A mediados de septiembre, el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, hizo un llamamiento a todos los hoteleros del país instándoles a que reabriesen sus establecimientos a partir del 1 de octubre. Para la nación caribeña la recuperación del sector turístico es crucial, ya que representa un 8% del PIB y el 67% de las exportaciones totales.
No obstante, esta reapertura no está exenta de dificultades para los hoteleros. En este sentido, existen numerosos aspectos, internos y externos, que podrían paralizar el arranque y es que República Dominicana es un destino vacacional diseñado, en sus principales polos turísticos, para funcionar con grandes flujos de turistas. Este factor podría obligar al país, dentro del contexto marcado por el Covid, a readaptar su modelo turístico con el fin de funcionar a medio gas.
Dificultades internas: la importancia de la economía de escala
Si hay un elemento que ha caracterizado la expansión de la hotelería vacacional en el mundo es la economía de escala. En una fábrica, a medida que la producción aumenta, desciende el coste medio del producto por unidad; en los hoteles el proceso es idéntico: cuantos más clientes se hospedan, más se diluye el impacto que tienen los costes fijos (personal, suministro eléctrico y de agua, mantenimiento, etc.).
Como contraposición a la hotelería urbana, que procura optimizar cada metro cuadrado basándonos en el coste de las superficies en las ciudades, en los macrocomplejos de 'sol y playa' la generosidad o incluso el "exceso" en los espacios se han convertido en su razón de ser, con ejemplos como los que se han desarrollado en destinos como El Gouna (Egipto), Antalya (Turquía) o Cancún (Quintana Roo, México). Sin duda, otro gran exponente de la economía de escala es el núcleo turístico de Punta Cana-Bávaro (cuenta con 95 km de costa), en la provincia de La Altagracia. En la situación actual de reactivación gradual tras la pandemia, marcada por ocupaciones bajas, el que era el mayor punto fuerte de estos hoteles se convierte en su talón de Aquiles.
Aquí recopilamos algunos de los principales inconvenientes que hacen que abrir con ocupaciones tan bajas como las actuales en Punta Cana pueda ser considerado empresarialmente como una equivocación:
- Costes electricidad: Mantener todas las áreas del complejo climatizadas es esencial para garantizar la comodidad de los huéspedes, y más en un destino en el que las temperaturas oscilan entre los 22º de mínima y los 32º de máxima. Esto supone un gran consumo de energía eléctrica y, consecuentemente, un gasto inasumible cuando el hotel no está lleno. Actualmente, el alto coste energético es uno de los aspectos que más preocupan a los hoteleros, que apuntan que los precios por kilovatio son muy altos, ya que el suministro eléctrico depende de compañías privadas que tienen la concesión exclusiva. No obstante, el gobierno dominicano podría llegar a algún tipo de acuerdo con estas empresas para reducir los costes de la electricidad, al menos mientras la situación sea como la actual. La alternativa —que los hoteles permanezcan cerrados con tal de no consumir— es peor para todos.
- Piscinas y lagos artificiales: Pese a que la ocupación sea baja, se tendrían que llenar todas las piscinas de los complejos —que en algunos casos superan la decena—. Dejarlas vacías supondría, además de un impacto visual negativo, un peligro para los huéspedes que podrían llegar a caer dentro. Por todo ello, hay que asumir un gasto tanto en bombas (electricidad) como en productos químicos, vigilancia, limpieza, etc.
- Personal: Una gran partida de los gastos se destina al personal. Hasta ahora, los trabajadores han estado amparados por el Programa del Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE), cuya vigencia comenzó el 2 de abril y terminará el próximo 31 de diciembre. Este programa permite suspender a los empleados, que siguen recibiendo parte de su sueldo gracias a la ayuda del Estado, siendo un mecanismo similar a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. Pero ¿qué ocurrirá a partir de diciembre y las ocupaciones siguen bajas? Solo habrá dos alternativas: prolongar el FASE, lo que supone un gasto superior de dinero público, o que los hoteleros se vean obligados a despedir definitivamente a los trabajadores que no puedan incorporar.
Fuentes consultadas por Tourinews afirman que el control epidemiológico entre las plantillas tampoco supone un gran desafío, ya que hasta el momento no se han registrado casos de Covid-19 entre los empleados pese a que se les somete a pruebas de forma constante. De hecho, este proceso será cada vez más fácil conforme se vuelvan más fiables y económicos los test rápidos.
- Experiencia reducida: Con el paso de los años, el concepto de turismo experiencial ha ganado terreno. Los hoteles ya no venden estancias, sino algo más allá de lo medible, pero ¿cómo abrir un resort parcialmente y seguir ofreciendo una experiencia completa al cliente?
Dificultades externas: El toque de queda
- Toque de queda: En un esfuerzo por frenar el Covid-19, el gobierno dominicano estableció un toque de queda que está activo desde el 20 de julio. En el caso de La Altagracia, se aplica de lunes a viernes de 21:00 horas hasta las 5:00 de la mañana y los sábados y domingos de 19:00 h. a 5:00 de la mañana. Impide circular por la vía pública a no ser que se trate de una emergencia o por motivos laborales. "¿Cómo vas a dar tranquilidad con un toque de queda en el destino que impide estar en la calle a partir de las 19:00 horas los fines de semana? ¿Cómo vas a transmitir a los turistas calma si la policía está haciendo detenciones en la calle?", se preguntan algunos hoteleros consultados por Tourinews y proponen que habría que eliminarlo, al menos en las zonas turísticas. "Si no damos tranquilidad, no hay turismo", destacan.
- Capacidades: Y tampoco habrá turismo si no se fletan vuelos que nutran de visitantes a los macroresorts. A diferencia de los destinos urbanos, los vacacionales dependen en gran medida de los touroperadores, que llevan a los clientes al destino, asumiendo riesgos, bien con aviones propios o con vuelos charteados. En este caso ocurre algo similar a los hoteles: si no hay aviones llenos, no es rentable. Así, el destino, los hoteleros y los TT. OO. deben trabajar de forma conjunta para generar grandes flujos de turistas que hagan la actividad sostenible. En este sentido, sí que hay buenas perspectivas y es que, David Collado, ministro de Turismo confirmó que estaban trabajando para garantizar plazas de avión rumbo al destino: “Hemos tenido conversaciones con los más grandes turoperadores, como es el caso de Alex Zozaya, CEO de Apple Leisure Group, con quien estamos cerrando una negociación con todo el sector privado. Se están garantizando de aquí a diciembre 9.000 asientos adicionales que serán cubiertos el 50% por el Ministerio de Turismo y el 50% por el sector privado, pero si llenamos esos nueve mil asientos adicionales a las rutas que ya tenemos, el sector público no tendrá ningún riesgo, ni ningún costo”, afirmó recientemente.
- Cuarentenas en los países emisores: Es difícil convencer a un turista para que viaje a la República Dominicana si posteriormente, al regresar a su país, tiene que guardar una cuarentena de 14 días. "Nadie va a venir una semana de vacaciones si luego tiene que tomarse otras dos para estar en cuarentena", explican hoteleros a Tourinews. Es un inconveniente que afecta a un mercado como Canadá, el segundo en importancia para el país tras Estados Unidos. Así, es muy importante que se trabaje para eliminar o reducir al mínimo mediante el establecimiento de corredores turísticos sanitarios entre Toronto y Punta Cana, por ejemplo. De forma similar, también se tendría que acordar con países de Europa.
Apuesta del Gobierno
El nuevo Gobierno ha apostado por el turismo como locomotora del país. De hecho, nada más comenzar la legislatura, los principales representantes del Ejecutivo han emprendido una gira por toda la geografía dominicana con el fin de conocer la situación actual, mantener encuentros con las principales asociaciones y empresarios del sector y dar a conocer sus planes de desarrollo turístico. Varios son los ejemplos que refuerzan esta estrategia, como las visitas de prospección turística a Miches, Puerto Plata y Pedernales, apenas unas semanas tras la formación del nuevo gobierno.
De la misma manera, el nuevo gobierno, en su afán por reforzar su línea de trabajo en el sector turístico, también ha apostado por el reclutamiento de tecnócratas del turismo, como es el caso de Joel Santos, empresario hotelero y expresidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana (Asonahores), que ocupará el cargo de Asesor Turístico del Presidente.