Desde que en 2013 cambió la Ley de Arrendamientos Urbanos y nos sacó de los arrendamientos de temporada, en Canarias andamos descaminados o más bien no salimos de los Tribunales para hacernos respetar.
Ya no somos viviendas, dicen e intentan vendernos, sino una modalidad de alojamiento turístico. Pese a que cuando no están ocupadas por viajeros sí lo somos, de acuerdo a la Agencia Tributaria que nos limita así de la deducción de gastos. Los Tribunales, además, están fallando que no se nos pueden aplicar normativas de locales, ya que somos viviendas.
Para nuestros detractores también es un filón ya que, pese a que los datos son clarividentes, prefieren seguir con la gran mentira y nos culpan de la falta y el encarecimiento de viviendas para residentes. Para todos, y en especial para aquellos políticos amantes de repetir mantras, la Asociación Canaria de Alquiler Vacacional (ASCAV) repartió un estudio minucioso realizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 2019. Pero algunos evidentemente ni lo han mirado, bien sea por falta de tiempo, interés o, lo que es peor, pero a lo que tristemente estamos acostumbrados, complacer a algún que otro colectivo.
Como alojamientos turísticos reglados, evidentemente debemos cumplir todas y cada una de las exigencias municipales, insulares, regionales y fiscales. Y puedo asegurar que lo intentamos al máximo, pese a que en algunos lugares nos lo ponen más que difícil. Llevamos más de 4 años batallando para que se unifiquen criterios de los ayuntamientos y hemos llegado, incluso, a denunciar la situación al Defensor del Pueblo, pero no hay manera. No vamos a negar que el grueso de problemas nos los encontramos, como siempre y a pesar del cambio de color político, en la isla de Tenerife.
A ver, señoras y señores políticos, estamos seguros de que hoy por hoy nadie entendería que los criterios y exigencias para abrir un comercio o restaurante en Telde fueran diferentes a los que hay para abrirlo en Corralejo o La Geria, Chipude o Frontera, pero sí en Granadilla de Abona. Pues esto es lo que pasa con la vivienda vacacional.
Y llegó la pandemia y le dio un vuelco a nuestro panorama turístico en las islas.
De pronto, un proceso de cambios que se venía gestando lentamente en las preferencias de muchos viajeros se materializó en meses. La experiencia de viajar y alojarse en cualquier lugar de las islas, vivir en un entorno auténtico local y descubrir nuestra cultura y gastronomía con garantías de seguridad sanitaria e independencia dio un leve respiro a muchos propietarios de fincas, villas y casas aisladas.
Y nos llegaron los teletrabajadores "declarados" o "no declarados" como tal, foráneos buscando un lugar para sobrellevar con mejor clima las difíciles situaciones de sus países de origen. Ofrecemos viviendas con todas las comodidades, o incluso mayores, de las que disponen en sus países y al haber tenido que renunciar a sus vacaciones habituales, incluso gastan más en el alojamiento. Casas con piscina y amplios exteriores se ha convertido en una apuesta segura.
Nos quedamos, sin duda, cortos cuando hablamos de que más del 50% de nuestra ocupación ha sido debida a los teletrabajadores, ya que podemos hablar de los "declarados". Los que nos dedicamos al sector, sabemos y podemos denominar "no declarados" a aquellos que vienen con la familia y cuyos niños pueden tele-estudiar. Viviendas cómodas y amplias con buena cobertura wifi para que varios miembros puedan estar conectados por videoconferencia al mismo tiempo es la máxima exigencia.
Hablamos de un viajero de un poder adquisitivo de medio a alto, que busca un "hogar" lejos de su hogar para estancias largas y sabe valorar económicamente lo que recibe.
Esta tendencia es clara y está en pleno auge, no solo por la pandemia. Y detrás vienen las empresas que entienden que se puede teletrabajar, pero que también tiene que haber un lugar para socializar dentro de la empresa, donde compartir y generar ideas.
En cambio, las viviendas vacacionales en edificios o con espacios comunes quedaron en un segundo plano. No es buen momento para compartir ni convivir.
Y llegaron las ayudas para minorizar los efectos de la pandemia. Llegaron para algunos. Porque los propietarios de las viviendas vacacionales que no están dados de alta como autónomos, que no tienen por qué, y declaran a través del IRPF se quedaron con las manos vacías. Como si a ellos no les hubiese afectado el confinamiento y las restricciones. Para ser más exactos: como si no fueran una modalidad turística reglada y cumplieran con todas las exigencias habidas y por haber.
Aviso a navegantes: la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya se ha pronunciado al respecto y puede caer una lluvia de demandas nuevamente. Qué triste...
Los propietarios de viviendas vacacionales, como los gestores e intermediadores, solo nos hemos podido acoger a los ERTES y a pequeñas ayudas como autónomos durante el confinamiento, al igual que cualquier otro sector. Pero a nada más. De ahí que, transitoriamente, por tener el agua al cuello, el 20% de los propietarios no tuvieron otra salida que alquilar sus viviendas por larga estancia.
Las ayudas directas han brillado por su ausencia. ¿Acaso no es evidente que somos alojamiento turístico reglado? ¿Para lo bueno y para lo malo o sólo para lo malo? ¿Y las ayudas para el sector alojativo anunciadas para cuándo? ¿Y para quién? ¿Otra vez para los mismos de siempre? ¿Hasta cuándo vamos a aguantar antes de tener que cerrar y engrosar la creciente lista del paro con todo lo que conlleva?
A todo esto, se suman las promesas que no se cumplen. Promesas que se anuncian con titulares en los periódicos y no se materializan. Meses de espera sin recibir una contestación.
Pónganse de acuerdo: si somos alojamiento turístico reglado, que sea para todo, también para sentarnos en los Consejos Turísticos insulares y regionales. Porque, así como cumplimos con nuestras obligaciones, insistimos también en nuestros derechos. Curiosamente, Tenerife está cogiendo la delantera en este sentido.
*Doris Borrego es presidenta del Círculo Turístico de Canarias y de la Asociación Canaria del Alquiler Vacacional (ASCAV).