Cada año, plataformas de viajes y revistas publican listas sobre los “mejores destinos”, “hoteles más lujosos” y “restaurantes que no te puedes perder”. Estos rankings influyen en nuestras decisiones y pueden convertir lugares en fenómenos turísticos de la noche a la mañana. Sin embargo, ¿son realmente una referencia confiable o solo una estrategia de marketing?
Es innegable que estos listados generan impacto. Un restaurante que entra en los “50 Best Restaurants” ve su demanda dispararse, y un hotel catalogado como el “mejor del mundo” puede multiplicar sus reservas.
Pero, ¿quién decide qué es lo mejor? En muchos casos, los criterios son cuestionables. Hay acuerdos comerciales, invitaciones a críticos e incluso influencia de la publicidad.
No es casualidad que los establecimientos mejor posicionados sean los que han invertido en promoción dentro de esas plataformas.
Además, estos rankings son subjetivos. Lo que para un crítico gastronómico es una “experiencia sublime”, para un viajero común puede ser una decepción.
Los destinos turísticos considerados “imperdibles” a menudo están masificados y han perdido autenticidad debido a la sobreexplotación comercial.
El verdadero viajero sabe que las mejores experiencias rara vez están en listas. Se encuentran en restaurantes pequeños sin estrella Michelin, pero con comida excepcional, en hoteles familiares donde el trato supera cualquier lujo, o en destinos menos populares donde se puede disfrutar sin multitudes.
Si bien los rankings pueden servir como guía inicial, no deberían ser la única referencia. Es clave investigar, leer reseñas de viajeros reales y, sobre todo, explorar más allá de las listas establecidas. Viajar debe ser una experiencia personal, no una tendencia impuesta por el marketing.
*Ricardo Zapata García es Técnico y especialista en Turismo