocer personas que de otra manera no hubieras tenido la oportunidad de disfrutar, te sorprende siempre, porque ningún lugar es igual a otro, e incluso si repites destino, tendrá una esencia distinta. Podría hacer una eterna lista de todo lo que me aporta viajar, y en especial, lo que me aportó ese viaje, pero se podría resumir en que viajar te permite conocer y conocerte.