Opinión
La nostalgia de Tivoli World: Un ícono en disputa
“Revivir momentos que jamás pensó que volvieran a pasar… junto al mar en la Costa del Sol allí le espera Tivoli”
“Revivir momentos que jamás pensó que volvieran a pasar… junto al mar en la Costa del Sol allí le espera Tivoli”. Es imposible empezar de otra manera cuando la melodía de la infancia de uno resuena bajo ese sentimiento llamado nostalgia. Tivoli World, ese parque de atracciones que cada verano era cita obligada para cualquier niño, especialmente si vivías en Benalmádena, se ha convertido (tristemente) en el protagonista de un documental dirigido con extraordinario tacto por los periodistas Lucía Muñoz y Sergio Rodrigo.
Fue uno de los protagonistas del documental, el doctor en Turismo Alfonso Cerezo, quien en una charla distendida en el Tenerife Global Summit me avisó de la fecha de proyección en mi querido Cine Albéniz de Málaga.
Desde las primeras imágenes, viajé a un pasado lleno de emociones encontradas y recuerdos grabados a fuego entre jardines bien cuidados, fuentes luminosas, Supertivolinos, coches clásicos, conciertos de los superventas de los ochenta, perritos calientes en la plaza del Oeste o la, para mí, temida Montaña Rusa.
Metafóricamente, no podría haber un nombre más adecuado para describir la situación legal y el estancamiento en el que se encuentra el parque de atracciones, otrora un motor económico turístico inconfundible de la Costa del Sol. Mientras dos empresarios se disputan la propiedad real de Tivoli, los trabajadores del parque están atrapados en una situación que pone en entredicho la capacidad de nuestra administración pública para resolver estos problemas con celeridad.
Tivoli World es, sin duda, un bien de interés general, aunque parece que no todos lo ven así. Una de las quejas más dolorosas proviene de los empleados que, de manera altruista, cuidan, vigilan y sostienen el parque con sus propios recursos, enfrentando su deterioro. Ellos lamentan la falta de apoyo de los vecinos de Benalmádena, y honestamente creo que tienen razón. No estamos siendo agradecidos por lo mucho que Tivoli ha significado y todavía puede significar para el municipio. Desde aquí ofrezco toda mi experiencia profesional al alcalde Lara para ayudar en lo que sea posible a mejorar esta situación. El documental tiene esa fuerza conmovedora que invita a aportar un granito de arena que, junto con otros esfuerzos, pueda poner fin a la situación crítica que Tivoli vive desde hace casi cuatro años. Sería una bonita iniciativa que el Ayuntamiento de Benalmádena proyectara este documental en el auditorio de su recinto ferial, como un respetuoso homenaje a trabajadores como Juan Carmona, que duermen en el parque para protegerlo de los vándalos y amigos de lo ajeno.
Por otro lado, destaca la inacción de las administraciones y de los propios interesados en el problema. El conocido empresario cordobés Rafael Gómez, alias “Sandokan”, da su versión sin esconderse en el documental. Sin embargo, no sucede lo mismo con la otra parte, cuya perspectiva es necesaria para entender la casuística. Nadie del grupo inmobiliario Tremón, encabezado por Hilario Rodríguez, participa en el documental y se echa de menos.
Así que, mientras los medios de comunicación mencionan ocasionalmente el interés de algún grupo inversor; mientras la Justicia sigue su lento curso; y mientras alcaldes durante sus legislaturas intentan desenmarañar la problemática del parque, una generación se está quedando sin disfrutar lo que otras disfrutaron: un parque de atracciones singular que durante décadas llenó de ilusión y diversión a niños que hoy son adultos. Como se lamenta el bueno de Alfonso: “Me duele no poder llevar a mi hijo a pasar un día en Tivoli”. Esperemos que la letra de la melodía de Tivoli se cumpla.
* Manuel Rosell Pintos es experto en dirección empresarial, marketing y turismo. Actualmente, es CEO de la consultora turística Abbatissa y la start-up hotelera Spot Hotels.
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