Opinión
El muro de la amabilidad: 'The wall of kindness'
Una de las cosas que mueven el mundo es la solidaridad y en los momentos difíciles hay personas que realizan acciones que promueven la ayuda al más necesitado en todas las partes del mundo
Una de las cosas que mueven el mundo es la solidaridad y en los momentos difíciles hay personas que realizan acciones y crean movimientos que promueven la complicidad de la ayuda al más necesitado en todas las partes del mundo.
El que quiera tener una cura de humildad en estos tiempos que aproveche para ayudar en un comedor social, en un almacén embolsando comida o enseñando a leer a los más pequeños en los barrios desfavorecidos.
El muro de la amabilidad ha sido puesto en valor en muchos países, pero en Suecia ya hay pequeñas empresas privadas que van más allá para ayudar a los que más lo necesitan.
El invierno está aquí, el peor período para todas las personas sin hogar. En un entorno ya difícil, los próximos meses serán casi insoportables.
En Suecia, concretamente en Uppsala, un lugar turístico y universitario por excelencia, Widerlöv & Co, en colaboración con Uppsala Stadsmission, ha erigido una pared en el exterior de su oficina. Con la llamada «Toma una chaqueta si la necesitas – Regala una chaqueta si tienes más» debemos dar más a quien lo necesita, dando la oportunidad de evitar que personas se congelen durante los meses más fríos del año.
La idea proviene originalmente de Irán y se ha visto en muchos otros lugares de Europa. Ayuda a un ser humano a mantenerse caliente este invierno.
Casi todos los meses en nuestra familia preparamos unas bolsas con ropa que no usamos, que nos queda pequeña, que esta todavía nueva y que puede que mucha gente la pueda utilizar. Depositamos la ropa en contenedores de ropa de diferentes partes de la ciudad. Si mucha gente hiciera el mismo gesto de amabilidad o gentileza, daría una oportunidad a las personas necesitadas a poder vestir una prenda de abrigo cuando más lo necesitan.
Habría que ir más allá. Habría que, tanto a nivel público como privado, crear espacios efímeros, localizados siempre en el mismo lugar, donde, como si de un gran almacén al aire libre se tratara, aquel que lo necesitara pudiera ofrecer una segunda oportunidad a la ropa que no necesita y dar un valor a la gente que apenas tiene medios para tener una comida caliente al día.
Hay gente inspiradora como el premio príncipe de Asturias José Andrés con 'World Central Kitchen', donde una organización independiente sin ánimo de lucro dedica su tiempo, su trabajo y su esfuerzo al abastecimiento de comidas en todo el mundo después de los desastres naturales.
Fue fundada en 2010 por el chef José Andrés para responder a la escasez de alimentos y ya es todo un referente como lo es en Francia los 'Les Restos du Cœur', una fundación sin ánimo de lucro compuesta por una asociación nacional francesa y 113 asociaciones departamentales, cuyo objetivo es distribuir comida gratis a los más desfavorecidos. Su fundador fue Michel Colucci.
El humorista y actor Michel Colucci, más conocido como Coluche, lanzó la idea a principios de 1985. Los primeros restaurantes abrieron el 21 de diciembre de ese año y se multiplicaron por todo el país. El objetivo de los fundadores era ofrecer 200.000 comidas por día. 8,5 millones de comidas se distribuyeron en ese primer invierno.
En febrero de 1986, Coluche reveló un estudio al Parlamento Europeo, donde decía que cuesta más almacenar los excedentes de comida que distribuirlos gratuitamente a los pobres. Por ello, hizo la petición de que los excedentes almacenados se liberalizaran, consiguiendo que en 1987 se abrieran a cuatro asociaciones: 'Secours populaire', Cruz Roja, los Bancos de Alimentos y 'Les Restos du Cœur'.
En España hay grandes multinacionales que crean estructuras de ayuda voluntarias a nivel privado como 'AXA de todo corazón', cuyo plan de voluntariado corporativo tiene como finalidad facilitar la movilización del talento, tiempo y energía de la plantilla de su empresa en favor del desarrollo social de las comunidades donde la empresa opera.
Para ellos, ser voluntario significa dedicar tiempo de forma consciente, gratuita y estable a las necesidades de otras personas y a la mejora de la sociedad. Siendo voluntario colaboras en el desarrollo de tu comunidad, facilitas tu crecimiento como persona y comprendes mejor la realidad, a las personas y a ti mismo.
También hay asociaciones en sector turístico, como la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH), donde todos los años por navidad se realizan almuerzos en establecimientos de la asociación para familias sin medios económicos, y donde todos los asociados han colaborado donando bolsas de alimentos solidarias para gente desfavorecida. Los directores de los hoteles se ponen el delantal para ofrecer una cena de Navidad a todos aquellos que nunca podrán soñar con un mantel de hilo, una copa de cristal de bohemia, cubiertos de alpaca y un menú de príncipes.
En estos tiempos tan convulsos, en los que hay gente radical que no permite la convivencia en los colegios por no querer compartir una lengua y en los que todo está politizado, es cuando es más necesario sacar lo bueno de cada persona y compartirlo.
Cosas tas sencillas como poner un plato más en la mesa el día de Navidad, el día de Acción de Gracias o en la Fiesta del Cordero, para alguien que está solo, lejos de su familia o sencillamente para gente que lo necesita y no puede pagar una comida son acciones que hacen magia en todas las personas.
Que todo el mundo tenga un abrigo, que a nadie le falte un plato de comida y que, poco a poco, el virus del Covid-19 vaya desapareciendo y ganemos la batalla en este gran mundo global donde siempre hay gente buena y gente que necesita ayuda.
Recuerdo todavía el aeropuerto con una pista de tierra de un país africano, donde fui por motivos de trabajo hace ya muchos años, y donde antes de embarcar, a pie de la escalerilla del avión, todos los compañeros del viaje nos miramos, llamamos al guía que nos había acompañado y le ofrecimos nuestras maletas con todo su contenido.
Salimos del país con la ropa puesta y nuestros pasaportes en la boca. El resto no lo necesitábamos, y con aquello que dejábamos allí, una familia podía vivir más de un año. Dos de las personas de aquel viaje ya no están con nosotros, pero estoy convencido de que estén donde estén, saben que hicimos lo correcto.
Nada te hará más feliz que ayudar a los demás. Te hará sentir vivo.
Feliz Navidad.
*Jesús Menéndez López es CEO de Hotel Mystery Guest. Cuenta con MBA en Gerencia y Dirección hotelera por la Universidad Politécnica de Madrid y ha realizado estudios en UCC (University College Cork, Irlanda).
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