Podría también haber formulado una pregunta más abierta titulándola ¿Qué impide que exista el turismo sostenible y regenerativo? Pero esa no es la polémica que quiero desarrollar ahora.

La semana pasada hice este comentario en redes y, al mismo tiempo, lo expuse en la presentación de Atout France a los medios sobre 'Francia Destino Sostenible' y en ambas ocasiones admito que tuvo una gran repercusión; pero sobre todo, generó una mezcla de curiosidad, asombro y cierta inquietud, especialmente porque lo decía alguien que , en el 1993, escribió un libro titulado El Desarrollo Turístico Sostenible en el Medio Rural, en la famosa época turística del Plan Futures del Gobierno de España.

Primero debo explicar por qué creo que el turismo sostenible no existe y es debido a que no puede existir un producto o experiencia bajo esa concepción, ni tampoco creo que se compre o venda un turismo sostenible. Para mí no tiene sentido y lo que está logrando es confundir tanto al sector como a la sociedad o la demanda turística y, como consecuencia inmediata, la respuesta empresarial es un greenwashing cada vez más sofisticado y con mayor presupuesto. Estamos en un momento de competición entre el maquillaje y el lavado verde (greenwashing y green makeup, por si acaso).

Estamos en un momento de competición entre el maquillaje y el lavado verde"

Es obvio también que el efecto moda obliga a muchos actores a meterse en la cosa esta de ser sostenible, pero sin ningún interés o creencia, lo que agrava más la desconfianza y rechazo de marcas por parte de la opinión pública y por ende de los compradores-turistas.

Pero, para no quedarme solo con esto, quiero explicar que lo que realmente existe y lo que debería existir por conciencia, inteligencia y pragmatismo es el modelo de gestión sostenible del turismo, de los destinos, empresas, etc. Pensando en modelos de negocios competitivos y, por tanto, rentables, es preciso tener una proyección al menos a medio plazo y, mejor aún, a largo plazo para que perdure dicha actividad económica. Y claro, para ello es imprescindible saber manejar los recursos naturales y sociales, que son la base de la actividad turística.

El territorio, el entorno natural y social son la base de la existencia del turismo y por tanto el sector debería preocuparse mas por la salud o calidad de dicho ecosistema"

 

Su deterioro o mal uso actual, condicionará su futuro inmediato y posterior, por lo que la hoja de ruta de destinos y empresas debería de tener en cuenta esta concepción de sostenibilidad.

El territorio, el entorno natural y social son la base de la existencia del turismo y, por tanto, el sector (público y privado) debería preocuparse más por la salud o calidad de dicho ecosistema.

En definitiva hablamos también de la regeneración de dicho entorno, ya que en muchos casos es el primer paso para comenzar a ser sostenible. En muchos lugares, se está pagando una antigua política de mala gestión y, antes que nada, lo primero es regenerar, que es una obligación y una necesidad del destino turístico. Esto es algo muy diferente al ahora denominado turismo regenerativo que en muchos sitios lo identifican a que sean los turistas quienes lleven a cabo esa regeneración, algo que realmente me cuesta mucho creerlo, es decir que lo veo poco efectivo y menos probable, salvo segmentos turísticos y proyectos muy específicos y transparentes con un retorno de su inversión tangible.

Por eso difiero mucho de concebir la existencia del turismo regenerativo, lo que existe es un modelo de gestión que ante todo prioriza la recuperación del ecosistema, su renaturalización y, por supuesto, en muchos casos el entorno social.

Quizás, como contrapeso a esta imagen de expectativa positiva, hay que sobrepasar la influencia del comportamiento social de la demanda y de mucha parte del negocio turístico, a los que su modelo de negocio y su expectativa turística permiten la masificación o sobreturismo, ya que son capaces de convivir y, por tanto, es y será muy difícil de evitar.

Ni las tasas turísticas, que dudo mucho que sirvan para regular los flujos de turistas y excursionistas, ni la posible opción de diversificar visitantes a zonas menos congestionadas, pero muchas veces más frágiles o vulnerables, son una solución eficaz.

El modelo de gestión sostenible implica tener en cuenta la fragilidad y vulnerabilidad de los recursos de los que dependen los destinos y oferta turística"

Y, por otra parte, el efecto o resultado de la comunicación y posicionamiento de los atractivos turísticos conducen a la demanda para que siga con su deseo de acceder a dichos destinos frente a otros.

El modelo de gestión sostenible implica tener en cuenta la fragilidad y vulnerabilidad de los recursos de los que dependen los destinos y oferta turística así como su hinterland y por ello ante todo hay que recuperar o regenerar cuando el estado actual de dicho entorno no presente la calidad adecuada ni esperada.

En definitiva, el turismo sostenible y el regenerativo están logrando confundir a la demanda y ayudando a un oportunismo que va en contra de los propios objetivos de la sostenibilidad turística.

 

*Arturo Crosby es editor de Natour magazine.